Un PAN derechizado, dominado por un “irracionalismo pragmático” o “neoliberalismo naif” como el de Vicente Fox, está condenado a repetir sus errores, considera el filósofo Rodrigo Guerra López, consejero de la Fundación Rafael Preciado Hernández. Para él, a ese partido le urge reformular su doctrina con base en el pensamiento socialcristiano y conquistar a los jóvenes, las mujeres y los pobres, pues “la verdadera crisis del PAN no son las fiestas sino la insensibilidad social”. Y concluye: “Nada más peligroso que un hombre con poder y sin ideas”.
Por Álvado Delgado/ Proceso
Ante el “pragmatismo irracional”, la corrupción, el moralismo, la “derechización” y en general el profundo deterioro ideológico y programático del Partido Acción Nacional (PAN), antes y después de la derrota de 2012, crece entre los panistas el clamor de “volver a los principios”, pero se trata sólo de una “vuelta melancólica al pasado imaginario”, y lo que se ha consolidado es una “enorme resistencia” a la autocrítica y a la renovación.
Tras hacer este diagnóstico, el doctor en filosofía Rodrigo Guerra López, consejero de la Fundación Rafael Preciado Hernández, advierte que al PAN le urge una auténtica reformulación de su doctrina –un “resurgimiento”– con base en el nuevo pensamiento social cristiano –“no de Estado confesional”– y defender las causas de los pobres, las mujeres y los jóvenes.
“No basta una actitud meramente apostólica (‘volver a los principios’). Es necesaria una actitud científica seria para mirar la realidad compleja del México actual”, aconseja el exmilitante del PAN y director general del Centro de Investigación Social Avanzada (Cisav), un polo de reflexión con influencia en círculos panistas y empresariales.
Director general también de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, director del Observatorio Social de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y miembro del Consejo Pontificio Justicia y Paz, designado por el Papa Benedicto XVI, el filósofo afirma que el PAN llega a su 75 aniversario, el martes 15, en medio de una gran crisis que no es de carácter moral.
“La verdadera causa de la crisis de Acción Nacional no son las fiestas, sino una falta de sensibilidad social”, aclara el profesor de ética al referirse al escándalo de un grupo de diputados en Puerto Vallarta. Advierte también que los panistas suelen confundir política, moral y derecho.
En el PAN, por ejemplo, no se combate la corrupción y la impunidad, no por la presunción de inocencia, como justificó Luis Felipe Bravo Mena en Proceso, sino por moralismo:
“Es decir, no nos gusta hablar de corrupción y de impunidad porque quisiéramos en el PAN que todo mundo fuera gente bonita, llena de valores y de principios. Y entonces todas esas cosas hay que ocultarlas en la más conservadora usanza del ocultamiento que han tenido los sectores más conservadores de la sociedad mexicana.”
Profesor de la Universidad Iberoamericana y de la Universidad Autónoma de Querétaro, Guerra López advierte también que el PAN carga ya con la imagen de ser “comparsa” del PRI y del presidente Enrique Peña Nieto:
“Acción Nacional llega a su 75 aniversario siendo parte de una oposición domesticada”, valora. Y recomienda a ese partido “adquirir conciencia de que ha sido usado y que valdría la pena ser mucho más libre al momento de colaborar con reformas que necesita este país”.
–¿Es verdad que con Peña el PAN materializó su proyecto histórico?
–Hay un candor inmenso en algunos panistas, que ven en estas reformas la realización histórica de aquello por lo que siempre lucharon. En efecto, la reforma energética es claramente una propuesta de Acción Nacional, pero no se dieron cuenta de que el presidente Peña Nieto, de una manera bastante inteligente y pertinente, los absorbió y los disolvió. Y si la sociedad mexicana ha de reconocer algún efecto positivo de esa reforma será a Peña Nieto, no al PAN.
–¿Pudo haber condicionado la energética la aprobación de medidas anticorrupción?
–Eso no sucedió. Se dio un cheque en blanco. Y ahora, por muy distintas razones, el PRD aparece con la cabeza agachada; el presidente de la República, mirando hacia lo alto, y el PAN aparece nuevamente ante el imaginario social, que es muy importante, como un partido que resultó comparsa de la propuesta reformista de Peña Nieto.
–¿Le va a pesar al PAN ser comparsa de Peña?
–Sí, a Peña Nieto se le ha hecho fama de que es un hombre torpe. Yo creo que no. Demostró que es muy inteligente, porque está domesticando al PRD y domesticando al PAN. El PAN prácticamente no tuvo una aproximación crítica a las reformas. Fue una dócil aceptación.
Por eso urge una renovación del PAN que, insiste, debe fincarse en un nuevo humanismo político para atender a los más de 55 millones de pobres que ese partido ha desdeñado.
“Soledad Loaeza me dijo una vez: ‘Es que los panistas siempre huelen a jaboncito’. Y sí, con panistas que siempre huelen a jaboncito, que no comparten el destino de su pueblo, sólo en época electoral visitando a los pobres, pero no viviendo de manera austera y jugándose la vida a favor de la gente más necesitada, en el sentido más radical del término, no hay viabilidad.”
Advierte: “Mientras no haya una transformación así, de jugarse la vida del pueblo mexicano real, de abajo, Acción Nacional estará en un continuo atolladero, del que será muy difícil que salga”.
–¿Aun cuando siga ganando elecciones?
–Podrá seguir ganando algunas elecciones, pero la gran pregunta es si verdaderamente lo que busca Acción Nacional es ganar algunas elecciones o ayudar a un cambio más sustantivo, que pasa por el triunfo electoral, pero que va más allá.
Derechización
Autor de Como un gran movimiento. Aportes de la doctrina social de la Iglesia contemporánea a los partidos demócrata cristianos; Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos de la persona y Volver a la persona. El método filosófico de Karol Wojtyla, Guerra López ha sido testigo del desempeño del PAN como gobierno.
Luego de haber sido secretario privado y coordinador de asesores del primer gobernador panista de Querétaro, Ignacio Loyola Vera, fue testigo de la victoria de Vicente Fox el 2 de julio de 2000, desde la sede del PAN, donde se instaló una oficina que informó a embajadas, organismos empresariales y organizaciones no gubernamentales sobre la elección.
Esa misma noche, en el PAN, Fox, Jorge Castañeda, Porfirio Muñoz Ledo y Adolfo Aguilar Zinser comenzaron a definir un pacto político nacional, que luego se materializó en las mesas para la reforma del Estado, en las cuales él participó pero su proyecto para cambiar las reglas del juego del sistema jamás se materializó.
“Vicente Fox y Felipe Calderón no lograron cambiar las reglas del juego priista y, al contrario, se sumaron muy acríticamente al cumplimiento de las mismas reglas. Y por eso hasta la gente más sencilla, sin necesidad de ser analista, dice: ‘Los panistas terminaron comportándose como los priistas’.”
Agrega: “En efecto, porque muchas maneras de generar poder, de mantenerse en el poder, de compartir el poder, de reproducir el poder, siguieron los cánones del sistema político mexicano de siempre”.
Tras la derrota de 2012, Guerra López pensó que sería una ocasión para hacer una reflexión muy crítica e integral sobre la situación del PAN.
“A mí me tocó dar algunas pláticas al interior del partido y cercanas al partido, en el ambiente empresarial, en ONG, tratando de explicar por qué había perdido el PAN, tanto en Querétaro como en otras entidades, y me llamó la atención la enorme resistencia que había para hacer una autocrítica profunda”, recuerda.
Licenciado en filosofía por la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP) y doctorado por la Academia Internacional de Filosofía en el Principado de Liechtenstein, recuerda que comenzó a crecer el clamor de parte de panistas y uno y otro grupo: “Hay que volver a nuestros principios”.
Sin embargo, dice, no se profundizó en esa expresión que, interpreta, sólo “significa una especie de vuelta melancólica a un pasado imaginario de cómo fueron los primeros panistas, en su coherencia, sus valores, a lo mejor hasta en la declaración de principios, pero no entender aquellas raíces para repensarlas en el presente y de cara al futuro”.
Y retoma de Italia el concepto de resurgimiento: “Esto significa volver a los valores del pasado, pero para para replantearlos y reformularlos con las condiciones del presente. Es hacer del PAN un partido realmente actualizado en su doctrina y, por lo tanto, en su plataforma de ideas que le permitan una acción, en el futuro, más pertinente ante la realidad de México tan plural y tan complejo que hoy tenemos”.
Militante del PAN entre 1989 y 1995, Guerra López explica que la doctrina del PAN se estancó antes del Concilio Vaticano II, en 1965, y se hizo un partido más de derecha.
“Hay un conjunto de categorías que el pensamiento social cristiano fue desarrollando desde el Concilio Vaticano II y que no están incorporadas en el pensamiento sustantivo del PAN: opción preferencial por los pobres, derechos de los pueblos autóctonos, medioambientales y democracia participativa, un discurso de apertura de espacios sobre todo para ese 55% o 60% de la población más pobre de México. En otras palabras, Acción Nacional se derechizó.”
Desprecio por el saber
El PAN tiene previsto celebrar su 75 aniversario con un concierto en el Palacio de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por José Guadalupe Flores, a la que asistirá la cúpula del partido vestida de gala.
Previamente, Gustavo Madero develará una estatua de Manuel Gómez Morín en la sede de ese partido. Hasta donde se ha informado, los festejos no incluyen siquiera la edición de un libro. Nada. Sólo parafernalia.
Y es que, observa Guerra López, el PAN vive “una situación de anemia o anomia ideológica”, sin ideólogos ni líderes con “una autoridad moral a nivel doctrinario”. Aunque Juan José Rodríguez Prats, Salvador Abascal y Luis Felipe Bravo Mena son hombres valiosos, aclara, “no son los referentes fuertes que el partido necesitaría”.
Guerra López ya había advertido el deterioro del PAN al participar, en 2008, en el seminario “Gobierno, derecha moderna y democracia en México”, organizado por el antropólogo Roger Bartra en la UNAM, cuyas ponencias se reunieron en un libro con el mismo nombre editado por Herder (2009).
“Lo que hoy parece comenzar a imperar es esa clase de ‘derecha’ que en nombre de la primacía de los ‘resultados’ detesta el pensamiento y lo desprecia”, expuso Guerra López en su amplia exposición.
En amplia entrevista con el reportero, el lunes 8, el filósofo explica que el PAN vive una anemia o anomia ideológica y se ha posmodernizado, “es decir, ha caído en un cierto irracionalismo pragmático que es altamente peligroso, porque no hay nada más peligroso que un hombre con poder y sin ideas.”
Evoca la proverbial ignorancia de Fox, cuyas obras favoritas eran de superación personal, y su ideología neoliberal, no por haber leído a Friedrich von Hayek o Ludwig von Mises, sino por su formación empresarial en Coca Cola. “Ese neoliberalismo naif está en Acción Nacional”.
Para él, ese “notable vacío en actualización del PAN” explica que no se conozca el nuevo humanismo político y que no se incluya el pensamiento social de Juan Pablo II, de Benedicto XVI y sobre todo del Papa Francisco.
“En el PAN todavía no existe esa reflexión y ahí está una parte importante de su crisis. Muchos analistas piensan que es una crisis de tipo moral. Pero la verdadera causa de la crisis de Acción Nacional no son las fiestas, sino una falta de sensibilidad social.”
La actualización del pensamiento del PAN pasa por atender a los más de 55 millones de pobres, una discusión que debe abordarse con urgencia, aun a costa de una derrota en el próximo proceso electoral.
“Si se sigue actuando solamente gobernados por las urgencias, los temas no discutidos, los acentos no explorados, un nuevo estilo de ser panista nunca va a emerger.”
En el PAN, lamenta, no hay aprecio por el análisis antropológico cultural ni al análisis sociológico de la vida de México, sino que cuando se intenta comprender la sociedad se hace a través de encuestadoras que estudian el mercado:
“¡Por favor! ¡Cómo se va a leer las nuevas tribus juveniles del Distrito Federal, las nuevas culturas juveniles sin consultar con Néstor García Canclini, sin hablar con la gente de la Escuela de Antropología y sin tener antropólogos afines que te ayuden a entender los nuevos símbolos, lenguajes, etcétera!
“Hace falta limpiar los lentes, limpiar los mecanismos de análisis. No basta tampoco una actitud meramente apostólica. Es necesaria una actitud seriamente científica para mirar la realidad compleja del México actual.”
Insiste: “Acción Nacional necesita renovar fuertemente su pensamiento no nada más por un aprecio melancólico a la doctrina, sino porque pensando es como mejor se actúa”.
–¿Hasta por un asunto de eficacia política, de pragmatismo?
–Así es: si uno quiere ser realmente pragmático tiene que aprender a pensar y aprender de la experiencia histórica de quienes han actuado con anterioridad, cometiendo aciertos y errores. Pero si uno no piensa, si no se da el espacio para la reflexión, la acción va a ser también muy pobre y va a tener una eficacia muy limitada.
Y para ser eficaces, dice, el PAN debe conquistar estratégicamente a tres sectores que hasta ahora no logra ni atender ni entender: los jóvenes, las mujeres y los pobres.
“Sin los jóvenes, sin entender y llegar tarde a los nuevos lenguajes juveniles, sin llegar a la nueva sensibilidad femenina emergente, cada vez más autónoma y cada vez más empoderada, más consciente de su dignidad y de sus derechos, y sin llegar a los pobres, sobre todo viviendo y siendo solidario con ellos, de manera profunda y seria, el PAN volverá a repetir sus mismos errores una y otra vez”.
Fuente: Proceso