El partido AK de Turquía, de raíces islamistas, logró una inesperada victoria en las elecciones parlamentarias del domingo, asegurándose que no necesitará alianzas para formar un Gobierno, un resultado que es un gran logro para el presidente Tayyip Erdogan pero que podría generar divisiones sociales.
Con casi todos los votos contabilizados, AK sumó el 50 por ciento de los votos para lograr la mayoría en el Parlamento de 550 miembros, en una victoria abultada que ni siquiera las autoridades del partido esperaban.
Erdogan dijo que el resultado es un respaldo a la estabilidad y un mensaje a los insurgentes kurdos de que la violencia no puede coexistir con la democracia.
Un funcionario de alto rango del partido opositor CHP, que esperaba poner coto al poder de Erdogan con un Gobierno de coalición, calificó el resultado como “un desastre”.
El resultado podría agravar las diferencias entre los conservadores que respaldan a Erdogan y los secularistas que se oponen a sus ideales islamistas y lo que califican como actitudes autoritarias.
Los comicios fueron los segundos para el país en cinco meses, después de que AK, fundado por Erdogan, perdiera en junio el Gobierno de mayoría que tenía desde que llegó por primera vez al poder en 2002.
Desde entonces, el país ha visto cómo fracasó un alto al fuego con extremistas kurdos, un empeoramiento de la guerra en la vecina Siria y dos ataques suicidas en su territorio vinculados a Estado Islámico que dejaron más de 130 muertos.
Inversores y aliados occidentales esperaban que la votación genere más estabilidad y mejore la confianza en la economía, permitiendo a Ankara tener un papel más fuerte en detener el flujo de refugiados que llegan a Europa y ayudar en la lucha contra Estado Islámico. (Reporte adicional de Humeyra Pamuk, Ayla Jea.
Fuente: Reuters