Nuevos grupos armados calientan más la plaza en Tamaulipas

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El presidente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, se llenó la boca con el anuncio: su partido desconocía a tres de sus candidatos a alcaldías de Tamaulipas por presuntos nexos con el narcotráfico. La versión de los afectados es muy distinta, y afirman que sólo simpatizan con grupos de autodefensas que surgieron ante la inacción del Estado. Sea cual sea la verdad, la acusación y los hechos que le siguieron evidencian que Tamaulipas es territorio sin ley, que se ha gangrenado durante los gobiernos priistas.

Por Juan ALberto Zedillo y JOse Gil Olmos/ Proceso

Sorpresivamente, el sábado 7 de mayo Manlio Fabio Beltrones, presidente nacional del PRI, desconoció a los candidatos de su partido a las alcaldías tamaulipecas de Hidalgo, Mainero y Villagrán, bajo la sospecha de que tenían vínculos con la delincuencia organizada.

Pero detrás de esa decisión está la presencia del grupo La Columna Armada General Pedro José Méndez (CPJM), que desde hace seis años opera como autodefensa y pelea desde la clandestinidad contra las bandas criminales en esta región colindante con Nuevo León, donde dominaban Los Zetas.

Wenceslao Zúñiga Vázquez, candidato a presidente municipal de Hidalgo; Gustavo Estrella Cabrera, por Villagrán, y Luis Aldape Lerdo, de Mainero, desconocidos por Beltrones y el priísmo tamaulipeco, son simpatizantes de este grupo civil que actúa de manera furtiva y niega ser el brazo ejecutor del Cártel del Golfo (CDG), como señala el gobierno del priísta Egidio Torres Cantú.

Apenas en marzo pasado, junto con candidatos y líderes locales del PAN, PRD, PT, Panal y el Partido Independiente, participaron en una multitudinaria marcha y en el mitin realizado en el zócalo del municipio de Hidalgo, celebrando el sexto aniversario de la CPJM. Ahí todos rechazaron ser parte de alguna extensión del crimen organizado y reafirmaron su compromiso de defenderse contra asesinos, secuestradores y extorsionadores.

Hoy que los acusan de estar coaccionados o comprados por el narco, los tres priístas sostienen que seguirán dando la lucha y han empezado a juntar firmas de apoyo. Pero acusan a Beltrones de poner en riesgo sus vidas y las de sus familias.

“Estoy por agarrar monte para esconderme. Mi familia está muy preocupada. Tienen miedo de que me vayan a matar tras acusarme de narcotraficante”, dice a Proceso Wenceslao Zúñiga, padre de dos hijos, profesor con 28 años de carrera y militante del PRI las últimas tres décadas.

Antes de conceder la entrevista a este medio, recibió una llamada del delegado estatal del PRI, quien le solicitó su renuncia. El profesor puso en altavoz la llamada. Se escuchaban las disculpas del delegado por las declaraciones de Beltrones. Durante la charla, el funcionario partidista reconoció que Zúñiga, quien ha sido presidente del PRI en Hidalgo, los ayudó a ganar varias elecciones. “Te queremos proteger, por eso es mejor que renuncies”, le decía.

Tras colgar, el aún candidato a la presidencia de Hidalgo aseguró: “No voy a renunciar. Voy a defender mi candidatura ante los tribunales. No tienen pruebas, y los reto a que presenten un expediente”.

Mencionó que le piden que deponga sus aspiraciones porque legalmente no pueden cancelar su registro. Contó que semanas atrás el PRI estatal le solicitó que les enviara una hoja en blanco con su firma, petición que ignoró.

Gustavo Estrella Cabrera, padre de cinco hijos y quien ha militado en el PRI 29 años, señaló que los 32 comisariados ejidales lo eligieron como candidato de Villagrán, una pequeña comunidad rural de apenas unos 7 mil habitantes cercana a la frontera con Nuevo León.

“Sentí como una traición las acusaciones de Beltrones. Siempre hemos apoyado al PRI”. Estrella añadió que su comunidad fue abandonada por el gobierno ante los embates de Los Zetas. “El gobernador nunca ha venido”. Tampoco se ha parado Hinojosa.

En la entrada de Villagrán aún se observan la gasolinera y la sucursal de la cadena Oxxo que fueron quemadas por la delincuencia organizada, debido a que, supuestamente, surtía gasolina al grupo rival.

Mientras que Aldape, candidato del PRI a la alcaldía de Mainero, aseguró que su pequeña comunidad, que aporta menos de mil 800 votos a su partido, está levantando firmas para apoyarlo. “Vamos a luchar en los tribunales por nuestra candidatura. Son mentiras las acusaciones. Somos inocentes y vamos a luchar”, dice quien se define como agricultor y tiene “toda la vida siendo priísta”.

Aldape, Estrella y Zúñiga coinciden en que si renuncian, estarían aceptando que son narcotraficantes.

“Los tres candidatos que fueron amenazados o comprados por el crimen en Tamaulipas y que hemos decidido expulsar, apoyan abiertamente al PAN. El PRI no se prestará para dar votos a quienes ceden o están coludidos con el crimen. Actuaremos igual en cualquier caso que se presente en todos los estados”, dijo Beltrones al hacer público el desconocimiento de los tres candidatos tamaulipecos.

LA COLUMNA ES COMO EL DIABLO

El municipio rural de Hidalgo es uno de los más extensos, y su pequeña cabecera municipal estuvo bajo el control de Los Zetas de 2010 a 2013. En esa época se registraron decenas de asesinatos, secuestros y extorsiones. Desaparecieron más de 100 personas y el alcalde en esos momentos, Marco Leal, fue asesinado.

El actual alcalde, Jesús Manuel Guerreo Gamboa, fue plagiado antes de ganar las elecciones. “Estuve cinco días secuestrado y todo ese tiempo me trajeron atado y vendado en la caja de una camioneta”, contó Guerrero.

“A veces se paraban en la carretera y escuchaba cómo se reportaban con la policía estatal”. Su familia tuvo que pagar 1.5 millones de pesos y entregar dos camionetas para que lo soltaran. “Tuvieron que vender un tractor y otras propiedades”, apunta.

La violencia e inseguridad se frenó cuando los pobladores formaron un grupo de autodefensa al cual llamaron Columna Armada Pedro José Méndez, en honor al general tamaulipeco que luchó contra los invasores franceses. La columna sacó a Los Zetas de la cabecera municipal y desde entonces se acabaron los secuestros y extorsiones. Hay rumores de que las armas se las proporcionó el Cártel del Golfo.

“La columna es como el diablo, se dice que existe pero nadie la ve. Nadie sabe quiénes son”, asienta Wenceslao Zúñiga.

A pesar de que los priístas se han defendido, el martes 10 el Comité Ejecutivo Nacional del PRI presentó ante la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade) una solicitud para investigar “lo que está sucediendo en Tamaulipas”, en el marco del proceso electoral.

El PRI afirmó que sus mismos candidatos a las presidencias municipales de Hidalgo, Mainero y Villagrán “fueron objeto de violencia, amenazas, intimidación o víctimas de la coacción del voto” por “la Columna Armada Gral. Pedro J. Méndez”, a la cual acusó de estar “vinculada a la delincuencia organizada” y de “operar a favor del candidato del Partido Acción Nacional al gobierno de esa entidad”.

La CPJM nació en noviembre de 2010 en el municipio de Hidalgo y se extendió rápidamente a Mainero y Villagrán, en los linderos con Nuevo León.

El grupo se dio a conocer públicamente a través de las redes sociales y mediante “una tarjeta de Navidad y Año Nuevo 2011”, fechada en diciembre de 2010. Ahí hacía una invitación a la población a dar municiones para las armas que iban a utilizar para combatir al crimen organizado, específicamente a Los Zetas.

Además de la CPJM apareció otro grupo armado que se denominó “autodefensa”. Se trata de la Brigada Alberto Carrera Torres (BAC), que mediante un comunicado distribuido a la población de Hidalgo asentó que en defensa de la población tamaulipeca “pasó por las armas” a 16 integrantes de Los Zetas que mencionan con nombre y apellido, algunos de los cuales resultaron muertos y otros heridos.

La brigada lleva el nombre de un maestro rural y militar revolucionario nacido en Tamaulipas. En el comunicado la BAC defiende que la población se arme para defenderse como lo señala el artículo 10 de la Constitución. “Entre más desarmado estés, más fácil serás asaltado, secuestrado y asesinado”.

De acuerdo con reportes de la prensa local, tanto la CPJM como la BAC tendrían una relación con el Cártel del Golfo. Sin embargo, hasta ahora no hay ninguna prueba que confirme este vínculo.

Fuente: Proceso

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