Ante los próximos comicios locales y federales, los tres obispos de Chiapas, Rodrigo Aguilar Martínez, Arnulfo Quintanar Monroy y Fabio Martínez Castilla, obispos de San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez respectivamente, denunciaron hoy la perversión del sistema político electoral que ha causado divisiones y conflictos en las comunidades de Chiapas.
Señalaron que en la entidad permea, en todos los ámbitos, la corrupción de autoridades locales, la compra de votos, la coacción por los programas sociales, la propaganda engañosa, las promesas falsas, la distribución de despensas y otras formas para condicionar al votante.
Pero lo más grave, dijeron, es que “se constata la intervención de la delincuencia organizada en la selección o imposición de candidatos y la existencia de grupos armados ilegales al servicio de intereses políticos, económicos o criminales”.
En un extenso análisis de la situación actual, desde la mirada de comunidades y testimonios de la feligresía católica, los tres obispos de Chiapas hicieron un llamado a los más de tres millones 500 mil electores convocados a las urnas, a realizar un voto informado y denunciar cualquier intento de pervertir más este proceso.
Pidieron a los electores y feligreses a no moverse por el interés o la ganancia personal a la hora de votar, sino ejercer la responsabilidad ciudadana procurar el bien común, la paz que se fundamenta en la justicia y pensar en el bien de la gente, pero también en el respeto a la naturaleza y en las generaciones futuras para que tengan una sociedad sana y un contexto natural saludable.
Señalaron que se ha deteriorado la dignidad de la actividad política al convertirla en ocasión de acceso a los recursos públicos para el enriquecimiento personal, familiar o de grupo.
También que actualmente muchos presidentes han endeudado a sus municipios, desviando el presupuesto, sosteniendo las campañas de sus partidos e, incluso, distribuyendo en efectivo los recursos del presupuesto, reforzando el ciclo de la pobreza y la dependencia.
“Es evidente el enriquecimiento ilegal y voraz de numerosos funcionarios, en contraste con los deficientes servicios públicos que deberían beneficiar a la población. Existe una corrupción presente en los diferentes sectores de la sociedad, pero que tiene su principal raíz y manifestación en numerosas entidades gubernamentales”, dijeron los obispo en su carta “Ante las elecciones 2018”.
Señalaron que el pueblo percibe que las reformas estructurales y la política neoliberal han resultado en mayor costo de la gasolina, el gas, la electricidad, la canasta básica; y en el deterioro de los servicios de salud, educación y que existen caciques políticos que se han centrado en el beneficio de su familia, o imponen sus propios candidatos.
Agregan que es del dominio público que hay funcionarios y candidatos con historial delictivo (proliferación de la droga, las cantinas, trata de personas, etc.), que cuentan con protección de funcionarios gubernamentales.
“El sistema de partidos políticos ha sido causa de divisiones y conflictos en las comunidades y los pueblos por la corrupción de autoridades locales, la compra de votos, la coacción por los programas sociales, la propaganda engañosa, las promesas falsas, la distribución de despensas y otros objetos para condicionar al votante, etc.”, dice en la misiva enviada.
Precisan que la impunidad hace que se sigan cometiendo delitos electorales para ganar a toda costa y que se constata la intervención de la delincuencia organizada en la selección o imposición de candidatos y la existencia de grupos armados ilegales al servicio de intereses políticos, económicos o criminales.
“La población tiene miedo o desconfianza de denunciar ante las autoridades, pues duda que actúen en defensa de los intereses del pueblo. Ante esta realidad, nuestra responsabilidad como pastores es estar siempre al servicio del pueblo, para acompañarlo desde la fe en su búsqueda de bienestar y liberación de todo lo que daña su vida, sabiendo que la Iglesia está convocada a ser “abogada de la justicia y defensora de los pobres”, como lo expresan los Obispos de América Latina, y que “la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política”, dijeron los obispos.
Hicieron un llamado a la concordia, invitando a todos los partidos y sus candidatos, así como a los seguidores o simpatizantes, a no radicalizar las posturas ni violentar a la población. Pues “una elección con violencia no es democracia, es una dictadura”.
“Llamamos a conocer cómo ha sido el comportamiento y el trabajo de los candidatos, para votar por personas que no tengan antecedentes delictivos, o haya sido ya funcionario público y quiera reelegirse, pero ha robado o ha dejado obras inconclusas”, dice la carta.