Por Francisco Javier Pizarro Chávez
En los días anteriores al primer informe del gobierno de la República del Presidente Andrés Manuel López Obrador, que este domingo rinde a los ciudadanos en el Zócalo de la capital del país, se desató un cúmulo de antecedentes, de los cuales dos tuvieron gran relevancia.
El mas significativo y al mismo tiempo sorpresivo, fue el acuerdo suscrito el martes pasado entre el Gobierno de la República y tres empresas privadas para renegociar los contratos con la Comisión Federal de Electricidad en el gobierno anterior, que el hoy secretario de esa Comisión, Manuel Bartlett había rechazado meses atrás, por considerarlos sumamente “gravosos e irregulares”.
El funcionario no lo quedó de otra que cambiar de opinión. Dijo en la “conferencia mañanera” del martes 27 de agosto a la que acudieron los magnates de esas empresas, que los términos pactados con Carso Energy, Ienova, y TransCanada, — los cuales construirán 7 gasoductos, venderán y trasladaran el gas—fueron “razonables y equitativos”.
El eje central de este pacto entre Iniciativa Privada y CFE, fue la modificación del esquema tarifario, que paso de ser un pago para financiar los ductos a un precio por el transporte del gas, lo cual permitirá a la CFE, ahorrar 4 mil 500 millones de dólares.
Las empresas que suscribieron el acuerdo, por su parte, preservaran la posesión de los ductos y podrán ampliar los contratos a particulares. La CFE contará con el suministro de 8 mil 200 millones diarios de pies cúbicos al día. El 63 % por ciento de esa cantidad será para la CFE y 37 por ciento para la industria nacional. (La Jornada 28 de Agosto de 2019).
El acuerdo entre corporaciones gaseras y la CFE, sin lugar a dudas fue “un bombazo” no solo en términos financieros, sino también políticos.
Y es que. —como ya es de conocimiento público–, las calificadoras, organismos empresariales, han vaticinado día tras día, semana tras semana, y trimestre tras trimestre en lo que va de esta administración, que está en riesgo una debacle económica y financiera de gran calado, si no se apoya al sector empresarial y se modifica la política económica de la 4ta Transformación.
El tiro les salió por la culta. Para sorpresa de todos ellos, fue el magnate Carlos Slim el que los volteó la cara de la moneda: “México va a crecer bien y pronto, no este año, pero hay potencial, porque los recursos y los proyectos ahí están, solo hay que ponerlos en contacto”, dijo.
Y fue más allá. Agregó: “Estamos en una situación en la que el crecimiento puede ser 0.2 o 0.8, no es importante, lo importante es que está así porque no ha habido esa gran inversión que se está planteando (se refirió a los 1,600 proyectos de inversión de infraestructura que impulsa el gobierno de AMLO).
Y de remate dijo a los “cuatro vientos” que el compromiso empresarial de ampliar las inversiones es “no solo para crecer, sino también para desarrollar socialmente al país, en consonancia con las pretensiones gubernamentales”.
López Obrador estaba más que contento. En apoyo a la intervención de Carlos Slim, reveló que ya hay pláticas con Antonio del Valle, del Consejo Mexicano de Negocios y con Carlos Salazar del Consejo Coordinador Empresarial y que pronto se van a dar a conocer el Plan Nacional de Infraestructura a que Slim destacó, el cual agregó es elaborado por iniciativa de los empresarios.
Seguramente no pocos líderes empresariales y financieros han de estar que se los lleva el diablo. Uno de sus cuestionamientos más agudos al gobierno de AMLO en su Informe de gobierno y por supuesto de la 4ta Transformación que tenían previsto y fraguado, era que los legisladores opositores y medios de comunicación, le dieran todo el vuelo posible al no crecimiento de la economía, su desaceleración e inclusive, el que México entrará en recesión.
Esa es y seguirá siendo su bandera principal para crear incertidumbre y desconfianza no solo a los inversionistas y empresarios, sino en general a la población.
Otros que también están dispuestos a cuestionar los resultados del gobierno de AMLO en su Primer Informe de gobierno, son las organizaciones “autónomas” de la sociedad civil, en materia de derechos humanos, jubilaciones y pensiones, becas a jóvenes, educación, salud, seguridad y Estado de Derecho, los cuales ciertamente tienen razón en cuanto al rezago y falta de administración de los coordinadores y dependencias del gobierno en turno que no han logrado solventar en esas áreas.
Pero no nos vayamos con la finta. En el fondo lo que les incomoda, no es que haya ineficiencia en los programas de bienestar social y seguridad, — a las que tanto aducen—sino que ya no cuenten con el apoyo de millones de pesos del erario público que les entregaban.
Tan es así que varias de esas organizaciones han decidido manifestarse hoy en contra de la 4ta transformación y el presidente de la República, en coalición con partidos opositores en ciernes, como lo es la Plataforma “Futuro 21”, frente político anti AMLO en proceso, impulsado por el PRD y otros personajes políticos de otros partidos oportunistas y derrotados que pretenden ser un contra peso al “autoritarismo y populismo” de Morena en las elecciones de 2021 y por supuesto también a AMLO en los comicios presidenciales de 2014.
El sábado pasado se realizó la primera Asamblea de este proyecto disímbolo del “Futuro 21”, auspiciado por ex militantes y ex candidatos de partidos fracasados o en proceso de descomposición como lo son el PRD, el PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza, PT y otros, que están fuera de la estructura del poder político, todos ellos, con el objetivo de restarle fuerza a Morena en la Cámara de Diputados, lo que es válido pero incongruente, aberrante y ridículo.
Futuro 21, es un vivo ejemplo de la degradación política, corrupción, falta de valores y principios, honestidad y compromiso social que sucumbió al derrotado sistema de partidos anterior, que ahora pretenden revivir con los sofismas de pluralidad, democracia, autonomía de la división de poderes y respeto al Estado de Derecho, conceptos que nunca ejercieron.
No entienden que quien los derrotó y mandó al exilio político y social que hoy padecen, no fue Morena ni AMLO, sino los ciudadanos a los que traicionaron por su ambición de poder, incongruencia y corrupción.
Futuro 21 ha convocado a manifestarse este 1 de septiembre– de la Glorieta del Ángel de la Independencia al Monumento de la Revolución–a organizaciones diversas independientemente de colores, filias, partidos políticos y corrientes ideológicas, siempre y cuando, estén en contra de las políticas del Presidente de la República, lo que, espero, no devenga en provocación.
En esta marcha intitulada “Respeto al Estado de Derecho”, participan organizaciones como las de “Chalecos México”, “Observatorio Ciudadano” Cambiemos México”, México Convoca”, “Voces de Contrapesos” y el convocante “Futuro 21”, los cuales espero defiendan sus propuestas y críticas con civilidad, autenticidad y honestidad.
Para que lo entiendan ambas partes –gobierno y opositores–, millones de mexicanos deseamos una a democracia auténtica sustentada en la pluralidad política, el debate de las ideas, la libertad de expresión, la autodeterminación de los ciudadanos, el respeto de los derechos humanos, la igualdad y la justicia.
Aborrecemos la polarización social basada en el odio y la diatriba; la farsa y el engaño; la corrupción y la impunidad; la demagógica y los fraudes electorales; la injusticia, la violación del derecho y la constitución; la tiranía y el autoritarismo; el oprobio a los ciudadanos, la desigualdad social y la explotación de los pobres.
Por el bien de México y los ciudadanos, deseo que en su Primer Informe de gobierno, AMLO haga un balance cualitativo y cuantitativo de sus programas y políticas de gobierno y, en correspondencia, sus opositores lo ponderen no desde el punto de vista ideológico, sino estadístico área por área y proyecto por proyecto.
Veremos y diremos.