Los pendientes en la transición

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Luis Javier Valero Flores

No podía ser más traumática la transición gubernamental, que en el presente caso se trata de una alternancia partidaria; quizá por ello así sea.

El problema es que los actores políticos, especialmente los salientes, posibiliten que se realice de la mejor manera.

Al decir lo anterior, no estamos pensando en las normas de la cortesía y las buenas maneras entre las personas, –eso es algo que deberíamos dar por descontado, dados los elevados niveles de responsabilidad de las tareas gubernamentales que les hemos confiado– sino en la necesidad de que la dinámica gubernamental no se altere, en perjuicio de los chihuahuenses, por la entrega-recepción de la administración estatal (y municipales).

Sin embargo, dos eventos ocurridos en los últimos días concitan una muy sustentada preocupación acerca de lo anterior. En ambos, la característica es la del apresuramiento.

Por una parte, a pesar de que probablemente ya se haya extinguido el riesgo, el del Fideicomiso Fronterizo; y, por otra, la de las reformas al sistema de transporte urbano de la capital del estado.

Lo llegamos a plantear, cuando se aprobó la creación del Fideicomiso Fronterizo a fines del año anterior y a principios del actual ¿Por qué no esperar a que fueran las nuevas administraciones, estatal y municipal de Juárez, las que resolvieran acerca de los recursos que se buscaba obtener a partir de la bursatilización de los bonos fronterizos? ¿Por qué no esperar a que los nuevos, presidente municipal –y el Cabildo– y gobernador del estado, independientemente del partido del que emergieran, decidieran acerca del uso de esos recursos, si se aprobaba la bursatilización?

Hoy sabemos que, probablemente, ya no se puedan obtener esos recursos económicos antes del término de las actuales gestiones y, por tanto, se quedarán pendientes las obras que la actual administración municipal –a escasos tres meses de terminar– pensaba iniciar, entre ellas las concernientes a la segunda ruta troncal del Vive Bus en Juárez, además de la pavimentación de numerosas calles y que  sea el presidente del Fideicomiso, Carlos Bernardo Silveyra, –cuyo nombramiento lo decide el gobernador del estado (a través de la integración del Comité, integrado mayoritariamente por funcionarios estatales) – el que resuelva cuáles obras son las que deban realizarse, entre ellas, sostuvo, la pavimentación de un paquete de 30 calles, adecuaciones viales para la segunda ruta troncal del ViveBús y el Centro de Investigación de Tecnologías Avanzadas.

Insistimos, durante años, la sociedad juarense disputó con la Federación los recursos generados por los puentes fronterizos, justo es que ahora, al obtener la cesión de ellos, fueran los juarenses los que resolvieran acerca del destino de ellos.

De ahí el cuestionamiento ¿Por qué no esperar a que lleguen las nuevas autoridades y sean ellas las que resuelvan, por medio de los mejores mecanismos societarios, acerca de estos ingresos económicos?

Cosa parecida ocurre en la capital con el sistema de transporte urbano, el ViveBús. Apenas el sábado anterior, el director de Transporte Público, Gustavo Morales, anunciaba que se regresaba al esquema anterior, a las viejas rutas, que se mantendría la ruta troncal y que las rutas que llegarían al centro de la ciudad lo harían “por vías alternas”.

Además, que a partir del miércoles (el 29 de junio) ya no se aceptaría el uso de tarjetas del Vive Bus y que el martes (es decir, anteayer, el 28 de junio) se difundirían las nuevas rutas.

Nada de eso ocurrió y ayer anunció que las tarjetas se podrían usar hasta que se terminara el saldo, cosa por demás obvia y aún no son conocidas por la población las nuevas rutas.

Ante ello, el Instituto Municipal de Planeación (Implan) criticó severamente tales cambios pues, dijo en una publicación en la prensa impresa “que violenta leyes e instrumentos de planeación” y daña a los ciudadanos en su economía al impedirles tener un sistema de transporte de calidad, pues la creación del ViveBús se sustentaba en el Plan Sectorial de Movilidad Sustentable y que regresar al viejo sistema “desecha el esfuerzo hecho por todos los habitantes en años”.

Ante las críticas, el gobernador del estado, César Duarte, sostuvo que tal regresión “no representa un retroceso o fracaso”.

¿Y por qué no esperarse a que el nuevo gobierno lo hiciera y no dar pie a lo que se presentará irremisiblemente, si se empeñan en hacerlo, el caos?

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