Por Antonio Barrios
La historia no comienza el 24 de enero de 2013 cuando el diario El País publica una falsa fotografía de un supuesto Hugo Chávez acostado en una cama, ni el día anterior cuando, según dice el periódico, llegó la imagen a las manos del director adjunto, Vicente Jiménez. El juicio tajante de este medio de comunicación contra Venezuela y su democracia se remonta a más de una década atrás.
El 23 de enero la alta gerencia del diario negociaba el precio de la foto y “la sensación de tener una exclusiva mundial” iba dejando a un lado el respeto, si es que en algún momento lo hubo, a la dignidad de un mandatario de un país, de un ser humano.
Mientras tanto, ese día en Caracas, tres zonas fueron colmadas por una movilización de miles de personas que conmemoraron los 55 años de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez y que se solidarizaron con el presidente venezolano, Hugo Chávez, en recuperación postoperatoria.
Para Jiménez, el de El País, simplemente “la fotografía era buena” y en el diario “seguimos de forma natural”. A los directivos les pareció “razonable” el ocultamiento de la identidad del autor de la foto so pretexto de encubrir a una enfermera cubana “que se estaba jugando la vida”.
Esta acción concreta ocurre en consonancia con la línea editorial de este diario, que permanentemente ha satanizado los procesos políticos de izquierda en América Latina, en especial los de Cuba y Venezuela. Detrás, el Grupo Prisa, integrante de uno de los seis grandes conglomerados que dominan “el discurso oficial del mundo”, como señala el académico español Ramon Reig.
La historia no comienza el 24 de enero. Durante los últimos dos meses del año pasado, 56% de las noticias relacionadas con Venezuela, fueron escritas en Miami, Estados Unidos, para promover lo que el Gobierno venezolano ha calificado como “la guerra psicológica” desatada alrededor de la salud del Jefe del Estado, con el fin último de desestabilizar a Venezuela.
Los columnistas de El País no cesan de apuntar contra Venezuela, en noviembre del año pasado, el diario veía como “un ataque a los derechos humanos” que Venezuela ingresara en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU por Latinoamérica y en reportajes como “Un país en la encrucijada” sin pudor tildan al gobierno venezolano como “régimen autoritario”.
Desestimar datos que han desnudado al grupo Prisa, sería ingenuo. El diputado a la Asamblea Nacional y periodista venezolano, Earle Herrera, señaló que la transnacional cuenta con accionistas como el Grupo financiero Santander y la empresa de telecomunicaciones Telefónica, con capital mayoritariamente norteamericano.
Además, Prisa es dueño de la editorial Santillana, que llegó a convertirse en la primera productora de costosos textos escolares, cuyo monopolio se revirtió cuando el Estado venezolano asumió la responsabilidad de producir los textos escolares venezolanos y distribuirlos gratuitamente.
La historia no comienza el 24 de enero. En un artículo del 21 de abril de 2002 denominado “¿Progolpistas?”, el defensor del lector del diario El País trata de hacer frente a otra ola de protestas de quienes consultaron ese diario por esos días e intenta explicar las evidentes costuras que se develaron en la cobertura periodística de la situación en Venezuela durante el golpe de Estado de ese año.
Apunta que la periodista Ludmila Vinogradoff cometió excesos no justificables en el periodismo y agrega que le faltó distanciamiento y desapasionamiento, sobre todo en un párrafo en el que llama “asesino” al presidente Chávez.
Pero ya es sabido que no se trata solo de la periodista, que luego fue despedida del diario. En el mismo artículo el Defensor reconoce que “el juicio político” de las opiniones del periódico contra Chávez “es muy severo” y dice: “Quizá por eso los editoriales del fin de semana estuvieron -legítimamente, por supuesto- tan cargados de reproches a la trayectoria política de Chávez que oscurecen la condena del golpe y dan pie a la protesta”.
El director de El País, Javier Moreno, decidió publicar la falsa foto de un supuesto Chávez intubado, quizá para ser fiel a esta línea de “reproches” a una democracia que no se parece a lo que vive España, país donde la policía reprime violentamente a los ciudadanos que protestan contra los recortes sociales y laborales aplicados por el gobierno, a la vez que exigen una democracia verdadera, mientras que el desempleo llega a 26% de la población activa.
Según Moreno, si la imagen hubiese sido de “un dirigente político de un país con una democracia avanzada, en la que prima la transparencia informativa, en el que los medios ejercen su trabajo sin trabas ni restricciones, y en el que el equipo médico responsable emite un parte diario para mantener informada a la opinión pública” jamás hubiesen publicado la foto, pero dice que “Venezuela no observa ninguna de las normas anteriores”.
El 23 de enero, mientras Moreno le daba el visto bueno a la foto, en Caracas la movilización solidaria con Chávez desbordaba la ciudad para conmemorar la caída del dictador Pérez Jiménez y en el este de la urbe un grupo de políticos antichavistas sacaba a golpes a un periodista venezolano y a su equipo.
Hasta la derecha venezolana reconoció que en octubre pasado, Chávez ganó los comicios presidenciales con 10 puntos de ventaja, en una elección histórica que contó con la participación de 80,94% de los electores habilitados para sufragar.
Para realizarse la intervención quirúrgica en diciembre de 2012, al Mandatario le fue otorgado un permiso, de forma unánime por la Asamblea Nacional, y desde allí al menos unos 30 partes médicos que se han dado a conocer al pueblo de Venezuela sobre la evolución de su salud.
Por todo esto, la historia de El País contra Venezuela no empieza el 24 de enero con la publicación de fotografía falsa.
Fuente: AVN