Por Francisco Javier Pizarro Chávez
En el marco del controvertido proceso de las elecciones intermedias federales, estatales y municipales se ha generado una aguda disputa ya no solo entre los partidos políticos y sus candidatos, sino también entre el poder ejecutivo, el legislativo y judicial, e “intelectuales orgánicos” de la derecha y la izquierda.
Por cuestión de espacio, abordaré en esta primera entrega, únicamente lo referente a “los intelectuales orgánicos”, tema por lo demás, que la inmensa mayoría de los ciudadanos no le interesa ya que como bien lo advirtió el escritor Frances Antoine de Saint del “Principito”: “Escriben lo que piensan y al final la gente entiende lo que quiere”.
Empecemos por definir que la intelectualidad es concebida como un saber y entendimiento superior del ser humano que se dedica al estudio y la reflexión crítica sobre la realidad.
Los intelectuales orgánicos, empero, la utilizan para promover los intereses de las clases sociales a las que sirven. Por ello es que se les define como corrientes ideológicas de la derecha o de la izquierda.
El filósofo, sociólogo y periodista italiano Antonio Gramsci en su libro “La formación de los intelectuales”, lo dejó en claro. Señaló que el intelectual orgánico es aquel “que influye decisivamente en la conducta y el modo de vida de las clases sociales, grupos e individuos” y agregaba sagazmente, que, entre el hecho puramente intelectual y la norma de conducta, hay con frecuencia agudas contradicciones”.
Con base en ello, se preguntaba: “¿Cuál será pues, la concepción real del mundo? ¿La aseverada lógicamente como manifestación intelectual o la resultante de la verdadera actividad de cada cuál que se encuentra implícita en su obrar?”
Y se respondía así mismo: “Puesto que el obrar es siempre un obrar político ¿no se puede afirmar que la filosofía real de cada quién está cabalmente contenida en su política?
¡Por supuesto que sí! No cabe la menor duda. Los “intelectuales orgánicos” de la izquierda y la derecha de nuestro país, lo han puesto de manifiesto.
Pululan por doquier en la izquierda y la derecha los intelectuales orgánicos que en función de sus intereses y beneficios de la noche a la mañana mutan de una corriente ideológica a otra sin recato alguno.
Un ejemplo de ello es el controvertido intelectual Roger Bartra, el cual dejo de ser un “intelectual de izquierda” durante años y mutó a la “derecha democrática” del Frente del PAN y PRD en las elecciones presidenciales de 2018 y ahora a la Coalición “Va por México”.
Si es de su interés, les invitó estimados lectores, a que lean la II parte de su leyenda “Sorpresas y rarezas” retomada de su libro “El regreso a la Jaula” que está por publicar. Hay que regar la mente en abundancia para que no nos engañen esos “intelectuales orgánicos”, o más bien, “inorgánicos” (sin conocimiento) que flotan como el “Principito” de su asteroide a una travesía por el universo, en el cual describen la extraña forma en que navega.