Religión y turismo, de la mano en Nueva York

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La pantalla gigante muestra una cuenta atrás en formato cinematográfico. Al llegar al cero, los acordes de una guitarra eléctrica irrumpen con fuerza mientras la cantante entona “Holy is the name of Jesus…” (Sagrado es el nombre de Jesús). El espectáculo de rock y fe ha comenzado.

En cada uno de los seis servicios que ofrece todos los domingos, la congregación Hillsong de Nueva York llena por completo el aforo del Manhattan Center, muy cerca de los conocidos grandes almacenes Macy’s. En total acuden allí más de 5,000 fieles cada fin de semana, la inmensa mayoría jóvenes menores de 30 años.

En el escenario, junto a una cruz de luces de neón, un sofisticado sistema audiovisual con varias cámaras de televisión permite que los asistentes no se pierdan ni un detalle del espectáculo. Rodeado de una banda de música de 8 miembros más el coro, el pastor comienza su sermón mientras una guitarra eléctrica pone ritmo de fondo a sus palabras. Hoy habla de los principales problemas que sufren los miembros de lacongregación: deudas, cáncer… y adicción al sexo.

Cuando llega el momento de citar la Biblia, una gran parte del público -pulcro, urbanita, moderno y heterogéneo- saca su libro electrónico o su teléfono inteligente ybusca en él los versículos citados por su pastor. Casi al final de servicio, varios voluntarios reparten entre los asistentes unas cápsulas monodosis de plástico que contienen un pedacito de pan y una pequeña cantidad de mosto de uva y que, llegado el momento de la eucaristía, hacen las veces de hostia y vino consagrado.

Hillsong, una iglesia pentecostal nacida en Australia hace más de tres décadas, encandila cada semana, con su estética moderna y urbana, a más de 100,000 fieles de Sidney, Los Ángeles, Kiev, Londres, París, Estocolmo, Copenhague, Nueva York o Barcelona.

Su sello discográfico homónimo es el más importante de la cristiandad en el mundo, con 16 millones de álbumes vendidos en más de 60 idiomas diferentes. Y en abril estrenará el documental “Hillsong- Let Hope Rise” (Dejemos que surja la Esperanza), rodada, en parte, con videos caseros de sus seguidores interpretando la canción “Mighty To Save”.

Además, los servicios de Hillsong en Manhattan cuentan cada vez más con laasistencia de turistas que visitan la ciudad de los rascacielos, sumándose a otras emblemáticas paradas religiosas como las misas góspel del barrio de Harlem, la visita a las catedrales de San Patricio y San Juan el Divino o los paseos por los barrios de judíos ortodoxos.

“Las calles son un claro ejemplo de la mezcla de nacionalidades, culturas y religiones, que conviven con una armonía a veces asombrosa. La religión es muy visible enNueva York y se trata siempre con mucho respeto y democracia”, asegura el catalán Marc Tió, guía y responsable de la agencia de turismo Cap a Nova York.

Sus clientes solicitan sobre todo rutas con misas góspel, señala. Y sostiene que detrás del cliché de un grupo de afroamericanos vestidos con túnicas fucsias y cantando “Oh, Happy Day”, éstas cumplen una misión en el barrio de cada iglesia, prestando un servicio a la comunidad y ayudando a los más necesitados. “Esto llama mucho laatención a los turistas, que se dan cuenta que es menos un espectáculo y más un lugar de paz y confort espiritual”, subraya.

Fuente: NatGeo

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