Muere ex presidente Mursi cuando declaraba en juzgado

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Se desvanece el ex presidente egipcio Mohamed Mursi cuando declaraba ante un tribunal y luego se reporta su muerte

El islamista Mohamed Mursi, el primer presidente elegido democráticamente en la Historia de Egipto derrocado un año después de llegar a palacio por el golpe de Estado de julio de 2013, ha fallecido este lunes a los 67 años poco después de sufrir un desvanecimiento en uno de los juicios que aún tenía pendientes, ha confirmado la televisión estatal egipcia.

Según los medios de comunicación estatales, Mursi cayó en coma después de comparecer ante un tribunal que le juzga por espionaje. Durante la vista le fue permitido dirigirse al juez. Poco después de que la sesión fuera suspendida, el ex presidente perdió la consciencia y falleció. El diario estatal Al Ahram asegura que el ex mandatario fue trasladado a un hospital cuyo nombre no ha trascendido.

Mursi, el dirigente que los Hermanos Musulmanes eligieron de rebote para concurrir en las elecciones presidenciales de 2012 tras el ocaso del octogenario Hosni Mubarak y la descalificación de su candidato inicial, había permanecido entre rejas desde la asonada urdida por el entonces jefe del ejército y ministro de Defensa, el actual presidente Abdelfatah al Sisi.

Encarcelado en condiciones “inhumanas”

Desde entonces, se había convertido para los suyos en un icono de los miles de dirigentes y militantes de la Hermandad arrestados y encarcelados por una represión que ha terminado alcanzando a todos los sectores políticos, desde islamistas hasta liberales e izquierdistas. Las condiciones en las que Mursi se hallaba confinado fueron denunciadas en el informe elaborado en marzo de 2018 por un panel de parlamentarios británicos y abogados internacionales.

Según el documento, Mursi permanecía en confinamiento solitario durante 23 horas diarias, era obligado a dormir sobre un suelo de cemento; recibían comida enlatada y en ocasiones podrida; y sólo había podido ver a su familia una vez en los últimos tres años. El panel voceó entonces un riesgo ahora cumplido: si el ex presidente fallecía prematuramente por un tratamiento médico inadecuado, Al Sisi podría ser considerado responsable en virtud de la legislación internacional.

El documento calificó su tratamiento de “cruel, inhumano y degradante” y aseguró que podría “ser considerado tortura conforme al derecho egipcio e internacional”. Los informes médicos ya advertían entonces del rápido deterioro de su delicada salud. Mursi padecía de diabetes y presión arterial alta, agudizados por su precaria existencia en El Escorpión, una de las cárceles que componen en el penal de Tora, en el sur de El Cairo.

“Resulta probable que la consecuencia de esta atención inadecuada sea un rápido deterioro de sus condiciones a largo plazo, lo que probablemente conduzca a una muerte prematura”, subrayó el informe elaborado por el parlamentario Crispin Blunt, del Partido Conservador británico, a petición de su familia. Durante su estancia entre rejas, había sufrido además un deterioro grave de las funciones hepática y renal.

A este alarmante parte médico se unían la pérdida de la visión en el ojo izquierdo por la falta de insulina, lesiones en el cuelo y columna vertebral como resultado de dormir en el suelo, abscesos en la mandíbulas y conjuntivitis. Su familia se había quejado de que la asistencia proporcionada por el médico de prisión no era suficiente y había solicitado el examen de Mursi por varios especialistas.

Un largo calvario judicial

Desde su derrocamiento en 2013, Mursi había afrontado una larga retahíla de procesos judiciales. Actualmente cumplía una condena de 20 años de cárcel por intimidar a los manifestantes de la oposición durante los choques que sus partidarios y detractores protagonizaron el 5 de diciembre de 2012 a las puertas del palacio presidencial.

La trifulca, acaecida días después de la declaración constitucional que blindó la aprobación de la Constitución, se saldó con 10 muertos y más de 700 heridos. El ex presidente también había sido condenado a cadena perpetua por su participación en una presunta conspiración junto a Hamas y Hizbulá para “cometer actos terroristas en el país”.

En noviembre de 2016 el Tribunal de Apelaciones egipcio anuló la condena a muerte contra él y otros 21 dirigentes de la Hermandad por escapar de prisión durante las revueltas que forzaron la renuncia de Hosni Mubarak en 2011 pero dictó la repetición del juicio.

Las reacciones a su repentina muerte no se han hecho esperar. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, aliado de los Hermanos Musulmanes que ha proporcionado refugio a muchos de sus dirigentes, ha expresado sus condolencias a su “familia, parientes y pueblo de Egipto” por el fallecimiento de “un mártir”. “El cruel Al Sisi ejecutó a cerca de 50 egipcios”, ha añadido.

Las organizaciones de derechos humanos internacionales, que han denunciado reiteradamente las pésimas condiciones de las cárceles egipcias y la muerte en custodia de decenas de disidentes, también se han hecho eco de la noticia. “Es terrible pero era totalmente previsible, dada la negativa del Gobierno a proporcionarle adecuada atención médica y permitir las visitas familiares”, ha lamentado Sarah Leah Whitson, directora de Human Rights Watch en Oriente Próximo.

Fuente: ElMundo.es

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