Marcelo Crivella, un pastor evangélico que en su momento anatemizó a católicos y homosexuales, fue elegido el domingo alcalde de Rio de Janeiro, según un sondeo, tras la segunda vuelta de los comicios municipales en Brasil, que confirmaron la hecatombe del Partido de los Trabajadores del ex presidente Lula da Silva.
Crivella, del partido de derecha PRB (Partido Republicano de Brasil) y pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, obtuvo un 57% de los votos, frente a un 43% para Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), de acuerdo con un sondeo de Ibope.
Los brasileños votaron en los municipios donde ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta el pasado 2 de octubre.
El primer turno ya había marcado el hundimiento de la izquierda que representa el PT de Lula y su sucesora Dilma Rousseff, destituida en agosto, golpeado por las acusaciones de corrupción enel contexto del megafraude a Petrobras.
El partido que gobernó al gigante latinoamericano durante 13 años perdió casi dos tercios de sus alcaldías, con su mayor golpe en Sao Paulo, mientras que la formación conservadora del presidente Michel Temer (PMDB) fue la que más alcaldías ganó, como ya había sido el caso en 2012.
Otro partido aliado de Temer, el PSDB, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, ya se había afirmado como una fuerza de gran calado en la primera vuelta, con la victoria en Sao Paulo, el municipio más poblado y rico del país, donde destronó al PT.
En el balotaje como también se hace referencia a la segunda vuelta electoral, de este domingo, la votación polarizada de Rio de Janeiro concentró toda la atención.
Iglesia vs socialismo en Rio
La Cidade Maravilhosa abre su etapa postolímpica sumida en una grave crisis económica y de seguridad, que deja atrás ocho años de gestión de Eduardo Paes, del PMDB.
La contienda quedó entre dos personajes antagónicos: de un lado, Crivella, un senador conservador y obispo evangélico licenciado de 59 años, y del otro, el disidente del PT y exdiputado estatal de extrema izquierda Marcelo Freixo, de 49.
En un colegio frente al Teatro Municipal de Rio, Elisabete Maria da Silva, jubilada de 63 años, dijo que iba a dar su voto a Crivella: “Yo también soy evangélica y siento que él está preocupado por la gente”.
Sonia Campos, de 65 años, también dio su confianza al senador porque lo ve “más sensato y más humano”.
Pero Hudson Silva favoreció a Freixo, al estimar que tiene una “línea más social”.
Sobrino del fundador millonario de la Iglesia Universal del Reino de Dios y exministro de Pesca de Rousseff, Crivella (PRB) mantuvo su favoritismo pese a verse salpicado en la campaña por varios escándalos, como el que evidenció que exorcizó a católicos cuando era misionero en África en los años 90 o por sus declaraciones de la época sobre el “mal terrible” de la homosexualidad.
El senador, también cantante de gospel, los espirituales del evangelismo local, y poeta, dijo que esas posiciones radicales habían quedado en el pasado y, al votar este domingo en Copacabana, aseguró estar “bastante confiado” en ganar, prometiendo dedicarse “como nunca en la vida a cuidar sobre todo de la salud, educación, transporte y seguridad”.
Los sondeos auguraban su victoria ante la influencia de la iglesia evangélica en las zonas más empobrecidas de Rio.
Voto protesta
Además de Rio, hay otras 17 capitales de estados que elegían alcalde, como Porto Alegre, Belo Horizonte, Curitiba, Sao Luis de Maranhao o Fortaleza. El PT sólo participa en Recife, donde el candidato rival casi le dobló en votos en la primera vuelta.
El primer turno tuvo una fuerte abstención y millones de votos en blanco y nulos que, en un país con el voto obligatorio, los analistas enmarcaron en el disgusto de los brasileños con los políticos.
“En la primera vuelta los votos nulos, blancos y abstenciones fueron de 43% y estimo que llegarán a 50% ahora”, dijo a la AFP Mauricio Santoro, analista político de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ).
El balotaje -que sólo se celebra en ciudades de más de 200 mil habitantes y convocó a cerca de 33 millones de brasileños- cuenta con la vigilancia de más de 10 mil militares en 12 municipios tras una campaña violenta en la primera vuelta, donde sólo en Rio hubo 16 asesinatos de candidatos.
Fuente: La Jornada