Para salvar a su compañero de clase que fue deportado a México, los alumnos de cuarto grado confabularon un épico plan…
El que Rodrigo Guzmán, de 10 años, ya no pudiera estar con sus amigos y asistir a la Escuela Primaria Jefferson, parecía ser algo muy injusto para estos estudiantes. Por lo que elaboraron una petición en línea que recaudó 2 mil 788 firmas. Crearon una página de Facebook y postearon videos en YouTube.
Hicieron una solicitud al consejo municipal de Berkley y al Distrito Escolar, el cual promulgó resoluciones en apoyo a su causa. Se reunieron con la representante Barbara Lee (demócrata de Oakland) para pedirle si ella podía intervenir en el caso.
“¡Tenemos que luchar por los derechos de Rodrigo porque él no puede hacerlo solo!” dijo Kyle Kuwahara en una carta al presidente Obama. “Hoy le escribo a usted, en el día en que se conmemora el cumpleaños núm. 100 de Rosa Parks, para hacer lo correcto. El permitir que Rodrigo y su familia puedan regresar a su casa, con sus amigos de la escuela en Berkley”.
Pero a pesar de que la campaña de los niños “Bring Rodrigo Home” (Traigan a Rodrigo a casa) adquirió cierta velocidad, pronto quedó en claro que las cosa no se moverían con la misma rapidez. El sistema migratorio es muy complicado, se les dijo a los estudiantes. Había muchas agencias y políticos con muchas reglas que no parecían compartir su urgencia.
Preocupados de perder contacto con Rodrigo y que él perdiera las esperanzas, Kyle y su hermano gemelo, Scott, recurrieron a Minecraft, un video juego donde construyeron sus más fuertes lazos de amistad entre ellos.
Con la capacidad de crear mundos virtuales en Minecraft, uno de los más improbables éxitos de videojuegos en los últimos años, estos estudiantes pudieron crear un refugio para sí mismos y Rodrigo.
Hicieron un lugar con sus propias reglas, que da la apariencia de que su amigo está todavía al lado de ello y no a miles de millas de distancia. Un lugar donde los “Creepers” y los “Hombres Cerdo Zombies” se mostraban menos aterradores y confusos que en el mundo real de las fronteras, leyes de inmigración y visas creadas por los adultos.
Ellos podían construir “El Mundo de Rodrigo”.
“Simplemente queríamos tener la habilidad de poder pasar el rato en algún lugar con Rodrigo donde nada de esto importara”, dijo Scott. Entre más aprendíamos sobre inmigración, nos parecía cada vez más injusto”.
Rodrigo Javier Guzmán Díaz nació en la Ciudad de México, pero había vivido en Berkley desde que tenía 2 años. Sus padres, Reyna Díaz Mayida y Javier Guzmán Ponce, viajaron hasta aquí debido a que contaban con un extensa familia que vivía en el área. Díaz Mayida, quien fue educada como contadora en México, limpiaba casas. Guzmán Ponce trabajaba como cocinero en las fraternidades.
Esto hizo posible que Rodrigo pudiera asistir a la escuela Jefferson, una de las escuelas con los estándares más altos en Berkley. O al menos así lo fue hasta que el mundo que su familia había construido para él le fuera arrebatado el 10 de enero.
Rodrigo viajaba con sus padres a México para renovar sus visas de turista. En su camino tenían un vuelo de conexión en Houston, donde fueron parados por agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP).
Por razones que según la familia nunca les explicaron, sus pasaportes mexicanos y visas fueron confiscados. Les dijeron que continuaran rumbo hacia México, donde les tomaría cinco años, o más, para obtener nuevas visas.
Casi todas las pertenencias de la familia permanecen en Berkley. Rodrigo se encuentra, en esencia, exiliado en un país que es en gran medida muy extraño para él.
“Se muestra muy callado y triste a veces”, dijo Díaz Mayida en una entrevista vía Skype desde Cuernavaca, México. “Extraña a sus amigos y su casa en Berkley”.
Los oficiales de aduanas de los Estados Unidos se negaron a discutir el caso, haciendo referencia a las leyes de privacidad.
De regreso en Berkley, cuando el año escolar reanudó sus actividades tras las vacaciones de invierno, la maestra de Rodrigo, Barbara Wenger, estaba desconcertada por su ausencia. Después de varios días se enteró que Rodrigo y su familia habían sido deportados y que no regresarían a Berkley.
Fue responsabilidad de Wedger dar la noticia a sus estudiantes. Cuando les dijo a los niños lo que le había sucedido a la familia de Rodrigo, uno de los estudiantes hizo una pregunta que le rompió el corazón. Ella supo en ese momento que un poco de la inocencia de un niño se perdería a causa de la manera en que el mundo de los adultos funciona.
¿Qué es inmigración?”, preguntó el menor. Wenger respondió.
Durante el año escolar, el movimiento por los derechos civiles había formado parte del currículum de cuarto grado en la escuela Jefferson. Los estudiantes aprendieron sobre como las personas con muy poco poder se habían organizado para cambiar las cosas que ellos consideraban que eran injustas.
Para muchos de los estudiantes de Jefferson, sin importar lo que los padres de Rodrigo hayan hecho, o hayan dejado de hacer, no les parecía que fuera correcto que Rodrigo no pudiera estar con sus amigos en la escuela a la que había asistido por varios años.
Tras haber aprendido sobre las leyes de inmigración y haberse enterado sobre lo que le había sucedido a Rodrigo, Kyle y Scott Kuwahara les dijeron a sus padres que ellos y algunos amigos querían llevar a cabo una huelga de hambre en nombre de su ex compañero de clases.
En lugar de apoyar una huelga de hambre, su madre, Mable Yee, y otros padres de familia ayudaron a los estudiantes a canalizar su enojo para crear la campaña “Bring Rodrigo Home”, la cual adquirió una amplia atención en la Área de la Bahía. En el transcurso de todo esto, los niños pusieron su atención en Minecraft.
Nadie recuerda con exactitud quien fue el primero en Jefferson que descubrió el juego Minecraft, el cual adquirió popularidad al correrse la voz.
Rodrigo y sus compañeros se reunirían después de clases o en fines de semana en las casas de sus amigos, descubriendo que la simple premisa de fantasía de Minecraft les permitía tener acceso a posibilidades casi ilimitadas de creatividad.
El enfoque del juego se centra en la cooperación de los jugadores para construir cosas en lugar de competir para destruirse unos a otros. Los jugadores recolectan o extraen materiales para hacer herramientas y construir edificios virtuales.
“Me gusta que el juego te deja construir lo que tú quieras”, dijo Rodrigo recientemente vía Skype. “Puedo crear muchas cosas con mi imaginación”.
Para “El Mundo de Rodrigo”, los estudiantes de Jefferson y sus familias rentaron un servidor e instalaron Minecraft en éste. Eso les permitirá a los niños, inclusive a Rodrigo, entrar al mismo mundo de Minecraft, su propio refugio privado, de cualquier lugar vía Internet.
“Les quiero dar las gracias por esto, porque me está ayudando mucho”, dijo Rodrigo. “Pero aún espero poder regresar y verlos a todos de vuelta”.
En un sábado por la noche, alrededor de una docena de los amigos y compañeros de clases de Rodrigo arribaron a Mo’Joe Café para oficialmente lanzar “El Mundo de Rodrigo”.
Los niños sacaron sus laptops, buscaron los enchufes de la luz, cruciales para la larga noche que se avecinaba, y se conectaron a Minecraft. La paleta de colores cafés tierra del juego, grises y verdes brillaba en cada una de las pantallas, que se alineaban por toda la cafetería. Los niños se movían entre las mesas, compartiendo historias sobre sus descubrimientos y creaciones.
La política y las batallas de inmigración fueron puestas a un lado para poner la mayor atención a una labor más apremiante que se tenía entre manos.
Conforme los jugadores ingresan en el “Mundo de Rodrigo”, se topan con el avatar de Rodrigo, una sólida figura que parecía tres cubos apilados con dos brazos cortos, un rostro apixelado y unos cuantos cuadros de color que simulaban facciones como ojos y boca.
El verdadero Rodrigo, que juega en la nueva casa que su familia tiene cerca de la Ciudad de México, también aparecía en la cafetería vía Skype, con la cabeza flotando en una laptop que se rotaba por la habitación.
Los jugadores extrajeron los materiales que necesitaban para hacer espadas de diamantes y zapapicos de oro, herramientas más fuertes que ofrecían una mayor protección contra los malos que deambulan por la tierra: endermen, pigmeos zombies y creepers.
“¡Necesito encontrar obsidiana!” gritó Scott a toda la habitación y a Rodrigo desde una laptop cercana. La obsidiana es un material difícil de conseguir, muy apreciado debido a que es extremadamente resistente a cualquier ataque o explosión.
Se trató de un inicio productivo. Hicieron una cámara de duelos. Una gigantesca torre de oro. Una burbujeante fuente de lava. Colocaron un portal púrpura capaz de trasladarlos a Nether, la profunda mina subterránea repleta de llamas que atrae con materiales raros y atesorados.
En las semanas que han transcurrido, las familias de varios de los estudiantes han colaborado con la oficina de la representante Zoe Lofgren con el propósito de solicitar una libertad condicional humanitaria, una apelación a nombre de Rodrigo con pocas probabilidades de ser otorgada.
Los estudiantes han continuado explorando “El Mundo de Rodrigo” en grupos más pequeños, en ocasiones conectándose ellos mismos desde sus hogares, a veces chateando al mismo tiempo con Rodrigo por Skype, para refinar sus creaciones iniciales.
Eventualmente, con el tiempo, quizá haya casas. Tal vez varias batallas.
Por ahora, al menos, se trata de un lugar donde pueden encontrar a su amigo.
Fuente: Los Ángeles Times vía El Diario