Por Enrique Quintana
Algunos círculos financieros y empresariales parecieran estar de luto. Piensan que el sábado comenzará un desastre nacional.
Siento diferir. Creo que sí, tendremos problemas y habrá enormes retos, pero al final de cuentas, el país va a ser mejor en el futuro.
Antes de que empiecen las mentadas, permítame explicarle algunas de las razones por las que pienso que debemos estar optimistas.
1.-Habrá mensajes orientados a la estabilidad y certidumbre económicas el próximo sábado.
En los discursos con motivo de la inauguración de su mandato, AMLO habrá de reiterar que su gobierno tendrá un compromiso con la preservación de la estabilidad económica y con la creación de condiciones favorables para la inversión. Los dichos no disiparán los temores que se han presentado, pero harán explícito el compromiso de quien ya será presidente constitucional.
2.-El Paquete Económico para 2019 no contendrá elementos que generen nuevos trastornos.
De acuerdo con los adelantos que se han dado respecto a las variables económicas que se incluirán en el Paquete del próximo año, las estimaciones de ingresos, así como de gastos, serán hechas sobre supuestos razonables y serán compatibles con una trayectoria que impida un crecimiento de la deuda pública como proporción del PIB.
Me parece que el mensaje implícito en el Paquete va a generar confianza entre quienes invierten en el país.
3.-La sociedad mexicana tiene la capacidad para reaccionar ante los riesgos de que haya políticas públicas que puedan causar problemas mayores.
Hay quien piensa que las mayorías que tienen Morena y sus aliados van a conducir a que se tomen decisiones que pongan en riesgo incluso el orden constitucional que hay en México. Antes de que llegue AMLO ya hay quien habla de reelección. A mi parecer exageran.
Las comparaciones con Venezuela ignoran que la densidad de la sociedad civil en México es suficientemente grande como para impedir que surja una dictadura disfrazada.
Entiendo que muchos tenemos diferencias con diversas políticas que habrá de realizar el nuevo gobierno. Pues habrá que debatir y deliberar, y de ser el caso, hacerle frente a las amenazas a las libertades que puedan surgir del gobierno o de formaciones políticas.
4.-Pese a lo que se diga, los mercados financieros imponen a un país como México claros márgenes de maniobra que no podrán rebasarse.
Ningún gobierno, de ninguna corriente, tiene el afán explícito de suicidarse. Si percibe que las decisiones que se están tomando conducen a la crisis económica y financiera, van a frenar. Con el perdón de otras naciones de América Latina, las interacciones internacionales del país y la complejidad que tiene México, hacen casi imposible que pueda ignorarse impunemente a los mercados. Nuestro país no puede ser como Bolivia ni como Venezuela… incluso ni como Argentina.
5.-Las sacudidas sociales son sanas para un país.
En el año 2000, muchos pensaron que habría una crisis sistémica. Se rompían décadas de unipartidismo en el gobierno. A pesar de que uno de los iconos de ese sistema, Fidel Velázquez, dijo una vez, que habían llegado por las armas y sólo por las armas habrían de quitarlos, la democracia venció. La sociedad se sacudió y el cambio fue pacífico.
Finalmente, ser optimistas tiene que ver con la confianza en nosotros mismos.
¿La tendremos?
Fuente: El Financiero