(Napolitano reelegido como Presidente de la República)
Por Gorka Larabeiti
Continúa el estado de emergencia democrática en Italia. Nunca en su historia había repetido mandato el Presidente de la República. Giorgio Napolitano, que había asegurado que nunca lo convencerían para quedarse, fue reelegido con 738 votos sobre 1.007 presidente de la República italiana después de que Bersani, Berlusconi y Monti pactaran ofrecerle el puesto tras varios días de votaciones en el Parlamento que han representado el suicidio político del Partido Democrático y el fin del bipartidismo de la Segunda República.
En el gran teatro de la Política, existe un género llamado “república parlamentaria” en el que la elección del gobierno emana del parlamento y el jefe de Estado carece de poder ejecutivo. Italia sería, en teoría, una república parlamentaria; sin embargo, tras la dimisión de Silvio Berlusconi en noviembre de 2011, entró en una fase de emergencia democrática, que confirió, de hecho, poderes ejecutivos a su presidente de la República. Tras un año de gobierno “técnico”, hace ahora 55 días, se celebraron elecciones. Pero el Parlamento ha sido incapaz de formar gobierno. Y esta semana ha sido incapaz de elegir un Presidente de la República.
La responsabilidad mayor la tenía el Partido Democrático, ganador por escaso margen en las últimas elecciones, y lo que ha ocurrido es que, agotado el esquema berlusconismo/antiberlusconismo por una crisis económica real devastadora, el engendro del Partido Democrático, que reunía a empresarios y sindicato, laicos y opus dei, neoliberales y socialdemócratas, ha estallado en pleno parlamento, ante los ojos atónitos y la sangre enfurecida de millones de votantes. No se dirá que han faltado lances antes de este apoteósico suicidio del PD. El aparato del PD ha preferido pactar con Berlusconi que con el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo, cuyo candidato a presidente era Stefano Rodotà, jurista y político de izquierda.
Tal vez, el colofón de este dramón lo representó la traición a Prodi, alma máter del partido, a quien propusieron como presidente por unanimidad, para luego, a la hora de la votación, traicionarlo uno de cada cuatro parlamentarios del PD. Dimitió entonces Pierluigi Bersani, secretario del Partido Democrático; dimitió Rosy Bindi, presidenta del PD, y dimitió por fin toda la secretaría. Hoy el PD está roto, y anuncian un nuevo congreso.
Imaginemos por un momento que el pueblo fuera público, y que hubiera asistido a la representación de un doloroso acto primero representado por un gobierno técnico que agudizara su pobreza, un acto segundo en que la llegada de un tsunami democrático cual deus ex macchina hubiera dado esperanzas para presenciar una peripecia democrática y acaso un desenlace feliz, y, de pronto, les sorprendieran con una catártica vuelta a un desalmado gobierno técnico. ¿Sería de extrañar que el público asaltara y tomara por la fuerza el proscenio?
Fue, en efecto, lo que ocurrió ayer apenas se supo la noticia del nombramiento de Napolitano. Enfrente del Parlamento, se reunieron cantidad de ciudadanos que gritaban “Basta con la casta”, “Todos a casa”, “Vergüenza”, “Payasos” etc. Había votantes cabreados del PD, militantes de Rifondazione Comunista, partidarios de Grillo, el cual había propuesto una “marcha a Roma”, y luego reculó oliéndose que habría incidentes. La rabia de muchos votantes del PD, Sinistra e Libertà y el Movimiento 5 Estrellas es mucha. Había gente en todas las salidas del Parlamento.
Mientras un grupo de ciudadanos gritaba “Bufones, bufones”, un joven preguntó: “¿A quién se lo decían?”. Otro le contestó: “Es igual: son todos iguales”. El pueblo ya no se siente público, sino que exige protagonismo. De momento, lanza tomates o aplaude a los actores de esta obra. Ya interrumpe y se hace presente. Quién sabe qué otras páginas habrán escrito los autores de esta obra. Lo que sí está claro es que o le dan papel al pueblo, o el pueblo los acaba echando, antes o después, de escena, para devolverlos a la realidad trágica de la historia.
Este domingo por la tarde, Grillo se manifestará en Roma. El lunes abren los mercados y el Presidente de la República presentará su gobierno. Aunque Obama, el FMI, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y la Confederación Episcopal italiana respiran aliviados, aún no ha caído el telón.
Fuente: Rebelión.Org