Los jóvenes de Texcatepec, Veracruz, crecieron con la idea de que algún día dejarían el poblado para trabajar en campos de Estados Unidos. Ahora, ante el riesgo de ser enganchados por el narcotráfico y el excesivo cobro de los traficantes de personas, han optado por migrar, pero a otros estados del País.
Aquí, donde una de cada 10 familias cuenta actualmente con al menos un integrante en EU, a veces no hay ni para comer. Sus habitantes tienen pocas opciones de trabajo y los empleos que pueden conseguir son apenas por unos días.
Desde 2006, la pizca de hortalizas y tomate en entidades como Nuevo León y Sinaloa o las cosechas de temporada en San Luis Potosí y el Estado de México, se convirtieron en alternativas para obtener ingresos.
“Los jornaleros han sido objeto de los reclutamientos para el corte de tomate en Sinaloa y de otros vegetales en Nuevo León. Tiene como unos cinco años. Siempre lo ha habido, pero ahorita se intensificó porque no se pueden ir al norte (EU)”, refiere en entrevista el padre Alfredo Zepeda, representante del Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz.
“De (la comunidad de) La Florida se acaban de ir 20 jóvenes en contratos de 70 y 90 días. Llegaron, los contrataron, y vámonos”.
De hecho, los anuncios para convocar a los trabajadores se transmiten por algunas estaciones de radio comercial que emiten desde demarcaciones aledañas, como Tantoyuca o Tuxpan.
“Hay una radio de Tantoyuca (otro municipio al norte de Veracruz). Se supone que son compañías que actúan abiertamente y todo, supongo que están legalizadas para todo eso. La noticia es pública de que hay una radio que está promocionando eso”, apunta Zepeda.
Pero el actual Ayuntamiento de Texcatepec no tiene registro de los reclutadores de jornaleros que acuden al municipio de otras entidades de la República.
El Alcalde Rosendo Marín reconoce que, si bien, como habitante de la comunidad de Tzicatlán ha tenido conocimiento del fenómeno, su Administración no conoce a los responsables.
“Ahorita, del tiempo que llevamos de Administración, de dos meses y medio para acá, no hemos tenido ninguna visita, no nos han buscado. (No sabemos de) administraciones anteriores si han tenido qué ver esto, si han autorizado”, explica.
Además, señala, los responsables del reclutamiento no cruzan palabra con las autoridades municipales, pues cuentan con un contacto entre ellos y la comunidad.
“No se sabe la actividad que va a desempeñar (el jornalero), a donde va. Realmente no sabemos si es una actividad la que hacen o si se dedican a otra. No nos informan, no nos dicen.
“Sí veía que llegaban las camionetas, pero con cierta persona que ya fue una vez. Es un contacto para que ellos salgan a buscar gente. Pero yo no he visto que haya tocado parte de la autoridad, que le informe al agente municipal o al juez auxiliar”, sostiene el Presidente Municipal.
El padre Alfredo Zepeda advierte sobre las posibles irregularidades en los contratos de los jornaleros, como el incumplimiento en el pago del salario.
“Hay dos cosas de los que vienen de tan lejos: una, que hay mano de obra barata. Probablemente no lo consiguen en Sinaloa y a la gente le resulta atractivo decir: ‘son 70 días, voy a regresar con tanto’. Otra es que a la hora de la hora no haya fallas en el cumplimiento, porque les pagan en tarjeta y no lo pueden revisar”, explica.
‘Estorba la mafia’
El Consejo Nacional de Población registra a Texcatepec como un municipio con grado alto de intensidad migratoria y dentro de las 20 demarcaciones de Veracruz que más migrantes aportan a EU.
Quienes se van al vecino país tienen entre 20 y 30 años de edad y cada vez más retrasan su regreso, expone el padre Alfredo Zepeda, representante del Comité de Derechos Humanos de la Sierra Norte de Veracruz.
“A cuentagotas empiezan a regresar porque a muchos les da miedo venir y no poder volver por allá como lo hacían antes. Antes pasaban 9 de cada 10, prácticamente todos. Ahorita pasa si acaso uno de cada 10. Antes costaba mil 600 dólares, ahorita entre 4 y 6 mil dólares”, dice.
“Otra razón, la tecnología en la frontera: drones, helicópteros silenciosos y las cámaras de rayos infrarrojos. Lo definitivo fue lo de la mafia. Los chavos lo dicen muy claro: ‘antes estorbaba la migra, ahora la que estorba es la mafia'”.
Fuente: Reforma