Dos días después de aprobarse la Ley de Seguridad Interior, el eco de inconformidad llegó este domingo a las calles de esta capital, donde decenas de ciudadanos alzaron la voz para exigir se dé marcha atrás a dicha legislación.
Pasado el mediodía, miembros de diferentes organizaciones civiles y académicas -la mayoría jóvenes- se dieron cita al pie de la Estela de Luz para encaminar la protesta hacia la residencia oficial de Los Pinos.
Los inconformes caminaron por el Paseo de la Reforma y después doblaron por la Calzada Chivatito, apenas unos pasos, pues la arteria que conduce a donde habita el ya saliente presidente Enrique Peña Nieto estaba bloqueada con vallas de seguridad, decenas de granaderos, un par de camiones y toletes listos para usarse en caso de cualquier provocación.
Sin embargo, el reclamo de los manifestantes fue contundente: “Así nos recibe Peña Nieto, como si fuéramos los peores delincuentes. Él no entiende nuestro diálogo, ni mucho menos, nuestra lucha pacífica”.
Entre los aproximadamente 600 manifestantes, un joven encapuchado amenazó con lanzar objetos a los policías atrincherados, aunque inmediatamente lo despojaron de un aerosol y un encendedor; también le quitaron la prenda que cubría su cara y lo echaron del contingente.
Entonces el grito se hizo uno: “Esa ley no da seguridad, lo único que quiere es permiso para matar”, “Si usa mano dura, se llama dictadura”.
Estudiantes, académicos, miembros de la comunidad lésbico-gay y activistas sociales lanzaban gritos y también mostraron pancartas en donde al igual que diferentes organismos internacionales, rechazaron la aprobación de la Ley de Seguridad Interior.
“Un Estado militar es el comienzo de una dictadura y genocidio”, “Nos quitan tanto, que nos quitan el miedo”, “Ya estamos hartos, el gobierno nos oprime, nos exprime y reprime”, “Si no hay paz para el pueblo, no habrá paz para el pueblo”, “Más de 234 mil muertos ¿No es suficiente? Alto a la guerra, no a la Ley de Seguridad Interior”.
En una media hora de consignas, también hubo tiempo para recordar a los desaparecidos del país, entre ellos, a los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero con el conteo “1,2,3,4,5,6,7,8,9… 43 Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Sin posibilidad de pasar hasta la entrada de Los Pinos, el contingente decidió recular y se encaminó por Reforma hasta el Hemiciclo a Juárez donde dio fin la protesta, que era observada por los paseantes, los turistas y los automovilistas que mostraron su apoyo.
Eso sí, la advertencia al gobierno fue clara: “Este es el comienzo, no dejaremos dar paso a la represión, ni a más injusticias. Estaremos luchando”.