De todas las monedas importantes, la que se ha fortalecido más desde el 20 de enero, cuando Donald Trump asumió la presidencia de Estados Unidos, es el peso mexicano, reporta The New York Times.
Durante su discurso de ese día, Trump prometió “recuperar nuestros empleos” y “recuperar nuestras fronteras”, en veladas referencia hacia México. A partir de esa fecha, el peso mexicano ha aumentado más de 15 por ciento de su valor.
Lo sorprendente es que durante la campaña presidencial el peso hizo las veces de parámetro sobre el estado político de Trump. El vínculo no es perfecto, pero ambos han tenido una relación muy estrecha y extremadamente incómoda. Por el momento, ha dado un giro imprevisto.
Recuerde que la noche de la asombrosa victoria de Trump, de inmediato el peso resultó brutalmente afectado, cayendo 12 por ciento respecto al dólar. Dicha medida fue consistente con los patrones registrados en el curso de la campaña presidencial. Siempre que mejoraban las perspectivas de Trump, el peso se hundía. Cuando Trump subía el volumen en sus promesas para construir un elevado muro en la frontera mexicana con el fin de acabar con los “hombres malos” o para combatir la inmigración, el peso perdía valor.
Por ello resultan tan interesantes los datos de los mercados de cambios de divisas. En estos días el peso no está recibiendo golpes. Está fortaleciéndose mucho más.
Probablemente el peso siga siendo indicador de la presidencia Trump. De ser así, tal vez los tipos de cambio nos estén diciendo que las políticas del gobierno de Trump ya no son consideradas tan nocivas para México –ni para otros mercados emergentes.
Existen varias explicaciones posibles sobre ello.
Para empezar, ahora que algunos integrantes importantes de la administración Trump están empezando a trabajar, las declaraciones de quienes, fuera del Presidente, diseñan las políticas están resultando mucho menos inquietantes que las del mismo mandatario.
Si bien el gabinete continúa haciendo un llamado a renegociar el Tratado de Libre Comercio, el 15 de marzo Peter Navarro, el principal asesor comercial de Trump, señaló que Estados Unidos y México pueden “desarrollar un potencia regional mutuamente beneficiosa”, de acuerdo con Bloomberg. Asimismo, Wilbur L. Ross, el nuevo secretario de Comercio, dijo en entrevista con CNBC, “creo que si nosotros y los mexicanos hacemos un tratado comercial muy sensato, el peso mexicano se recuperará mucho”.
No se avizora ningún convenio comercial nuevo, pero el peso sí empezó a recuperarse. Actualmente se cotiza a unos 18.8 pesos por dólar, casi donde estuvo antes de resultar Trump electo.
También las declaraciones de los funcionarios mexicanos han estado reforzando el peso. El jueves, el gobernador del Banco de México dijo a Bloomberg TV que el peso sigue hasta 10 por ciento subvaluado, a pesar de “aún existir un importante factor de incertidumbre, el hecho de que no sepamos exactamente qué forma tomará la relación bilateral entre México y Estados Unidos”.
Sin embargo, añadió, “aun tomando lo anterior en cuenta, y dados otros aspectos fundamentales de la economía mexicana, creo que el peso sigue subvaluado”. Carstens dijo asimismo que tanto el Banco de México como la Secretaría de Hacienda tienen intenciones de estabilizar el peso. En sus últimas cuatro sesiones el Banco de México ha elevado las tasas de interés hasta el 6.25 por ciento.
Desde la investidura de Trump, el peso ha tenido el mejor desempeño a comparación de diversas divisas en el mundo, ganando 15.2 por ciento, según Bloomberg. Desde principios de año, ocupa el segundo lugar, subiendo aproximadamente 7.3 por ciento respecto al 7.3 por ciento del rand sudafricano.
También a otras monedas del mercado emergente les ha sido bien desde que comenzó el año y, aunque tal vez la recuperación del peso mexicano sea la más sorprendente, el won surcoreano, el dólar taiwanés y el real brasileño han registrado ganancias considerables, no obstante que la Reserva Federal de Estados Unidos ha estado subiendo los índices de interés, medida que pudiera haber puesto nerviosos a los mercados de divisas.
En el 2013, los inversionistas globales sacaron miles de millones de dólares de las economías de mercados emergentes cuando la Reserva indicó que daría marcha atrás a sus políticas financieras expansionistas. Los anterior desató breves temores de otra crisis financiera seria. Esta vez, la Reserva ha actuado cautelosamente y los mercados financieros han respondido con calma.
El peso mexicano es la divisa más cambiada del mercado emergente, mientras que su solidez es consecuencia parcial del aumento en todas las comercializaciones de este tipo. Al peso también lo ha beneficiado el sencillo restablecimiento de la media –llevaba un tiempo debilitándose, aun antes de su desafortunado altercado con Trump− y ya era hora de que se recuperara. Algunos analistas, incluyendo uno en Goldman Sachs, consideran que probablemente el peso siga al alza por un tiempo.
Desde luego, existe una interesante posibilidad. El peso fuerte podría reflejar un aparente desorganización en el gobierno de Trump, situación que podría revertirse fácilmente.
Durante la campaña, por ejemplo, el peso también mejoró. Lo anterior sucedió en un momento cuando Trump dio la impresión de estar en su punto más débil. Por ejemplo, la noche del 26 de septiembre, cuando Hillary Clinton tuvo resultados particularmente buenos en un debate y a Trump le fue mal, el peso se disparó, junto con los índices a futuro en los 500 de Standard & Poor’s. Dichas maniobras fueron ampliamente interpretadas como una evaluación en torno a las posibilidades de Trump en las elecciones presidenciales.
Hoy bien podrían estar votando los mercados financieros. Pero al menos en un sentido, las finanzas no son como la política. Los mercados volverán a emitir su voto una y otra vez, miles de veces diarias. El predominio del peso no durará para siempre.
Fuente: The New York Times