Taylor Energy Company tiene hoy un solo empleado, pero sigue operando para cumplir una misión: combatir una fuga de petróleo en el Golfo de México que ha pasado mayormente inadvertida a pesar de que ha generado manchas aceitosas de kilómetros de extensión por más de una década. Expertos afirman que el derrame podría ser peor todavía, tal vez uno de los más grandes jamás registrados en el golfo, aunque no tanto como el de BP del 2010.
La empresa de Nueva Orleáns ha restado importancia al impacto de la fuga en el medio ambiente, diciendo que equivale a una cantidad de fugas y filtraciones menores que el Golfo absorbe rutinariamente.
Pero una investigación de la Associated Press ha encontrado evidencia de que el derrame es mucho peor de lo que Taylor —y el mismo gobierno— admiten. Confrontada con los hallazgos de AP, la Guardia Costera ofreció un nuevo estimado de la fuga que es unas 20 veces más grande que el que había reportado hace poco la empresa.
Los orígenes de la fuga se remontan a deslizamientos de barro generados por las olas del huracán Iván en septiembre del 2004. Ese fenómeno provocó el derrumbe de la plataforma de Taylor y dejó 28 pozos bajo sedimentos frente a la costa de Louisiana, a unos 145 metros (475 pies) de profundidad. Al no tener acceso a los pozos enterrados, es imposible tapar las fugas.
La Guardia Costera dijo en el 2008 que las fugas representaban una “amenaza importante” al medio ambiente, aunque no hay pruebas de que el petróleo de esos pozos haya llegado a la costa. Ian Mac Donald, profesor de oceanografía biológica de la Universidad Estatal de la Florida y quien fue llamado como testigo en una demanda contra Taylor, dijo que la mancha aceitosa “representa una amenaza sustancial al medio ambiente” y podría afectar a las aves, los peces y otras formas de vida marina. Pese a que invirtió decenas de millones de dólares para contener las fugas, Taylor dice que es imposible evitar totalmente las manchas.
La empresa presentó el año pasado ante reguladores federales una “solución final”. Aun cuando los detalles no han sido revelados, plantea que expertos y funcionarios gubernamentales coinciden en que “lo mejor… es no tomar medidas afirmativas” debido a los posibles peligros para el medio ambiente.
El gobierno permite que la empresa no difunda ciertas informaciones al amparo del secreto comercial.
“Taylor es otro gran ejemplo de lo que yo llamo un secreto comprometedor a plena luz del día”, afirmó John Amos, presidente de de SkyTruth, una agrupación que monitorea las manchas de petróleo por satélite.
Amos calcula que desde el 2004 se han derramado entre 1.1 y 5 millones de litros (300 mil y 1,4 millones de galones) de petróleo.
Los estimados del gobierno son mucho más bajos, de un promedio de 83 litros (22 galones) diarios en el 2008 a 45 litros (12 galones) en los cinco años siguientes. En un informe presentado ante los tribunales en febrero, Taylor aseguró que varios expertos habían llegado a la conclusión de que las manchas tenían un promedio de un litro (cuatro galones) diarios.
Sin embargo, un análisis que hizo la AP de 2.300 informes de contaminación emitidos desde el 2008 indicó que esas cifras no encajan con las versiones oficiales de que las fugas están mermando. Por el contrario, los informes revelan un fuerte aumento en el tamaño y el volumen de las manchas desde el 1ro de septiembre del 2014. Ese incremento se reflejó luego de que reguladores federales ofrecieron talleres para mejorar los estimados del tamaño de las manchas y comenzaron a enviar observadores a los vuelos de inspección.
Entre abril del 2008 y agosto del 2014, el tamaño promedio reportado a la Guardia Costera fue de cinco kilómetros cuadrados (dos millas cuadradas), con un volumen promedio de 41 litros (11 galones). Desde entonces, esos promedios diarios subieron a 20 kilómetros cuadrados (ocho millas cuadradas) y 344 litros (91 galones).
Cuando la AP presentó esos datos, la Guardia Costera dijo que el aumento obedecía a una mejoría en los métodos para estimar el tamaño y volumen de las manchas desde el aire, dando a entender que, efectivamente, el derrame había sido mucho más grande que lo reportado originalmente.
Los nuevos estimados de la Guardia Costera dicen que en los últimos siete meses se han detectado 60 mil litros (16 mil galones) de petróleo flotando en el mar. Eso es seis veces el estimado del 2013, que fue de 17 mil litros (4.500 galones) anuales, y 20 veces más grande que la cifra mencionada por Taylor en su presentación del 19 de febrero ante los tribunales.
Un vocero de Taylor desistió de hablar de las cifras presentadas por la AP.
Taylor vendió sus pozos y sus intereses en la industria del gas y el petróleo en el 2008, cuatro años después de la muerte del fundador de la empresa John Tylor.
“No es normal tener fugas como esta”, expresó Ken Arnold, consultor de la industria petrolera. “Todo esto me sorprende mucho. Normalmente estas cosas se resuelven mucho más rápidamente”.
Fuente: AP