Por Álvaro Delgado
–Implicados también Calderón y Yunes
–Karime, “cómplice del latrocinio”, es libre
Si la captura de Javier Duarte representa “un mensaje firme y contundente del Estado mexicano contra la impunidad”, como afirma Enrique Peña Nieto, y no la burda operación política que se va desvelando, entonces la caída del exgobernador de Veracruz implicaría también el derrumbe del presidente de México.
Pero no pasará nada justamente porque, en el saqueo al patrimonio de los veracruzanos, las complicidades al más alto nivel involucran, además de a los priistas Peña y Duarte, también a los panistas Felipe Calderón y Miguel Ángel Yunes Linares, actual gobernador de Veracruz.
En la Procuraduría General de la República (PGR) y en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) existen evidencias de que parte del latrocinio de Duarte tuvo como destino la campaña presidencial de Peña, en 2012, cuando éste lo ponía como ejemplo del “nuevo PRI”, junto con los otros exgobernadores ladrones como Roberto Borge y César Duarte, este último también fugitivo.
Si existiese un auténtico afán de justicia, y no un obvio montaje, la PGR retomaría su propia investigación que inició, el 28 de enero de 2012, al decomisar la Policía Federal 25 millones de pesos en efectivo en un avión propiedad del gobierno de Veracruz, en el aeropuerto de Toluca, Estado de México, cuando Peña era ya candidato presidencial.
Según la averiguación previa AP/PGR/MEX/TOL/VI/310ª/2012, esos fondos eran parte de los 2 mil 993 millones de pesos que, en los 13 meses previos –desde diciembre de 2011–, fueron retirados, en efectivo, de una cuenta de Banco Santander propiedad del gobierno de Veracruz encabezado por Duarte, como acreditó la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP.
¿A dónde fue a parar todo ese dinero? No se sabe con precisión, porque la PGR y la SHCP no continuaron ese año con las pesquisas por orden judicial, según pretextó Felipe Calderón, en mayo de 2016, quien dejó entrever que parte de esos recursos se canalizaron a la campaña de Peña cuatro años atrás.
El propio Yunes Linares utilizó esta información para chantajear a Peña cuando, en octubre del año pasado, se tambaleaba su triunfo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), que analizaba anular la elección.
El 12 de octubre, en referencia al “régimen corrupto” encabezado por Peña, Yunes Linares anunció que sus propias indagatorias habían llegado “a la médula de la corrupción” del gobierno de Duarte y amagó con revelar la identidad de los “beneficiarios”, una información que daría a conocer en su toma de posesión y que –afirmó– “cimbrará a México”.
Abundó: “Tratarán de evitar que asuma el cargo, porque el régimen sabe que he llegado a la médula de la corrupción. No quieren que llegue a gobernador porque saben que tengo información que cimbrará a México y que a partir de que tome posesión del cargo tendré los instrumentos para profundizar aún más en el conocimiento del destino final de los recursos robados a los veracruzanos”.
Pero tras surtir efecto su chantaje, con la ratificación de su triunfo en el TEPJF, Yunes Linares se olvidó del tema: Llegó diciembre, tomó posesión, se unió al gobierno federal y jamás volvió a hablar de la “médula de la corrupción” de Duarte y de sus “beneficiarios” que, es sabido en la clase política, incluye a Peña Nieto y su elección en 2012.
Y una vez que ha sido capturado Duarte y no hay cargos contra su esposa, Karime Macías –definida por Yunes como “cómplice del latrocinio”–, el destino del exgobernador será, entonces, el mismo de Peña: La impunidad…
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Fuente: Proceso