Por Álvaro Delgado
Las puertas clausuradas de la Secretaría de Gobernación ante la protesta de cientos de periodistas por el asesinato de Javier Valdez Cárdenas anticipaban, la noche previa, el oprobioso montaje del miércoles en Los Pinos: El jefe del Estado, Enrique Peña Nieto, ofrece “como ciudadano” sólo acciones burocráticas recicladas e inocuas ante la matanza de informadores en México.
Las “respuestas de Estado” que prometió la víspera el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, son en realidad la réplica del fracaso: La fiscalía federal, sinónimo de impunidad, será modelo para los estados, y el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, un anodino organismo, se “fortalecerá”.
Y la burla: A los compañeros de la prensa gráfica que exigieron justicia a gritos, respetuosos pero firmes, elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) les tomaron fotografías que no son para nutrir álbumes festivos.
Si se despoja de la retórica a los discursos de Peña, Osorio, Raúl Cervantes y Miguel Ángel Mancera, la sustancia es que habrá, en el mejor de los casos, más burocracia. Y lo que urge es lo único ausente en Los Pinos: Voluntad política, auténtica y verificable dese las instituciones del Estado para atajar la impunidad que mata a los periodistas.
Lo único relevante en la residencia presidencial es que, por vez primera, Peña se refirió a los asesinatos de periodistas en México. En los casi cinco años de su gobierno –es un decir– y 35 muertes de periodistas después, le dedicó al tema una hora de su tiempo: Media hora de reunión con 25 gobernadores y mismo lapso para su mensaje ante los medios.
Hasta ayer, a Peña no le mereció una sola palabra el asesinato de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, asesinada el 23 de marzo, tampoco los de Cecilio Pineda Brito, Ricardo Monlui Cabrera, y menos los de Maximino Rodríguez y Jonathán Rodríguez Córdova, caídos este año.
Y el año pasado, cuando el 2 de noviembre se conmemora el Día Internacional para Poner Fin a la Impunidad de los Crímenes contra Periodistas, a Peña también le valió. En vez de asumir una postura, prefirió la frivolidad: En su cuenta de Twitter felicitó, en inglés y en español, a los pilotos, aficionados y organizadores de la carrera de Fórmula Uno.
Y, claro, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, imitó a su jefe. “Un emocionante domingo de carreras con el Gran Premio de México de Fórmula Uno. ¡Un evento de talla mundial para nuestro gran México!”, escribió el funcionario encargado de la seguridad de México y que ambiciona ser presidente.
Apenas el 4 de mayo, cuando se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa –que tiene como lema, por disposición de la ONU, “Mentes críticas para tiempos críticos”–, Peña prefirió felicitar a los albañiles en el Día de la Santa Cruz.
Después de lo anunciado ayer en una ceremonia que simuló una dimensión de Estado –Cervantes habló a nombre de los procuradores y Mancera de los gobernadores–, los periodistas no pueden tener duda de que las agresiones y los asesinatos continuarán, porque el mensaje es que la impunidad, como la corrupción, está garantizada.
La de Peña es la misma ruta de Vicente Fox y Felipe Calderón, gobernantes anulados de toda grandeza…
Comentarios en Twitter: @alvaro_delgado
Fuente: Apro