Prepárate, porque lo que dice la física clásica y actual al respecto puede dejarte perplejo, ya que cuestiona algunas de las creencias más difundidas sobre nuestro devenir.
Comienza de 2018. Cada cambio de año nos vuelve a recordar que el tiempo pasa de forma inexorable. Pero ¿te has preguntado alguna vez qué es realmente el tiempo? Pues prepárate, porque lo que dice la física actual puede alterar radicalmente lo que pensabas hasta ahora
El tempo pasa, pero ¿qué es realmente?
Termina un año y comienza otro… Y sí, otra vez caemos en la cuenta de que el tiempo pasa, implacable.
Pero ¿te has preguntado alguna vez qué es realmente el tiempo más allá de lo que marcan los relojes y los calendarios?
Piénsalo un momento.
En nuestra experiencia como seres humanos percibimos el tiempo como una secuencia de sucesos.
Es decir: un futuro que se vuelve presente y un presente que se transforma en pasado.
Sentimos que el presente es lo único que existe, pero es efímero, se esfuma a cada segundo.
Pensamos que el pasado es lo que ha dejado de ser y se aleja de nosotros rumbo al olvido, aunque parte de él permanece en nuestros recuerdos.
Y creemos que el futuro es algo potencial que aún no ha sucedido y promete diversos caminos alternativos.
Pero ¿qué hay de cierto en todo esto? ¿Es el tiempo algo real o una mera ilusión? ¿O una mezcla de ambos?
Prepárate, porque lo que dice la física clásica y actual al respecto puede dejarte perplejo, ya que cuestiona algunas de las creencias más difundidas sobre nuestro devenir.
¿Distintos tiempos?
“Los físicos no se ponen de acuerdo a la hora de contestar la pregunta general de qué es el tiempo”, le comenta a BBC Mundo el Dr. Chamkaur Ghag, reconocido investigador del Departamento de Física y Astronomía del University College de Londres (UCL).
“Pero sí hay consenso en aceptar lo que dice la teoría de la relatividad de Albert Einstein, que presenta un universo donde el espacio y el tiempo son inseparables y se influyen mutuamente, y donde los fenómenos se experimentan de distintas maneras según el estado de movimiento de los observadores”.
En este cosmos el tiempo es relativo, explica Ghag: se dilata a medida que un cuerpo se mueve más rápido en relación con otros. Cuanto más se aproxima un objeto (o un individuo) a la velocidad de la luz, más notoria es la desaceleración del reloj.
Según Einstein, el tiempo también transcurre más lentamente cuando un cuerpo experimenta una fuerza gravitacional mayor.
En la película “Interstellar” (2014), de Christopher Nolan, hay una escena que lo explica bien: el protagonista desciende a un planeta sometido a una intensa gravedad por encontrarse cerca de un agujero negro. Cuando regresa a la nave nodriza tras lo que para él ha sido más de una hora, se encuentra con un compañero para el que han pasado… 23 años.
La dilatación del tiempo ha sido comprobada de manera experimental en las últimas décadas usando ultraprecisos relojes atómicos y modernos aceleradores de partículas. A lo que se ha sumado la reciente detección de las ondas gravitacionales generadas por las distorsiones en el espacio-tiempo.
Varios triunfos para las ideas de Einstein.
“Otro de los principios aceptados por los físicos es que el tiempo va para adelante y nunca para atrás”, dice el Dr. Ghag.
“Y esto lo explica la segunda ley de la termodinámica: la entropía. Significa que las cosas van del orden al desorden”.
¿Una ilusión?
Luego está lo que el famoso físico británico Stephen Hawking menciona en su
bestseller “Breve historia del tiempo”: la existencia de un “tiempo psicológico“.
Según Ghag, se trata de la manera en la que nuestro cerebro procesa la relatividad temporal y, fundamentalmente, la entropía.
“Por alguna razón que la ciencia neurológica aún no ha logrado explicar, una parte de nuestra psique interpreta el devenir en términos de pasado, presente y futuro“.
“Estamos atrapados en un cerebro limitado que entiende así algo tan complejo como el tiempo… ¡Qué le vamos a hacer! Este es un campo de estudios fascinante en el que queda mucho por investigar”, le dice a BBC Mundo el físico de partículas británico.
La pregunta entonces es: ¿de qué manera funcionan en el universo las categorías que nosotros conocemos como pasado, el presente y el futuro?
Desconcertante
Una de las nociones que pueden dejarnos más desconcertados es que, en teoría, nuestro pasado sigue existiendo en alguna parte del universo.
“Como espacio y tiempo son inseparables e interactúan, todos y cada uno de los acontecimientos de nuestras vidas ocurren en un espacio-tiempo diferente, aunque sucedan en lo que creemos que es el mismo sitio”, aclara el Dr. Ghag, del University College de Londres.
“Es como si nuestra existencia fuera una sucesión de instantáneas”, acota.
Para que lo entiendas, lector, piensa por ejemplo en lo que estás haciendo ahora mismo: leyendo este artículo frente a la pantalla. Pero tu “yo” actual ya no ocupa el mismo espacio-tiempo que el de hace un segundo. El que dejaste atrás sigue existiendo en otro plano aunque no lo puedas ver. Y así cada segundo que pasa.
Ghag explica que si conociéramos las coordenadas exactas de los episodios de nuestro pasado y fuera posible viajar a esos puntos —algo muy improbable—, podríamos encontrarnos con nuestros “yos” pretéritos.
Fascinante, ¿no? ¿O aterrador?
En cuanto al presente, la física actual sostiene que lo que llamamos “ahora” es el conjunto de eventos que, en nuestra percepción humana, ocurren simultáneamente en un instante determinado.
Sin embargo, como el tiempo puede dilatarse y transcurrir a distintos ritmos para diferentes observadores, también es factible que el presente sea una “duración” más que un momento.
Eso lo volvería un poco menos fugaz de lo que pensamos.
¿Futuro cierto o incierto?
¿Y qué del futuro, ahora que comienza un nuevo año? ¿Vale la pena hacer una lista de propósitos para 2018 si consideramos que el porvenir depende de nuestra libertad?
¿O acaso el futuro está predeterminado, lo que invalidaría el libre albedrío pero, asimismo, haría más fácil predecir lo que vendrá?
Aquí es donde los físicos se sienten más desorientados al hablar del tiempo.
“Hay quienes dicen que podemos influir en el futuro al escoger entre distintos itinerarios”, afirma el Dr. Ghag
“Pero supongamos que el libre albedrío también estuviese sometido a la relatividad. Teóricamente, si supieras todas las posibles trayectorias de las mentes y de los fenómenos, podrías predecir el futuro“, especula.
Claro que eso crearía una paradoja, según explica el físico de UCL: “El conocimiento de lo que va a ocurrir termina alterando lo que pasará”.
“La física todavía no tiene una respuesta clara sobre lo que es el futuro”, admite Ghag.
Entre tanto, apunta el científico, la esperanza y el anhelo de cambio de los seres humanos sigue nutriéndose de la idea de que el mañana puede forjarse, incluso el 2018 que está por comenzar.
Fuente: Animal Político