Por Ernesto Villanueva
Eduardo Medina Mora, candidato a Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), es a todas luces ajeno al interés público, y de ser elegido afectaría la independencia de la SCJN y representaría un tiro de gracia a la justicia independiente. Ya el acucioso reportero Jorge Carrasco publicó algunos aspectos de esta polémica de gran relevancia para el país, por lo que expongo cinco razones adicionales, que me permiten sustentar lo que afirmo. Veamos.
Primero. Medina Mora es un hombre que ha hecho de la corrupción un modo de vida. En efecto, cuando fue designado como titular del Cisen en 2000, la Auditoría Superior de la Federación revisó la cuenta pública de ese año y le formuló 16 recomendaciones, de las cuales sólo atendió seis y dejó sin solventar 10 en el 2001 –ya en pleno ejercicio de sus funciones–, todas ellas relacionadas con faltas en la compra de equipos y softwares para el propio Cisen, lo que pone de relieve su falta de probidad. (http://www.asf.gob.mx/trans/Informes/IR2000i/ir2000/Tomos/Tomo2/CISEN.htm).
De igual forma, es público que el Cisen tiene tres oficinas, que son de su propiedad; no obstante, durante el tiempo de Medina Mora en este órgano desconcentrado se pagaron, según el documento “Relación de pago por arrendamiento” del Cisen, alrededor de 15 millones de pesos sin que hubiera justificación alguna.
Segundo. Medina Mora es un hombre generoso con los recursos del erario y firma contratos suntuosos, innecesarios y ajenos al principio de austeridad del gobierno federal. Así, conforme al contrato Cisen 012/04, anexo 3.1, las tres instalaciones de ese órgano, incluyendo la central ubicada en Camino Real de Contreras número 35, colonia La Concepción, Delegación Magdalena Contreras, no sólo tienen un gimnasio para los agentes operativos, sino también una zona de recreación que incluye ping-pong, canchas de tenis, etcétera, en un espacio de mil 653.94 metros cuadrados. ¿Los agentes y funcionarios van a trabajar o van a labores de esparcimiento?
Tercero. Medina Mora es un mentiroso, poco fiable y enemigo de un sistema democrático de justicia. En su discurso de “presentación a los medios de los resultados de la evaluación hecha al Cisen” en el 2000, Medina Mora afirmó: “Se ha dicho, pero quiero subrayarlo: Desde el primer día de esta administración el Cisen no ha hecho espionaje político”. Los temas del Cisen, agregó, son “el crimen organizado, la subversión, el terrorismo, la seguridad pública, la dinámica geográfica, la contrainteligencia y fenómenos fronterizos y migratorios”. No obstante, el contrato “Cisen/UO/024/07 Anexo técnico para acceder en línea al sistema automatizado de análisis y procesamiento de información legislativa”, que prorroga otros firmados en los tres años anteriores, dispone el espionaje del Congreso de la Unión mediante acceso a claves privadas, reportes y cortes estratégicos de información, análisis de contenidos, perfiles y mapas relativos a senadores y diputados, sin ninguna orden judicial para emprender estas acciones. ¿Cómo puede explicar un Medina Mora que no hace espionaje político que los legisladores son terroristas o un peligro para la seguridad nacional, por citar dos de los temas a los que supuestamente se dedica el Cisen? Paradójicamente, los vigilados son ahora los que deben elegir al vigilante. ¿Cómo puede el Senado elegir como ministro a un violador consumado de la ley como prócer de la administración de justicia federal?
Cuarto. Medina Mora es un servidor público irresponsable. En efecto, durante su gestión, su presencia en el país era reducida comparada con sus viajes al extranjero, cuando se supone que las funciones del Cisen no deben ser dirigidas a control remoto, sino que implican una presencia física mucho mayor que la de otro tipo de funcionarios. El hecho es que en su periodo como titular del Cisen, de acuerdo con la Unidad de Administración, Finanzas y Desarrollo Humano del mismo, Medina Mora gastó 27 mil pesos en viáticos nacionales y 289 mil 414.59 pesos en viáticos internacionales.
Quinto. Medina Mora ha sido un enemigo declarado de los derechos humanos al ser titular del Cisen, de la Secretaría de Seguridad Pública Federal y de la Procuraduría General de la República, como lo ponen de relieve las recomendaciones de la CNDH bajo los siguientes números: REC 2006:_37, REC 2006_38, REC 2007_65, REC 2008, 050, REC 2008_64 y REC 2009_047, emitidas justamente por reiteradas violaciones a los derechos humanos.
¿Se imagina alguien cómo interpretaría Medina Mora el artículo 1º de la Constitución sobre el fortalecimiento de los derechos humanos, que podrían ser mejor invocados directamente ante los órganos jurisdiccionales? Ello significaría muchos pasos de regresión al pasado autoritario.
La cancha está en el terreno del Senado. Esperemos que el sentido común, que cada día es el menos común de los sentidos, gane la partida ante esta propuesta del presidente Enrique Peña Nieto que cada día se parece más al Calígula de Albert Camus, en perjuicio de la comunidad entera.
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