Mariguana

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Prohibir las drogas en México
no ha reducido su consumo y,
al contrario, ha traído otras
consecuencias como la violencia.
Julio Frenk

Por Sergio Sarmiento

Hay dos razones importantes para considerar la legalización o cuando menos la despenalización de la mariguana. La primera es que la prolongada prohibición no ha reducido el consumo sino que, por el contrario, lo ha aumentado y generado además problemas adicionales. La segunda, y más de fondo, es que el gobierno no tiene derecho de prohibir a un individuo que utilice una sustancia que sólo a él perjudica.

¿Hace daño la mariguana? Posiblemente. Es una droga. Su sustancia activa, el THC (tetrahidrocannabinol), actúa sobre los receptores cannabinoides del cerebro que generan analgesia y reducen la ansiedad. Al aumentar la actividad del sistema endocannabinoide, el THC distorsiona la percepción y afecta la coordinación muscular y varios procesos mentales, como el aprendizaje y la memoria. Algunos estudios científicos han sugerido la posibilidad de daños temporales o permanentes por el uso intensivo de la sustancia. Los daños de la mariguana, sin embargo, son significativamente inferiores a los del tabaco o el alcohol o a los de muchos medicamentos legales.

El alcohol, por ejemplo, puede matar con una dosis 10 veces superior a la efectiva. En otras palabras, si con dos copas uno puede lograr un estado de alegría, 20 pueden matarlo a uno. En cambio se piensa que se necesitarían mil o más dosis de mariguana por arriba de la dosis efectiva para matar a un consumidor, y digo se piensa porque nadie sería físicamente capaz de fumar más de mil cigarrillos de Cannabis en una hora (Gable, Robert, “The Toxicity of Recreational Drugs”; American Scientist, 2006).

El alcohol genera millones de muertes en el mundo por accidentes de tránsito y provoca conductas agresivas que producen la muerte. El tabaco produce cáncer y mata también a millones. No hay, sin embargo, muertes registradas atribuibles al consumo de cáñamo.

De hecho, la mariguana parece tener efectos curativos. Se utiliza para reducir las náuseas de la quimioterapia y para aliviar algunos síntomas del glaucoma. En México, empapada en alcohol, se aplica cutáneamente para disminuir dolores musculares. Como en otros casos de medicinas populares, se requieren estudios científicos serios para determinar si esta eficacia es real. En el Reino Unido, España, Canadá, Nueva Zelanda, Italia y otros países está aprobado un spray con THC que combate la espasticidad (rigidez muscular) provocada por la esclerosis múltiple. Sabrina Richards publicó en The Scientist en enero de este 2013 un resumen parcial de la literatura científica que sugiere daños o beneficios de la mariguana.

De lo que no hay duda es que la prohibición no ha disminuido el consumo y en cambio sí ha generado problemas sociales. Millones de personas han perdido su libertad por consumir o comerciar con un producto menos peligroso que otros que sí son legales. El mercado negro ha generado violencia y fortalecido a una clase criminal que se ha diversificado a otros delitos. Los contribuyentes hemos pagado ingentes cantidades de dinero para mantener ejércitos de policías dedicados a la guerra contra la mariguana y otras drogas que podrían haber sido mejor utilizados en combatir delitos con víctima.

No pienso, sin embargo, que los argumentos pragmáticos sean los más importantes sobre la legalización. El gobierno simplemente no tiene derecho a prohibir el empleo de una sustancia que, si acaso, sólo daña a la persona que la emplea. El pensador británico del siglo XIX John Stuart Mill tenía razón cuando advertía: “Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y mente, el propio individuo es soberano.”

Espionaje— Una “corte secreta” de los Estados Unidos autorizó que la Agencia Nacional de Seguridad continúe su espionaje de las comunicaciones de millones de personas en el mundo. Es claro que Osama bin Laden tuvo éxito. Si quería restringir los derechos y libertades individuales, lo consiguió en alianza con Washington.

Fuente: Reforma

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