Después de 30 años de militancia en el PRI, Marco Quezada Martínez anunció su separación del partido por no sentirse representado por las dirigencias y por ver a ese instituto político alejado de las causas sociales, entre otras cuestiones, publica El Diario.
Marco Quezada anunció su renuncia en sus redes sociales, donde recibió decenas de comentarios de apoyo, principalmente de sus excolaboradores cuando fue presidente municipal de Chihuahua de 2010 al 2013. En ese lapso acompañó en muchos eventos al entonces gobernador César Duarte, hoy prófugo de la justicia.
Quezada ocupó varios encargos en administraciones priístas municipales y estatales, además fue dirigente estatal del Revolucionario Institucional y en 2010 llegó a la alcaldía capitalina. Intentó ser el candidato de su partido a gobernador del estado pero no fue tomado en cuenta.
“Me voy con gratitud porque durante ese periodo, el partido fue el espacio de encuentro que me permitió coincidir con personas muy valiosas, como es su caso, y al cabo del tiempo cultivar una amistad que se ha forjado a base de compartir buenos momentos pero también algunos muy aciagos”, expuso Quezada en su carta pública a sus seguidores.
Expuso que cree en la política como el campo fértil donde las ideas florecen, se confrontan, se identifican y, en todo caso, se clarifican, se transforman y renacen con nuevo vigor. “La misma sociedad que reclama se le escuche, que ha alzado la voz y debo decir, ha encontrado nulo eco dentro del instituto en el que hoy no encuentro lugar” añadió.
Además de no sentirse representado por las dirigencias, especificó que su salida del PRI es porque “no encontré cumplimiento a la palabra y a los acuerdos políticos por parte de los que han tomado las decisiones en los últimos tiempos”.
También porque, asegura, no hay voluntad de reconocer los errores; “así como el gran daño que se ha hecho a nuestro estado y país, por el abuso de poder y la corrupción”.
“Observo que no hay voluntad política de exigirle a Cesar Duarte que comparezca ante la justicia y por el contrario aprecio la intención a veces disimulada y a veces descarada de protegerlo. No estoy de acuerdo con un partido que protege intereses cupulares derivados de la complicidad y persigue a la militancia que difiere de su forma de actuar y pensar”.
“Pero sobre todo porque no veo que haya forma de cambiar todo eso, ni siquiera de mejorarlo un poco”, finalizó.
Fuente: El Diario