Los motivos de Elba Esther

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La dirigente magisterial, Elba Esther Gordillo, afirma que la supresión de una sola palabra de la reforma educativa permitiría al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) retirar su objeción y sumarse sin reservas al proyecto: “permanencia”.

“Es una palabra, en mi opinión perversa, que creo quienes estuvieron en esa mesa metieron y que hubo resistencia del PAN para que desapareciera, y del propio PRD los dos partidos y yo creo que hasta el PRI: la permanencia. La permanencia pervierte la propia evaluación, va contra la evaluación”, dijo.

En una conversación con Carlos Marín en el programa “El asalto a la razón”, de Milenio TV, Gordillo se refirió así al articulado de la reforma educativa que condiciona la permanencia de los maestros en el sistema educativo a la evaluación obligatoria.

La reforma fue aprobada ya por la mayoría de los congresos locales y se prevé que la Comisión Permanente del Congreso de la Unión haga la declaratoria de constitucionalidad en su sesión de mañana, mientras que el Senado y la Cámara de Diputados discutirán las respectivas modificaciones a la ley secundaria en el próximo periodo de sesiones, publica Milenio Diario.

En su plática con Carlos Marín, la presidenta del SNTE reveló, además, la decisión de transparentar el destino de los recursos del gremio, a través de un observatorio ciudadano integrado por representantes de la iniciativa privada y avalado por organismos internacionales.

“Creo que en el mundo solo hay tres y en ese observatorio tendremos que rendir cuentas de los dineros y de lo que somos eficientes sindicalmente”, dijo.

Carlos Marón preguntó a Gordillo: “¿Cuál es el conflicto? Usted seguramente, hay qué deducirlo, está en contra de la calidad de la enseñanza, en contra de la evaluación al magisterio, cosas que yo a usted la había escuchado algo distinto. ¿Cuál es el problema?”

“Primero -respondió Elba Esther-, ¿qué me interesa?, un principio de sentido elemental de cualquier maestro, del maestro más modesto, de su dirigencia, como deber, también tenemos hijos, es tener una educación de excelencia, de gran calidad, que nos permita en el contexto mundial y nacional estar en condiciones de garantizar una vida en paz, de garantizar armonía entre todos, de tener alta competencia, de poder acceder a un empleo, de tener conocimientos, valores que son medulares. Entonces, sí estamos con la reforma y no solo estamos con la reforma, estamos de acuerdo con los puntos por una razón elemental. Hace un momento, decías Carlos, que el presidente Peña es su reforma. Yo quiero aclarar que es una reforma que surge de un pacto donde está el PAN, el PRD y el PRI. Lamento muchísimo, profundamente, que los señores del PAN por sus conflictos internos, de orden político, no califico personas, pero por sus conflictos, no hayan estudiado un poco y revisado a fondo lo que hicieron sus dos gobiernos, el del ex presidente Fox y el del ex presidente Calderón. ¡Lo lamento! De los del PRD, bueno, ni lo analizo más por una razón elemental: siempre han estado apoyando a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, a los que faltan y a los que no les importa qué pase con México”.

“Es decir -dijo Marín-, el PRD normalmente ha estado asociado a la CNTE y en contra de usted…”
“Así es, pero no mía, en contra… yo creo que el problema ese ya no solo es un problema sindical, no es un problema intragremial; es un problema de gobierno, de Estado, de Estado”.

Según la dirigente vitalicia del SNTE, “con el presidente Calderón también tuvimos avances muy importantes. Uno que me parece medular, los consejos de participación social, que los padres de familia y otros actores puedan incidir en el proceso de enseñanza, en el proceso educativo, en que tengamos mejor relación con ellos, que podamos orientar a los padres”.

elba esther“¿Otro sería el concurso por las plazas?”, preguntó Carlos Marín.
“No. Bueno -respondió Gordillo-, ese fue una propuesta de nosotros, no fue del gobierno, que 50 por ciento de las plazas definía a quién dárselas la SEP, y el otro 50 lo definía el sindicato. Es un acuerdo que así tienen muchos sindicatos. Bueno, nosotros dijimos, estamos cansados de que haya este argumento de que siempre nos cuestionan que las plazas se venden, o las vende la burocracia…”

“El gobierno o el sindicato…”, dijo Marín.
“O las vende mi burocracia, que la puede haber, y la combatimos, yo no estoy diciendo que somos perfectos. Entonces dije, pongo mi 50, ponga la SEP su 50 y vamos a hacer una evaluación de concurso”.

“¿Entonces cuál es el problema con esta reforma? ¿Con qué hacerla de tos, profesora?”, preguntó el director de Milenio.

“No, no es hacerla de tos. Hay un asunto que es medular, no hagas cosas buenas que parezcan malas, no amenazas, exhorta. Los maestros no están para que los amenacen”.

“¿Y dónde está la amenaza?”
“En una palabra, en mi opinión perversa, que creo estos que estuvieron en esa mesa metieron y que hubo resistencia del PAN para que desapareciera, y del propio PRD. Los dos partidos y yo creo que hasta el PRI: la permanencia. La permanencia pervierte la propia evaluación, va contra la evaluación”, dijo Gordillo.

“Perdón -dijo Marín-, yo creo que una persona que no se desempeña como se espera en su trabajo, pues ni hablar, que se dedique a tocar violín o violón, que se dedique a otra cosa”.
“Sí -respondió Gordillo-, nada más que hay reglamentos. Si las condiciones generales de trabajo, que desde 1943 están, hay que adecuarlas, las adecuamos, pero no las han querido revisar, pero a ver, aclaremos: un maestro que falta, a sus tres faltas se le exhorta a no faltar y se le descuenta. Un maestro que incide faltando otros tres días es sujeto a cese, así lo marca la ley.

“La rectoría del Estado en materia educativa, según ha reconocido el secretario Emilio Chuayffet, la perdió. Ergo, la acaparó el SNTE…”, dijo Marín.
“No, ¿por qué? Que la recupere y que la recupere es que cumpla sus funciones entonces en razón de qué. La rectoría del Estado también está marcada en el tercero constitucional”.

“Pero, perdón, si el Estado perdió la rectoría, ¿quién rectoreó la ecuación?”, preguntó Marín.
“Pues yo no sé, que lo expliquen”, dijo Elba Esther.

“Algo debe saber. Usted tiene obligación de saber”, insiste Marín.
“No, no, no. Lo que yo puedo decir es que ha habido deficiencia en el manejo de la SEP. ¿Cuántos secretarios han pasado de Educación en varios sexenios? ¿Cuántos pasaron con el presidente Salinas? ¿Cuántos pasaron con el presidente Zedillo? ¿Cuántos pasaron…? Con el único que mantuvimos uno los seis años fue con el presidente Fox, y con el presidente Calderón, la que llegó en primer término, llegó pensando en otro asunto, que no en la SEP, y luego el que se queda, se nos enferma y se muere. Entonces, perdón, ha habido omisión de la propia secretaría”.

“Pero a lo que me refiero, maestra, y le pido a usted que sea muy directa en su respuesta, es si la rectoría del Estado la perdieron los gobiernos tanto del priato como del panato, ¿quién rectoreó la política educativa? Yo digo, pues Elba Esther Gordillo y su sindicato. Si no es así, dígame quiénes se hicieron cargo de esa…”
“Yo creo que el Estado mexicano ha sido omiso en su responsabilidad…”

Más adelante, Marín vuelve al tema de la reforma.

“A ver, profesora, si me permite, ¿el problema actualmente del sindicato frente a la reforma educativa se centra en la palabra permanencia?”

-Sí.

“Es decir, si no corrieran el riesgo los profesores de, digamos, ser despedidos…”
-No tenemos ningún inconveniente.

“¿Y adelante la reforma?”
-Adelante toda, adelante. Ya está, insisto.

“Entonces que quiten la palabra…”

-Que la revise el Congreso.

“Quedaría en la Constitución, ¿verdad?”
-Además es anticonstitucional, por muchas razones, hay una ley laboral, y entonces yo creo que esa palabra, que además la discutí, la analicé en varios niveles, pues es mi deber, fue mi deber antes de llegar a ese Consejo Nacional. Se los dije: no es así, no puede ser. Si hay una frase en esa parte que dice “se respetarán los derechos de los trabajadores, ta ta ta”, pero el solo hecho de la palabra a cualquier maestro le genera incertidumbre, y al que vaya a ser maestro, lo mismo”.

“¿Si quitan la palabra no hay problema?”
-No, ninguno.

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