Por Luis Javier Valero
Sorpresivamente, mediante una conferencia de prensa realizada ayer, el ex alcalde capitalino, Marco Adán Quezada, no sólo denunció que se le pretende inhabilitar de sus derechos políticos sino que, además, señaló al Gobernador César Duarte de ser el autor de tal pretensión, que se concretará mañana viernes en la sesión extraordinaria del Congreso del Estado en que se discutirá la indagatoria realizada al accidente del AeroShow de octubre del 2013 por la Auditoría Superior del Estado.
A los señalamientos de Quezada de inmediato respondió el Gobernador Duarte: “A mí me parece que el levantar juicios y señalar al Congreso de esta manera y, sobre todo, no hacer presente que el origen de este asunto es un lamentable hecho que nos ha dolido a todos los chihuahuenses, es quererse vacunar en salud…. Yo soy muy respetuoso de las expresiones de cada actor, pero sin duda lo único que se muestra es un desconocimiento de una realidad. Si esto indica que yo tengo injerencia sobre la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, están equivocados”.
Y adujo que “el poder Ejecutivo no es la instancia que se encargue de inhabilitar las aspiraciones políticas de nadie”. Será, dijo, el PRI “quien establecerá los criterios para la elección de sus candidatos”.
Casi coinciden. En tanto que el ex alcalde terminaba de participar en la conferencia de prensa, a unos cuantos metros, el mandatario, acompañado de otros funcionarios, entre ellos el actual alcalde y también aspirante a la gubernatura, Javier Garfio, se “paseaba” en bicicleta en el centro histórico del antiguo San Felipe el Real.
Lo dicho por Marco Quezada es un verdadero obús político.
En el documento presentado a la prensa asentó: “Evidentemente, un suceso doloroso está siendo administrado en el tiempo con sesgo interesado y carente de toda ética. Prevemos que manipulando la ley y los procedimientos legislativos se buscará limitar mis aspiraciones y derechos políticos mediante la inhabilitación”.
No dejan lugar a dudas los conceptos, son lapidarios: “Estoy convencido de que la motivación de esta intención no obedece ni a la justicia ni a la legalidad. Estoy convencido de que se trata de una descalificación previa, que busca eliminar a nuestro proyecto antes de que la carrera empiece”.
La ruptura cruza íntegramente el documento: “Es lamentable se recurra a las peores prácticas autoritarias y que sea a través de las instituciones del Estado como se pretenda eliminar a los adversarios políticos. Creemos que la competencia debe darse en las urnas, no en la tribuna del Congreso del Estado”.
Y como lo había señalado, si bien tangencialmente en la mayor parte de las entrevistas concedidas previamente, Quezada marca tajante su opinión sobre la intención del grupo gobernante: “Si su meta es inhabilitarme, la mía es defender mi libertad y mis derechos políticos frente a la sinrazón y el abuso de poder”.
Además, luego de insistir en su militancia en el PRI, dejó abiertas otras vías pues escribió que “en el (momento) pertinente, pondré a su consideración mi experiencia y vocación para conducir el destino común de mis conciudadanos; a mis amigos y amigas les pido no claudicar”.
Los señalamientos del ex alcalde fueron más que directos al gobernante. Aseguró que políticos y legisladores son presionados por el Ejecutivo estatal para ponerle piedras en el camino y para que lo inhabiliten a él y a los demás funcionarios involucrados en el Aeroshow 2013.
Así, de modo tan ríspido y tan escabroso, el PRI parece encaminarse a un proceso en el que las cosas pueden no presentársele tan favorables como en el proceso electoral de junio pasado.
El lenguaje usado por Quezada y Duarte es de ruptura, devela las soterradas diferencias de cuando coincidieron en el gobierno. El sorpresivo anuncio del ex alcalde pareciera ser el intento de adelantarse a un posible “madruguete” del gobernador Duarte y evitarlo.
El llamado de atención no es sólo a la sociedad chihuahuense, sino a las capas dirigentes de su partido y el país y ensombrece el aparente clima de “tranquilidad” política que había presumido el gobernador, factor que usaría para influir más determinante en la designación del candidato priista al gobierno y pone de relieve que la aparente “tregua” pactada en el desayuno en la casa de Reyes Baeza ha terminado, lo que sigue es el enfrentamiento por el poder.
Así se inicia el proceso electoral del 2016.
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