Por José Gil Olmos
Es cuestión de tiempo y las manecillas del reloj caminan en contra del millonario líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, quien se ha convertido en símbolo emblemático de la corrupción del sistema político priista y de la descomposición de Petróleos Mexicanos de la que se ha servido para sus intereses particulares desde 1996.
Romero Deschamps es el representante de la sección 35 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que abarca Azcapotzalco, en la Ciudad de México, y Tula de Allende, Hidalgo, entidad donde ocurrió la tragedia del incendio de Tlahuelilpan el viernes pasado.
Este lamentable evento con 93 muertos y 49 heridos podría acelerar la salida de Romero Deschamps del STPRM y también el inicio de las investigaciones judiciales pendientes sobre la riqueza inexplicable que ha acumulado en 23 años al frente de la representación sindical.
Originario de Tampico, el poder de Romero Deschamps ha crecido bajo la egida del PRI del que ha sido cinco veces legislador: tres veces diputado federal (1979-1982, 1991-1994 y 2000-2003) y dos veces senador (1994-2000 y 2012-2018).
En la pasada campaña presidencial, se presentó un par de ocasiones en los actos del candidato del PRI, José Antonio Meade, a quien le reiteró su apoyo incondicional y el voto del sindicato petrolero. A pesar de este respaldo, el aspirante ciudadano con camiseta priista perdió.
En el 2000 Romero Deschamps hizo lo mismo con el candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida, a quien le entregó no solo el voto petrolero sino mil 500 millones de pesos de los fondos sindicales para su campaña.
En 2003 la Procuraduría General de la República inició un proceso judicial por el delito de peculado electoral, el famoso Pemexgate, el cual fue suspendido en 2006 por falta de pruebas y en 2011 cerrado de manera inapelable. Aunque la justicia no se aplicó a Romero Deschamps, en términos electorales el Instituto Nacional Electoral le aplicó una multa al PRI por mil millones de pesos.
Reflejo del desgaste del PRI, la figura poderosa de Romero Deschamps también ha menguado con el tiempo, ya no tiene el mismo control sobre el sindicato petrolero. Hay varios grupos disidentes que solo están esperando a que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador inicie las investigaciones judiciales para desconocerlo como su representante sindical.
Entre los grupos disidentes se encuentran el Movimiento Regeneración Nacional Obrero y Sindical (Morenos), Coalición Nacional de Trabajadores Petroleros, Gran Alianza Petrolera y el Frente Nacional Petrolero. Estas agrupaciones representan una buena parte de los 113 mil que forman el STPRM y que ya no están dispuestos a seguir apoyando a Romero Deschamps.
La cuenta regresiva del líder petrolero ya empezó. Su destino depende de la voluntad de López Obrador, si se atreve a aplicar la justicia en lugar del perdón. Hasta ahora Romero Deschamps no se ha presentado a la toma de nota del sindicato por parte de la Secretaría de Trabajo, pues según algunas versiones, se encuentra fuera del país para evitar las denuncias que ya se preparan en su contra.
Por cierto… El 18 de marzo entrante, en el 81 aniversario de la expropiación petrolera, podría ser la hora cero para Romero Deschamps, es una fecha propicia para anunciar una nueva etapa de Pemex y su sindicato.
Fuente: Proceso