¿Por qué agreden a quien dicen querer?

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En el libro Maltratadas, la periodista argentina Mariana Carbajal vuelve a las preguntas más esenciales acerca de la violencia de género en las relaciones de pareja -por qué un varón agrede a quien dice querer-, desenmascara los mitos que limitan la cuestión a un hecho privado y evidencia un tema social que afecta a miles de mujeres.

A través de testimonios en primera persona, fallos jurídicos, entrevistas a especialistas y estadísticas de instituciones y programas sobre violencia, Carbajal, reconocida por su trabajo periodístico con perspectiva de género, rastrea en este libro (Aguilar, 2004) la violencia en las relaciones de pareja para desmenuzarla, revisarla, dimensionarla e identificarla a tiempo.

Que la violencia es cosa de pobres, que si no hay golpes no es violencia o que si la mujer se queda es porque le gusta el maltrato, son algunas de las creencias instaladas que la autora desarma capítulo a capítulo en este libro, al que pensó para que prevenga y circule. “Lo único que hacen estos mitos es impedir que la mujer pida ayuda prontamente”, adelanta la periodista a Télam.

Violencia en las relaciones de pareja hubo siempre, “sólo que ahora están más en superficie”, opina la periodista de Página 12, quien en su libro -prologado por Eva Giberti- ofrece datos contundentes, como que según el Observatorio de Femicidios en la Argentina- a partir de casos publicados- 6 de cada 10 femicidios suceden en un contexto de violencia de pareja.

Así como las cifras de muerte aumentan, también las denuncias de maltrato en las relaciones de pareja: “¿Cuántas historias así aparecen cuando uno abre la puerta? ¿Hay más casos ahora que antes? No podemos saberlo porque no hay estadísticas para comparar, podemos pensar que aumentaron porque se habla mas y tal vez se piensa que hay respuestas más efectivas a esa denuncia”.

maltratadasEn un bar de Palermo, Carbajal dice convencida que el punto clave es “encontrar cómo lo resolvemos, darle protección a las víctimas, que puedan salir rápido de esas relaciones, con ayuda y asistencia terapéutica porque sola no se puede y el daño en la subjetividad es tan grande que cuesta mucho recuperarse como persona”.

La periodista asegura que esta problemática “es un tema social, de salud pública y de derechos humanos”, tanto es así que en los últimos años se impulsaron políticas estatales destinadas a erradicar la violencia de género, como la Ley 26.485 de Protección Integral aprobada en 2009 o la creación de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema de Justicia, entre otras.

El por qué de esta problemática Carbajal la enmarca en el “caldo de cultivo” que habilita que este tipo de violencia siga siendo protagonista en la historia de miles mujeres en la Argentina y responde a “la situación de subordinación histórica de las mujeres en la sociedad”, de ahí que la batalla primera sea “apuntar a desarmar la matriz cultural”, enfatiza.

Y las escuelas, cree, son el mejor espacio para empezar y al mismo tiempo advierte que “erradicar esta violencia debe ser un objetivo prioritario en la agenda política. No se trata de una responsabilidad única del gobierno nacional, se deben articular políticas con nación, provincias y municipios, con la justicia, los servicios de atención, los ámbitos académicos y la sociedad”.

En este sentido, la autora se ocupa de darle la dimensión que merece, correrlo de la esfera privada -la idea de que al interior de la pareja no hay que intervenir- y aprender a identificar el maltrato tanto quienes son víctimas (“muchas veces les cuesta reconocerse por vergüenza, por ejemplo”) así como el círculo que las rodea: “Hay que meterse para frenar esa violencia”.

“¿Pero cuesta, no? -se pregunta y al instante esta mujer que ya se metió con investigaciones como el aborto, se responde- Cuesta porque la víctima no se identifica y muchas veces es ella la primera resistente en recibir ayudar, otras veces porque está la idea naturalizada de que la violencia es un golpe y las formas de maltrato son diferentes y difíciles de detectar”.

El libro (incluye teléfonos, lugares de atención y denuncia) da cuenta del calvario en voz de las mismas víctimas de la agresión, a veces física, psicológica, económica o sexual: “En el círculo de la violencia hay un increscendo de la tensión, un estallido más fuerte que se expresa en un golpe, por ejemplo, y después viene la luna de miel, el pedido de perdón”.

Y ahí “una se lo creyó: todas hemos crecido soñando en el amor romántico y el príncipe azul y eso nos engaña porque creemos que por amor el otro va a cambiar y por esa razón debe soportar todo. Esto hay que desterrarlo”, dice convencida.

La complejidad de la violencia en las relaciones de pareja es enorme, cuestiones como “que la denuncia sea a tu pareja o tu ex pareja que puede ser el padre de tus hijos, hace que las mujeres estén más dubitativas. Es muy importante entender la dinámica del círculo de la violencia porque cuando el hombre asegura no hacerlo más es cuando muchas veces se retira la denuncia”.

Capítulo aparte merece la justicia: “Todavía tenemos luces y sombras, con fallos que incorporan perspectiva de derechos y otros tremendamente machistas” señala Carbajal a la par que recuerda que “la reforma del código penal implicaría que el no cumplimiento de medidas cautelares en violencia de género – como la protección de acercamiento -dejarán de estar tipificadas como desobediencia y serán delito”.

Maltratadas también interpela a los medios de comunicación y su rol en esta problemática: “Siempre que se habla contribuyen pero no hay que quedarse en el morbo del femicidio, de cómo la mato. Tenemos que ofrecer números, servicios de atención, hacerlo con perspectiva de derechos humanos y no quedarnos en el amarillismo”.

Fuente: télam

 

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