Por Federico Arreola
De ninguna manera se justifica —ni el fondo ni en la forma— la protesta de la Policía Federal, que como todos sabemos tiene un origen militar.
Parece el ensayo de un golpe. Así, de plano. ¿Habrá quién lo apoye?
En Chile, lo dijo Isabel Allende, “una gran parte de la clase media se alegró con el golpe militar”. Terrible error el que cometieron: perdieron la libertad.
Nadie en México deberá ya no digamos alegrarse, sino ni siquiera justificar con argumentos laborales la protesta de la Policía Federal que claramente carece de fundamento.
Tiene razón el presidente López Obrador: “Hay mano negra” detrás de tal inconformidad porque, esta es la verdad, “no hay ningún motivo, ninguna razón, no es una causa justa, no se está despidiendo a ningún policía federal”.
Insisto, no resulta de ninguna manera exagerado decir que estamos ante un mini mini mini mini, sin duda mucho muy mini ensayo de golpe de Estado, pero de cualquier forma es un ensayo de algo espantoso que todos estamos moralmente obligados a rechazar.
Sin reprimir, pero con firmeza el gobierno tendrá que imponer el orden. Y rápidamente. Quienes hoy protestan no son maestros rebeldes que dejan a los niños sin clases: son personas capacitadas para el combate. Por ningún motivo debe nadie poner en riesgo de desaparición las libertades de los mexicanos.
“Salvo un puñado de personas que demostraron estar dispuestas a jugarse el tipo por defender a la democracia, el país entero se metió en su casa a esperar que el golpe fracasase. O que triunfase…”, dijo Javier Cercas sobre el fallido golpe de Estado de 1981 en España.
Los defensores de la libertad y la democracia en México debemos ser más que un puñado de personas.
Por supuesto, no es necesario, para impedir los ensayos de fascismo, ni siquiera simpatizar con el presidente López Obrador o con Morena.
La oposición política, para no traicionar a la democracia, sin dejar de criticar al gobierno de Andrés Manuel debe pronunciarse absolutamente en contra de lo que hace la Policía Federal, que no es una protesta laboral, claro que no. Es nada más, tristemente, el ensayo de la peor barbarie.
Fuente: SDP Noticias
