La plancha del Zócalo se convirtió en un cuadrilátero de proporciones inconmensurables al albergar a decenas de miles de personas que se dieron cita en la clase de box más grande del orbe. Por segundo año consecutivo, la Ciudad de México se volvió el epicentro del pugilismo mundial.
Ante un aproximado de más de 30 mil ciudadanos, Julio César Chávez, el gran ídolo del pugilismo mexicano, fue uno de los cinco maestros que dirigieron la actividad ante la gran respuesta de los presentes.
La Plaza de la Constitución incluso no alcanzó en cuanto espacio, esto a consecuencia de la gran afluencia. Por tal, la avenida 20 de Noviembre se habilitó como la extensión a la plancha del Zócalo.
Entre jabs, uppers, sombras, golpes al cielos y saltos de cuerdas, la Plaza de la Constitución vio florecer una coreografía de dimensiones descomunales al ritmo de las indicaciones que iban señalando cada uno de los profesores, entre ellos Irma La Torbellino García, Erika Dinamita Cruz, Ana María La Guerrera Torres y David Rey Piccaso.
En esta ocasión, el objetivo de la clase masiva no tenía como fin superar el récord que se estableció el año pasado cuando se congregaron 14 mil 299 asistentes.
Fuente: La Jornada