Sacerdote oficia con chaleco blindado

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El sacerdote denunció que el martes los líderes de Los Caballeros Templarios comieron juntos y que incluso “el gobierno lo sabía”. Le beso los pies a Peña Nieto el día que agarre a los jefes Templarios, ha dicho el cura.

El padre Gregorio López, encargado de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Apatzingán, Michoacán, oficia misa provisto de un chaleco antibalas para protegerse de cualquier atentado.

Como lo informa Ansa.it, esta medida fue tomada por el párroco debido a las constantes amenazas del crimen organizado.

El sacerdote denunció que el martes pasado los líderes del cártel de Los Caballeros Templarios: Servando Gómez, alias “La Tuta”; Enrique Plancarte, alias “El Kike” y Nazario Moreno, alias “El Chayo”, comieron juntos y que incluso “el gobierno lo sabía”.

Por ello consideró que la estrategia de enviar policías a Apatzingán y el resto de Tierra Caliente es una farsa, porque, dijo, los policías federales reciben su nómina del crimen organizado y el gobierno lo sabe.

El sacerdote también aseguró que los lugares en donde se encuentran los líderes de los Templarios son públicos y conocidos, pero ningún elemento de seguridad intenta apresarlos argumentando no tener órdenes para ello.

Le besos los pies a Peña si agarra a los Templarios

Desde hace 10 años inició la descomposición en Michoacán. Con la expulsión de grupos como “Los Zetas” y el cobijo de autoridades, es como “Los Caballeros Templarios” tejieron su dominio en Tierra Caliente donde prácticas tan básicas como ir a la escuela o a misa se han visto restringidas o forzadas a cambiar.

Para el sacerdote de Apatzingán, Gregorio López, la violencia que se registra en la zona es muy “grave e indignante” al vivir cientos de familias en una constante sicosis y temor, por el modo de operar de los criminales.

La realidad de este municipio y de toda la zona de Tierra Caliente no es ajena para él, se ha visto obligado a vestir un chaleco antibalas durante la homilía y a aceptar ser cuidado por guardaespaldas, ante las amenazas que el crimen organizado ha hecho en su contra, al decidir enfrentar a los delincuentes.

“Aquí ya sé cómo masca la iguana, cómo corre el agua, sabemos cómo está todo. Tenemos la fuente de la gente. Sabemos cuántos muertos y secuestros hay. Cuántos ranchos han robado, qué ministerios públicos, notarios y policías están con ellos. Sabemos la corrupción que hay en la Presidencia Municipal”, dice el sacerdote.

Y agrega: “Le digo a Enrique Peña que le beso los pies el día que tenga en la cárcel a Nazario Moreno, a Enrique Plancarte Solís y a Servando Gómez Martínez. No agarren al ‘Chiclano’ —en relación a Joaquín Negrete— él es el mil de ‘Los Templarios’. Agarren al 1, al 2 y al 3, y le beso los pies”.

Ante el panorama de inseguridad, 321 escuelas han cerrado y 3 mil 984 docentes de preescolar, primaria, secundaria, media superior y superior no han podido regresar a sus áreas de trabajo. La problemática se presenta en Parácuaro, Múgica, Coahuayana, Apatzingán, Lobmardía y Tancítaro.

Sofía Mireles, maestra de 40 alumnos de la escuela primaria Adolfo López Mateos en Apatzingán, Michoacán, dice que “miedo es la palabra”. Ella es parte de los 3 mil 984 docentes en suspensión de labores derivada de la inseguridad.

“El lunes por la mañana estábamos en la escuela, en clases y de pronto fuimos informados que los niños debían irse a sus casas de inmediato y desalojar; parece que los malosos pasaron avisando que despejáramos el área porque habría balacera, y la voz comenzó a correrse a todas las escuelas de la región”.., dice José Refugio Rivera Salgado, también profesor en Apatzingán y en Morelia, Michoacán.

“… Y es que los padres de mis alumnos, que tienen aproximadamente seis años llegan constantemente al plantel para sacar a sus hijos, porque escuchan rumores de que habrá una balacera… y a nosotros pues no nos queda otra más que dejarlos salir… agrega la profesora Sofía, casi al unísono.

A sus 46 años, el padre Gregorio López comenta que los testimonios de las personas que se han acercado a él lo han llevado a identificar y conocer la forma en que operan estos grupos.

“Una vez que ‘La Familia’, ahora ‘Caballeros Templarios’, se posicionó en el mercado de las drogas de Michoacán, comenzó una estrategia basada en seis ejes: social, político, intelectual, económico, laboral y en el ámbito de la aplicación de la justicia”, explica.

Esta estructura, refiere el padre, permitió que la organización tuviera la capacidad de acceder a circuitos sociales exclusivos para comenzar a inyectar dinero en comercios y empresas, todo ello bajo el respaldo de sicarios e integrantes criminales que trabajaban de la mano con las autoridades.

“Tienen la capacidad de decidir quién puede trabajar en el gobierno o hasta quién puede cortar limón. Ellos controlan todo, las autoridades no lo quieren aceptar”, dice el padre.

El sacerdote reconoce que la lucha que decidió emprender en Apatzingán en cualquier momento lo puede llevar a la muerte.

El padre Gregorio dijo que el gobierno está en su derecho de proteger a las personas; sin embargo, lanzó un emplazamiento a las fuerzas federales para que restablezcan la seguridad o de lo contrario, llamará a los habitantes a luchar por su bienestar y seguridad.

“Respeto a las autoridades, pero por favor no hagan de esto un show mediático, trabajen y detengan a los criminales. En 2010 llegaron muchos y montaron un espectáculo, pero no cambió nada. Espero que esta vez sea diferente y cambien las cosas en beneficio de los habitantes”.

Fuente: 24 Horas y El Universal

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