Luego de más de dos semanas internado en el área de terapia intensiva del Hospital Mocel, el narrador Federico Campbell falleció hace unos momentos a la edad de 72 años, a causa de un derrame cerebral cuando convalecía de influenza AH1N1.
Su esposa Carmen Gaitán, directora del Museo Nacional de San Carlos, dijo vía telefónica que el escritor “murió a causa de un derrame cerebral masivo”, y que se encontraba realizando los trámites respectivos para sepultarlo en el Panteón Francés de San Joaquín.
Federico Campbell fue internado el viernes 31 de enero en ese hospital privado con un cuadro de neumonía.
Después de realizarle estudios que fueron enviados a Atlanta, Georgia, Estados Unidos, se confirmó que tenía influenza AH1N1, misma que le erradicaron; sin embargo, el virus le causó una complicación renal por la que le hicieron varias diálisis, además de haber tenido una afección cardiaca.
Apenas ayer, Gaitán informó a Apro que al escritor se le realizó, por recomendaciones médicas, una traqueotomía para evitarle infecciones pues había esperanzas en su recuperación, según los doctores de la institución.
Los primeros síntomas que Campbell sufrió por la influencia aparecieron a finales del mes pasado en Tijuana, Baja California, donde ofreció una conferencia magistral sobre el escritor jalisciense Juan Rulfo, además de recibir el nombramiento de Presidente Honorario de la Feria del Libro.
Ahí comenzó a sentirse mal de salud con síntomas similares a una fuerte gripe, mismos que se agravaron a su retorno a la Ciudad de México.
Periodista, editor, ensayista, traductor y narrador, Campbell fue autor de obras como Pretexta o el cronista enmascarado (1979), Los brothers (1984),Tijuanenses (1997) y Transpeninsular (2000), por la que obtuvo el Premio de Narrativa Colima.
Además de colaborador de diarios y diversas publicaciones nacionales, fue fundador de Proceso.
Entre sus ensayos destacan La memoria de Sciascia (1989), La invención del poder (1994), Máscara negra. Crimen y poder (1995), Post scriptum triste (1994) y Periodismo escrito (2002). En 2011 obtuvo el Premio Letras de Sinaloa.
Fuente: Proceso