Las calificadoras se rasgan las vestiduras

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Por Francisco Javier Pizarro Chávez

      “La esperanza hace que el náufrago agite sus brazos en medio de las aguas, aún y cuando no vea tierra por ningún lado”. Ovidio, poeta latino.

Las tres calificadoras financieras de riesgo más poderosas, Moody´s, Standard & Poor´s (S&P) y Fitch, la semana pasada, bajaron a rango negativo la calificación de la deuda soberana de México, “debido a la debilidad de la economía por bajo crecimiento a mediano plazo, el menor crecimiento de los ingresos fiscales e incertidumbre en torno a la dirección de las políticas públicas insuficientes”-

A la par, descalificaron la deuda crediticia de Pemex, como “bono basura”, por “el declive de su producción, la caída de sus flujos de ingreso y; el “creciente gasto de sus operaciones e ineficiencias administrativas”. (Fuente: La Razón. 18 de abril. 2020)

Dicho en lenguaje llano: se “rasgaron las vestiduras”, término que la Real Académica Española (RAE), imputa a quien “se escandaliza excesiva e hipócritamente por algo que otros hacen o dicen”.

En primer término, lo que hay que peguntarse: ¿Qué es una calificadora de riesgo, ¿cuál es su función; quién o quiénes las verifican y, desde luego, ¿a quiénes benefician?  Veamos:

  1. Son agencias internacionales, oficialmente denominadas Instituciones Calificadoras de Valores (ICVs), que evalúan y califican los valores y riesgos de los títulos de deuda emitidos por países y empresas; la capacidad de pago del deudor; sí se está administrando correctamente las inversiones o portafolios de terceros, con base en las letras A, B, C, D, y los signos + y- mediante los cuales se evalúan cualitativamente los Niveles de Riesgo y cuantitativamente sus altas y bajas. Esto es, los garabatos (valga la expresión) que todos los medios difunden, pero no explican.
  2. Esas sociedades anónimas se encargan en analizar y estudiar si hay riesgo crediticio en una emisión de títulos de deuda, ya sea a un país o una compañía, para informar a los inversionistas si les conveniente o no asignar sus recursos conforme al nivel de valor o riesgo prevaleciente, que se clasifica como positivo, estable o negativo.
  3. Quien las regula e investiga, inspecciona y califica es la Comisión Nacional Bancaria y de Gobierno, (CNBG), en el marco de la Ley del Mercado de Valores, la Ley General de Sociedades Mercantiles y de las Disposiciones en la materia.

Otra pregunta que debemos hacernos: ¿las calificadoras de riesgo son realmente confiables?  Hasta ahora, el único que se ha atrevido a cuestionarlas, es el presidente de la República, quién ha instado a los ciudadanos a no asustarse de esas especulativas calificaciones negativas que generan incertidumbre y pánico, hasta en tanto la economía real no se recupere; la pandemia no se controle y las actividades financieras sean supervisadas.  

Me parece que el mandatario dio con en el blanco.

Cierto es que la economía está débil; que el crecimiento de ingresos fiscales ha decaído por la crisis que ha generado la pandemia del coronavirus. Lo que   indigna, es que las calificadoras de riesgo aseveren sin fundamento alguno que ello es consecuencia de las “políticas públicas ineficientes” del Gobierno de la República.

¿A cuáles s se refieren? Ahí les va, a “La cancelación del aeropuerto internacional; la falta de claridad sobre el rol de la inversión privada en el sector de la electricidad, lo que dicen, merma las oportunidades de inversión en proyectos de energía renovable y gas natural, siendo que el gobierno sigue aún sin definir una agenda. Mas recientemente la cancelación por el gobierno de un proyecto grande de una planta cervecera (la de Constellation Brands, en Baja California), que ya estaba en construcción, vino a dar un fuerte golpe a la confianza de los inversionistas”. (Fuente: La Jornada 19 de abril de 2020).

Insisten una y otra vez que, si AMLO hubiese invertido miles de millones en la construcción del Aeropuerto Internacional en manos de la iniciativa privada, y arropado a las empresas trasnacionales el sector eléctrico y del gas, y permitido que una empresa cervecera dejara sin agua a los habitantes de Mexicali, la economía y el fisco, estarían en jauja. ¡Hágame usted el “Reca…favor¡, como decía mi madre.

En lo que se refiere a la crisis petrolera, se hacen los occisos. Ni modo que no sepan que la debacle de la industria petrolera es mundial, que a pesar de que la OPEP y sus países aliados, (México entre ellos) acordaron reducir millones de barriles diarios para subir el precio de los combustibles, lo que no se logró por dos razones:

Una, porque decayó el consumo y, la otra, porque no hay capacidad de almacenamiento tanto en EEUU como en México, a grado tal, que amos países cuentan con decenas de buques con petróleo crudo que se mantienen ancladas en sus costas.

El barril de crudo estadounidense de West Texas Intermediate (WTI) y la Mezcla Mexicana de petróleo, cayeron a precios negativos (-37 dólares el barril de WTI y – 2.37 dólares el barril de la mezcla mexicana).

Pero eso no significa que los precios del petróleo sigan bajo cero en los dos países, como las calificadoras de riesgo irresponsablemente, lo difundieron.

 El director del Financiero, Enrique Quintana en su artículo “cinco preguntas sobre la locura petrolera” dijo: “Es altamente improbable que eso sea así” y explico con datos precisos:

“Lo que pasó ayer fue un fenómeno inusitado y específico relativo al vencimiento de un contrato que ocurrió en medio de la crisis. Prueba de ello es que el contrato con vencimiento al 20 de junio del mismo WTI cerró ayer (21 de abril) en poco más de 20 dólares por barril y por la tarde cotizaba arriba de 21 dólares. En el caso del petróleo Brent, la cotización de ayer por la tarde era de 25.5 dólares por barril. Se trata de precios que bajaron mucho respecto a los niveles de hace un par de meses, pero ni remotamente están en los precios absurdos que se mostraron ayer para el WTI con vencimiento en mayo”.

En relación a la caída de la Mezcla mexicana, expuso: “El asunto es relativamente sencillo”.  “El precio de referencia de la mezcla, que es el que se publica todos los días, incluye como uno de sus componentes principales el precio del contrato al mes siguiente del WTI que ayer llegó a -35 dólares. En la formula de la mezcla también se incluye el precio del Brent y algunos otros factores”.

Era inevitable que cerráramos con una cifra negativa. Todo indica que hoy (22 de abril) el valor del nuevo contrato del WTI regresará a niveles cercanos a los 20 dólares, por lo que el precio de la mezcla, seguramente estará rondando los 14 a 15 dólares por barril.” No se equivocó. Cerró con 13.78 dólares dos días después.

Por lo que se refiere al precio del barril de la mezcla mexicana, subió de menos 2.37 a 7.12 dólares, lo que no es la gran cosa, pero tampoco afecta al gobierno de México como proclaman las calificadoras de riesgo, las que bien saben, que los ingresos petroleros que recibe el gobierno mexicano se encuentran protegidos por una cobertura cuyo promedio es de 49 dólares por barril.

Y por si fuera poco el gobierno de México emitió el miércoles pasado tres bonos con vencimientos en 2025, 2032 y 2051 en los mercados internacionales para obtener financiamiento por un monto de 6 mil millones de dólares, con lo que les arruinó a las calificadoras de riesgo sus pronósticos negativitos y amenazantes.

Los tres bonos con vencimientos en 2025, 2032 y 2051 obtuvieron una gran demanda en los mercados internacionales, lo que “demuestra enorme confianza en el país y en el manejo de la política económica y las finanzas públicas” como bien dijo el titular de la SHCP en un comunicado.

¿Seguirán “rasgándose las vestiduras”? Veremos y diremos. 

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