Paul Bocuse, impulsor de la «nouvelle cuisine» francesa y el cocinero más célebre de su país, murió hoy a los 91 años de edad, anunció su familia a los medios franceses. «La gastronomía está de luto. El señor Paul era Francia. Simplicidad y generosidad. Excelencia y arte de vivir. El Papa de la gastronomía nos ha dejado», dijo de él el ministro del Interior, Gérard Collomb, en un mensaje colgado en Twitter.
Paul Bocuse est mort, la Gastronomie est en deuil.
Monsieur Paul, c’était la France. Simplicité & générosité. Excellence & art de vivre.
Le pape des gastronomes nous quitte. Puissent nos chefs, à Lyon, comme aux quatre coins du monde, longtemps cultiver les fruits de sa passion. pic.twitter.com/XI0ozzzGJK— Gérard Collomb (@gerardcollomb) January 20, 2018
Bocuse, nacido el 11 de febrero de 1926, cerca de Lyon, tenía entre sus récords el haber acompañado su nombre de tres estrellas Michelin desde hace más de 50 años y fue designado cocinero del siglo por guías como Gault et Millau.
El célebre chef, nombrado “cocinero del siglo” y considerado uno de los artífices de que chefs de todo el mundo adquirieran condición de estrellas mediáticas, sufría desde hace años de la enfermedad de Parkinson. Según la agencia France Presse, falleció en su famoso restaurante Auberge du Pont en Collognes-au-Mont-d’Or, en compañía de su esposa, Raymonde, y su hija Françoise.
Fue en ese mismo lugar, a una decena de kilómetros de Lyon, donde Bocuse nació el 11 de febrero de 1926, en el seno de una familia de varias generaciones de cocineros, tanto por parte de padre como de madre. Su formación como chef comenzó de niño junto con su padre y continuaría después de la mano de la célebre cocinera de Lyon Eugénie Brazier y del que siempre consideraría su gran maestro, Fernand Point, ambos entre los primeros chefs en lograr las tres estrellas Michelin que también acabaría conquistando Bocuse. El joven interrumpió su formación brevemente a los 18 años, cuando en 1944 se alistó como voluntario en el ejército de liberación del general Charles de Gaulle.
De la guerra conservaría dos cosas. Un gallo toscamente tatuado en el hombro izquierdo que le encantaba mostrar y que explicaba le habían hecho los mismos soldados estadounidenses que le salvaron de una muerte que creía segura cuando recibió una bala muy cerca del corazón. Además, tras ver morir a la mayor parte de su regimiento en el mismo ataque en Alsacia que casi le cuesta la vida, se fijó una máxima por la que se guiaría el resto de su vida: “Trabajar como si fuera a vivir cien años, y vivir como si fuera a morir mañana”.
Bajo esa filosofía Bocuse, un trabajador empedernido que hasta el último momento estuvo pendiente de sus cocinas, creó un imperio culinario con más de una veintena de restaurantes en Francia y el extranjero valorado en más de 50 millones de euros en volumen de negocios anuales.
Paradójicamente, el impulso definitivo a su fama se la debe a un plato que a priori suena tan poco tentador como es una ensalada de judías verdes al dente. Pero al degustarla, los periodistas y fundadores de una de las guías culinarias de referencia, Henri Gault y Christian Millau, proclamaron: “La nueva cocina existe y la acabamos de encontrar”.
Bocuse se había convertido en el inspirador de la “nouvelle cuisine”, una reinterpretación más ligera —menos salsas, menos mantequilla, sabores más naturales y alimentos absolutamente frescos— de la cocina tradicional francesa que le devolvió a la gastronomía gala su fama mundial.
Fuente: El Mundo/ El País