Por Jenaro Villamil
La mañana de este martes 13 fue de mala suerte para el líder nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza. Después de discutir la agenda legislativa del día, la mayoría de los casi 200 diputados federales priistas presentes pidieron a su coordinador, Carlos Iriarte, que le exigiera al presidente Enrique Peña Nieto que “quitara ya” al dirigente nacional del CEN del tricolor.
Si él no se lo planteaba a Peña Nieto, ellos lo harían de manera pública, amagaron los legisladores al exalcalde de Huixquilucan, quien el pasado jueves 1 sustituyó a César Camacho.
Las expresiones más comunes en contra de Ochoa Reza fueron el descontento por su mal trato, porque se sienten “lastimados”, “agraviados” y “encabronados” con las formas en que el exdirector de la Comisión Federal de Electricidad ha conducido el partido desde que sustituyó a Manlio Fabio Beltrones, en julio de 2016.
A la rebelión interna de los diputados federales del PRI se sumó la renuncia del legislador duranguense Otoniel García, quien se cambió a la bancada de Morena, que ahora suma 50 legisladores. Si suma dos defecciones más, este partido coordinado por Rocío Nahle se volvería la tercera fuerza política de la Cámara de Diputados, sólo por debajo del PRI (204 ahora) y del PAN (109) y por arriba del PRD, que tiene sólo 51.
En las reglas no escritas del PRI, cuando la bancada de una de las dos cámaras se rebela contra su dirigente nacional, lo que está en juego es la viabilidad del mismo líder. Y en los códigos del Grupo Atlacomulco, todo es sacrificable, con tal de salvar al aún presidente en funciones, Enrique Peña Nieto.
Las horas finales de Ochoa Reza comenzaron a escribirse con la precampaña presidencial que culminó esta semana. El propio Ochoa se encargó de colocar el clavo final a su pésimo desempeño: durante un mitin en Tabasco, el sábado 10, calificó de “prietos” a los priistas que se suman a Morena, y en plan sexista y con pésimo sentido del humor afirmó que “los prietos no aprietan”.
Tan orgulloso estaba Ochoa Reza con su ocurrencia que subió un mensaje a Twitter y un video con el fragmento de su alegato ante los tabasqueños. Ambos tuvieron que ser borrados de inmediato tras el escándalo generado en las redes sociales. Su disculpa sólo ahondó el descontento adentro y fuera del PRI
“El día de hoy en Tabasco me referí a los PRIistas que se han pasado a Morena como PRIetos. Mi comentario jamás fue referido a las personas que tienen mi mismo color de piel, del cual me siento muy orgulloso. Ofrezco sincera disculpa. Esta campaña será de propuestas y unidad”, redactó Ochoa Reza.
No pocas mujeres priistas se sintieron más ofendidas porque ni siquiera se disculpó por la evidente expresión machista y sexista.
Ochoa Reza se volvió Trending Topic ese sábado 10 y borró al propio aspirante presidencial José Antonio Meade. En 60 días de precampañas el desempeño del líder nacional del PRI sólo suma negativos:
1. El precandidato Meade no pudo remontar del tercer lugar en las encuestas con un lejano 16 a 18% de las preferencias electorales, según la mayoría de los sondeos.
2. De las ocho entidades donde habrá elecciones concurrentes para gobernador y jefe de Gobierno, en ninguna el PRI encabeza las encuestas. Ni siquiera en donde gobierna, como es el caso de Yucatán, donde el candidato panista encabeza las preferencias, o donde cogobierna con el Partido Verde, como Chiapas, donde Morena está al frente de las encuestas.
3. Ni qué decir de la Ciudad de México, donde el precandidato Mikel Arriola se declaró en contra de las adopciones de parejas del mismo sexo y del uso recreativo de la mariguana. Ochoa Reza ni siquiera le recordó al exdirector del IMSS que la Suprema Corte de Justicia ya había resuelto esta disputa en 2010 y que el propio Peña Nieto propuso en 2016 una iniciativa para legalizar las parejas del mismo sexo y sus derechos, incluida la adopción.
4. Ochoa Reza se metió a un concurso de insultos, increpaciones y ataques en una precampaña donde la agresividad de los voceros del PRI sólo ayudó a hundirlos. Y fue igual de agresivo que el jefe de campaña, Aurelio Nuño; el vocero “adquirido” del PAN, Javier Lozano, y el propio precandidato José Antonio Meade.
5. El descontento contra Ochoa Reza se incrementó en vísperas de la definición de las candidaturas a diputados locales, federales y senadores que estarán en juego en 2018. El verticalismo, la cerrazón, la falta de negociación y el maltrato a políticos priistas con más trayectoria (y mañas) que él le han cobrado la factura en menos de dos años.
6. Ochoa Reza manejó mal y de malas el caso de la detención de Alejandro Gutiérrez, excolaborador de Manlio Fabio Beltrones en la dirigencia nacional priista, y se dedicó a atacar al gobernador de Chihuahua, Javier Corral.
7. Por último, Ochoa Reza representa a Luis Videgaray al interior del PRI. Ni el respaldo de Peña Nieto y menos las sonrisas forzadas de José Antonio Meade cuando está a su lado han ayudado a Ochoa. Por el contrario, se le acusa de sectario y de marginar a los múltiples y ambiciosos liderazgos locales priistas que ya olieron la derrota en 2018.
Fuente: Homozapping