Rectificación: Adiós a la minigubernatura

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Por Luis Javier Valero Flores

Inopinadamente, en medio de los suyos, luego de dar posesión a Héctor (Teto) Murguía como nuevo titular de la Coordinación de Políticas Públicas (sustituyendo a Mario Tarango, que emigró a la Coordinación de Asesores), el Gobernador César Duarte expresó que no había condiciones en Chihuahua para modificar el período del próximo gobierno estatal, que era conveniente mantenerlo en 5 años por lo que la elección de gobernador se empatará con la de los diputados federales en 2021. Esto es, que no habrá gubernatura de dos años.

Luego de argumentar que en su opinión era mejor empatar los tiempos de la administración federal con los de la estatal, utilizó uno de los esgrimidos por quienes se opusieron al acortamiento del próximo período gubernamental.

Aseveró que el gobierno estatal se tarda ¡Un año! en funcionar a plenitud. Es decir, exactamente lo que un escribiente sostuvo desde el principio, que si se hubiese aprobado la minigubernatura, el gobernador estaría rindiendo su primer informe y ya estaría, en la práctica, entregando la administración estatal.

Que tiene mérito que el gobernador Duarte reconociera el entorno social y político adverso para aquella pretensión, sin duda alguna. Pero debemos esperar algunos días para reconocerlo plenamente, pues un día después, por primera ocasión desde que los rumores lo ubicaban en el gobierno federal, Duarte dijo que no era el indicado en anunciar si se iría de la administración local, que eso le correspondía a “otras instancias”.

En el entorno más cercano a él se sostiene que el viernes anterior regresó de la ciudad de México muy sonriente y les anunció que no “iría la gubernatura de dos años”.

Además, que era cuestión de días el anuncio de su ubicación en otra responsabilidad, federal, o partidaria.

Esos son los rumores, la realidad es que la oposición a aquella medida había crecido y dado lugar a dos hechos inéditos en el actual gobierno: Por un lado, la mayor parte de los dirigentes empresariales habían manifestado su rechazo a la “mini” y, segundo, había generado, por primera ocasión en su gobierno, la aparición de serias discrepancias en el grupo parlamentario de su partido, cuando los diputados Teporaca Romero y Eloy García Tarín no secundaron la iniciativa presentada formalmente por la diputada perredista, Hortensia Aragón, cuando todo mundo –de la política local– sabía que en realidad era la pretensión del ocupante de la silla principal de Palacio.

Si bien esa oposición era previsible, probablemente (y no nos equivocaremos) la oposición más fuerte provino del gobierno federal. Ya en la respuesta del dirigente nacional del PRI, César Camacho, se vislumbraba que no había, hasta ese momento, la aprobación de esa dirigencia. Camacho aseveró que no era, en ese momento, tema del PRI, pero que habría de “considerarse” en su momento.

En el lenguaje críptico del priismo, tal respuesta significaba que aún no tomaban una resolución y que no había luz verde.

Sin embargo –a juicio del escribiente– “subir” ese tema en el arranque de las campañas pudo haber influido en una parte del electorado que lo apreció como un intento de prolongar el gobierno de Cesar Duarte.

Ahora bien, si el gobernador sabía desde el lunes –cuando hizo el anuncio– que se irá a la ciudad de México, entonces, desde el punto de vista estrictamente partidario y sin tomar en cuenta la opinión de los chihuahuenses, tendremos la certidumbre que era absolutamente inaceptable que tuviéramos tres gobernadores en tan breve lapso.

Sí, porque el Congreso debería nombrar un interino para el período 2015-2016; luego, el que se eligiera en 2016 y, finalmente, el que resultara electo en 2018.

Inaceptable. Y quedará como el único argumento válido para ellos. Ahora bien, si Duarte no asume un cargo federal o partidista, entonces sí podrá valorársele haber quitado de la escena política un asunto extremadamente controversial, máxime que él había sido uno de los promotores de la reforma realizada en 2012 que dio origen a la gubernatura de 5 años.

Y eso, en el supuesto que la decisión proviniese de él, y no, como algunos pensamos, del gobierno de Peña Nieto.

Deberá destacarse que el líder parlamentario del PAN, César Jáuregui, quien les había “apostado” a los priistas que la “mini” no saldría adelante, ahora afirmó que Duarte no se irá a la administración federal.

Solo por no quedar más evidenciados como simples acompañantes de las decisiones del Gobernador Duarte, los legisladores del PRI dijeron que el asunto de la minigubernatura se mantendría en la discusión sobre la “Reforma de Estado” anunciada el lunes anterior por los titulares de los tres poderes de Chihuahua. ¿Quién les cree?

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