El presidente Barack Obama rechazó el martes la posibilidad de que su gobierno suspenda las deportaciones de indocumentados distintos a los menores de 30 años que fueron traídos ilegalmente a Estados Unidos durante su niñez y afirmó que sería “muy difícil de defender” con argumentos jurídicos.
“Si comenzamos a expandir eso, entonces esencialmente, yo estaría haciendo caso omiso de la ley en una manera que sería muy difícil de defender con argumentos legales. Así que eso no es una opción”, dijo Obama en entrevista concedida a Telemundo.
Ese fragmento de la entrevista no fue incluido en el fragmento transmitido el martes por la televisora, pero sí en la transcripción completa de la entrevista difundida por Telemundo.
El gobierno anunció en junio del 2012 un programa para suspender las deportaciones de inmigrantes sin papeles menores de 30 años que cumplan con algunos requisitos, conocidos en inglés como “dreamers”.
Obama expresó preocupación porque algunos activistas propulsores de una reforma migratoria comienzan a desanimarse y a esperar que él emita una medida administrativa de beneficios migratorios para remediarlo.
“Hay un camino para lograr esto, y es a través del Congreso. Y en este momento, todo el mundo debería estar concentrado en asegurarse de que el proyecto de ley aprobado por el Senado llegue al pleno de la cámara de representantes”, agregó el mandatario.
La organización Dream Act Coalition, que agrupa a numerosos Dreamers, convocó una conferencia telefónica para el miércoles en la que varios de sus dirigentes anunciarán que sus esfuerzos por lograr una reforma migratoria se concentrarán en presionar a Obama para que emita otra medida administrativa.
Y la Red Organizadora de Jornaleros (NDLON por sus siglas en inglés) celebrará el miércoles un evento frente a la Casa Blanca con un objetivo similar, alegando que la comunidad hispana sufre de manera desproporcionada el impacto de las deportaciones sin precedentes practicadas durante el gobierno de Obama.
Entre 2008 y 2012 las deportaciones ascendieron hasta ubicarse levemente por debajo de las 400.000 anuales, el doble de las 200.000 registradas en 2007, la cifra más alta durante los dos periodos del presidente George W. Bush.
El Congreso mantiene en el limbo a la reforma migratoria, ya que la mayoría republicana en la cámara baja se ha mostrado reacia a debatir el proyecto de ley aprobado por el Senado en junio, el cual concede a los inmigrantes sin papeles la opción de la naturalización.
La comisión judicial de la cámara baja aprobó en julio cinco proyectos de ley en áreas migratorias, todos de corte restrictivo a la inmigración ilegal.
La agenda legislativa que recibe a los congresistas tras su receso primaveral de cinco semanas luce copada con otros asuntos complicados como el debate sobre el financiamiento del gobierno federal y del tope para la deuda pública.
Obama aseguró que el único obstáculo de la reforma migratoria es el presidente de la cámara baja, el republicano por Ohio John Boehner “porque tenemos una mayoría de congresistas, demócratas y republicanos, en la cámara baja, que votarían a favor en este momento de tener la oportunidad. Así que es una pregunta que realmente debería hacérsele al señor John Boehner: ¿Qué lo detiene para someter a votación ese proyecto de ley?”
Boehner ha reiterado que no traerá al pleno de la cámara el proyecto de ley aprobado por el Senado porque no cuenta con el apoyo de los 233 miembros de su bancada.
El portavoz de Boehner, Brendan Buck, respondió a Obama que “para que la reforma migratoria funcione, es esencial que tengamos la confianza del pueblo estadounidense de que se hace de la manera correcta. Eso significa un enfoque paso a paso, no otro proyecto de ley extenso tal como el de reforma de salud, que la gente no entiende”.
Fuente: AP