Por Sanjuana Martínez
El hostigamiento sexual en México es una práctica normalizada, generalizada e invisible. Las mujeres sufren el acoso en casa, la escuela, el trabajo, la calle… Se sufre, se acepta de manera resignada y estoica, se calla.
Son contados los casos de acoso sexual que finalmente son denunciados judicialmente y salen a la luz pública, porque las mujeres no tienen condiciones de acceso a la justicia y lo que es peor: se exponen al escarnio social. Quienes se atreven a llevar sus casos a los juzgados, sufren luego, más acoso, el desprestigio y por supuesto, la impunidad.
En México no se le da la importancia debida al acoso sexual. Ni a sus nefastas consecuencias a nivel psicológicas y físicas. Los graves trastornos que ocasiona en las mujeres no son tomados en cuenta: sentimientos de humillación, inseguridad, angustia, depresión, baja autoestima, miedo, nerviosismo permanente en condiciones de alerta, sentimientos de culpa, aislamiento…
El acoso sexual se manifiesta a través de conductas compulsivas de carácter sexual y lo practican generalmente los hombres hacia las mujeres. Se trata de la imposición de conductas no deseadas, verbales o físicas. Y tiene que ver específicamente con el poder que ejerce el agresor contra su víctima de muy distintas maneras. El acoso proviene de la subordinación laboral o social. Si la víctima se niega está en riesgo de sufrir las consecuencias.
Al aceptar las proposiciones, la víctima recibirá a cambio una retribución: aumento de sueldo, ascenso laboral, dinero y otras formas de compensación a cambio de sexo. Todo depende de las intenciones del agresor.
El acoso sexual puede ser verbal con comentarios lascivos, piropos obscenos, groserías, bromas subidas de tono, comentarios sobre la superioridad del sexo masculino. También puede ser visual, es decir, aquellas miradas lascivas al cuerpo femenino o bien el acoso exhibicionista del agresor. Finalmente, existe el acoso sexual físico, aquel que tiene forma de tocamientos, roces supuestamente accidentales o intencionales que a veces terminan directamente en violación o relaciones sexuales sin consentimiento.
Lamentablemente en México, el acoso sexual, aún se sigue considerando un tema menor, a pesar que debe ser considerado una forma de discriminación y abuso sexual y psicológico. De hecho, algunos especialistas señalan que un abuso sexual crónico tiene los mismos efectos en la víctima que una violación o una agresión sexual. Incluso, hay casos que terminan en suicidios.
Por eso es tan importante el caso La Volpe. El ex futbolista argentino, ex técnico de la Selección Mexicana y ahora ex técnico de Las Chivas, fue acusado de acoso sexual por la podóloga del club.
De 62 años, Ricardo Antonio La Volpe Guarchoni ha mostrado los ímpetus de su carácter explosivo en muy distintas formas. Desde el ya clásico “me la pelan” dirigido a los periodistas en Holanda, hasta el hecho de aparecerse en toalla frente a la podóloga para comprobar si daba masajes.
Sus manifestaciones obscenas están registradas en la hemeroteca del Mundial de Alemania en 2006, cuando en Noordwijk, un pueblito marinero holandés, mostró sus partes íntimas a los reporteros. Enojado por la publicación de una entrevista, se bajó la bragueta del pantalón y sacó su pene para exhibirlo gritando: “Desde hace tres años y medio me han dado, pero mírenme, sigo aquí. Me la pelan”.
El nuevo exabrupto grotesco de La Volpe, ha tenido menos público. No hubo reporteros, pero el señor, según la versión de la víctima, se presentó desnudo con una toalla, para “regañar” a la podóloga. El entrenador quería saber si ofrecía masajes y si utilizaba árnica en las articulaciones de los jugadores.
En un comunicado, la Fiscalía de Jalisco confirmó que recibió una denuncia penal en contra de La Volpe por acoso sexual el pasado miércoles y según el fiscal Luis Carlos Nájera Gutiérrez, detalló que la podóloga del Club Guadalajara, Belén Coronado, presentó una declaración “extensa” y “muy precisa” confirmada por el testimonio de otra mujer.
En un país eminentemente machista como México y en un ambiente deportivo futbolero eminentemente machista, este tipo de casos, sirven para señalar que nadie debe estar por encima de la ley y para demostrar que el acoso sexual es un delito muy serio.
“Yo quiero preguntarle a ustedes que tengan una hija, una hermana, una sobrina, una esposa, que le pase lo que le pasó a Belén, ¿qué harían ustedes?… Él se presentó en toalla y nada abajo de la toalla… ¿Ustedes creen que yo arriesgaría a mi esposa, al club, y la integridad de una empleada, para ponerle una trampa?. Tengo los pantalones suficientes para despedir a la gente”, dijo el presidente de las Chivas, Jorge Vergara, al señalar que las declaraciones hechas por La Volpe, quien se justificó diciendo que realizaba una supuesta investigación a la podóloga, por utilizar arnica, es “ridícula”.
Obviamente ya salieron varias versiones de este asunto. Y los muy “machos” diciendo que la conducta impropia de La Volpe no fue “para tanto”. Incluso, hay quien duda de la denuncia de la víctima. O que dirige el asunto, hacia una venganza personal contra La Volpe, para no pagarle lo que se merecía. Sin embargo, hay que recordar que el argentino firmó de común acuerdo el finiquito.
En su defensa, La Volpe, dijo que había “dos orejas” que le contaban todo a Angélica Fuentes, directora del Grupo Omnilife, dueña del 43 por ciento de Chivas Rayadas del Guadalajara y esposa de Jorge Vergara.
Está claro, que esta vez, el acoso sexual contra una mujer ha sido considerado por otra mujer como Angélica Fuentes, como algo muy grave. Ella misma escribió en su cuenta de Twitter: “El respeto a la mujer empieza con un hombre que se respeta a sí mismo… Por el respeto y dignidad absoluta a la Mujer, es y seguirá siendo una constante pese a todo lo negativo que esto represente a mi persona!”, dijo y ofreció su respaldo a Belén. Vergara también insistió en su cuenta: “La Volpe fue cesado porque una joven tuvo el valor de denunciarlo y la respaldamos. No es tolerable la conducta inapropiada a ninguna mujer”.
Estamos ante un caso de congruencia, y como se sabe, ser congruente en México es más peligroso que ser narcotraficante. La reacción de los machos Alfa no se ha hecho esperar. Ya salieron las versiones contra Angélica Fuentes a quien culpan del despido fulminante de La Volpe por “oscuras razones”.
¿A quién creerle? ¿A un señor iracundo como La Volpe con referencias muy claras sobre sus obscenidades o a la podóloga víctima del acoso sexual?
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