Puebla es el tercer lugar en desapariciones de mujeres en el país, pero es el primero en que las mujeres desaparecidas rebasan a los hombres, advierte la oficina en México de la ONU.
Puebla ocupa el tercer lugar en la desaparición de mujeres en México, señaló la Oficina en México de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A las cifras que cuestionan durante estos días la seguridad en ese Estado, la ONU agregó que de 1637 casos de desapariciones, 824 corresponden a mujeres, cifra que lo posiciona como el único en el país donde la desaparición de mujeres es mayor que la de hombres.
En su reclamo por la muerte de la veracruzana Mara Fernanda en Puebla, la ONU exigió en comunicado una investigación con perspectiva de género y que evite la victimización de la estudiante.
De acuerdo con las Oficinas en México de ONU Mujeres y ONU-DH, la desaparición y feminicidio de Mara Fernanda Castilla se produce en medio de una alarmante situación que debe atenderse de manera urgente.
En 2016, detalla, 7.3 mujeres fueron asesinadas cada día en México, lo que evidencia la violencia generalizada contra mujeres y niñas, siendo el feminicidio su expresión más extrema. Ningún caso de asesinatos de mujeres y feminicidios debe quedar en la impunidad, subraya.
En ese sentido, ambos organismos llaman a invertir en prevención para poner fin a las causas estructurales de la violencia y la desigualdad; poner fin a la impunidad e investigar diligentemente todos los casos de desapariciones de mujeres y de feminicidios, y garantizar el acceso a la justicia.
Asimismo, recuerdan la obligación de las empresas de colaborar con las autoridades de forma inmediata y sin obstáculos con todas las acciones de búsqueda ante casos de desaparición.
Finalmente, la Oficina en México de la Entidad de las Naciones Unidas para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres (ONU Mujeres) y la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH) expresan sus condolencias y solidaridad con la familia de Mara Fernanda Castilla, sus amistades y su comunidad académica.
Fuente: Reforma/ Proceso
