Por Francisco Javier Pizarro Chávez
Todo proceso social tienes sus pros y contras en la democracia participativa, a diferencia de la representativa política-electoral, de los partidos. Hago referencia a dos ejes fundamentales de la 4ta Transformación: La reforma eléctrica y la revocación de mandato.
Desde mi punto de vista, lo primero que Morena y el presidente de la República debieron promover en el poder legislativo y el ejecutivo, eran las reformas constitucionales, ejes fundamentales de toda transformación social, en especial, en rubros controlados por corporaciones privadas y extranjeras del sistema neoliberal, como la CFE, Pemex, recursos naturales como el Litio, entre otros, que usurparon la soberanía del país y el bienestar social del pueblo.
Supongo que la crisis humanitaria y social de la pandemia del Covid 19 se lo impidió. En lo que va de su sexenio, López Obrador puso énfasis en la salud y apoyo a las personas de la tercera edad que eran las mas afectadas, con las políticas de bienestar social, lo que consideró, fue un significativo avance.
A la par, impulsó otras políticas significativas de su gobierno como el de la austeridad fiscal y presupuestal, el combate a la corrupción e impunidad, que como es de dominio público, pusieron el grito en el cielo, los magistrados y jueces el poder judicial; el presidente y consejeros del INE, oligarcas como Claudio X González, medios de comunicación y por supuesto partidos políticos como el PAN, PRI, PRD, que daban por seguro, que obtendrían el poder legislativo y de entidades federativas en las elecciones de 2021, lo cual les fue un fiasco.
Durante todo ese período, Morena, se atrincheró únicamente en la democracia representativa que, entre paréntesis, derivó en conflictos internos de grupos diversos que impulsaron candidaturas de partidos adversos, en vez de postular a auténticos militantes de Morena.
Pero no sólo eso. También cancelaron la afiliación de ciudadanos en pleno proceso electoral, punto medular de todo Movimiento Social integrado por trabajadores, campesinos, estudiantes, maestros, feministas, derecho humanistas, jubilados y pensionados e incluso jóvenes desempleados.
Es hasta ahora, que se han dado cuenta que la 4ta Transformación depende no de la democracia representativa que tanto les interesa, sino la de la democracia participativa, que, en lenguaje llano, se conoce como “consulta popular”; “revocación de mandato” y, sobre todo, del derecho social de los ciudadanos y ciudadanas, en lo que se refiere a las “Reformas constitucionales” y la “Soberanía de México”.
La real democracia de todo país, por donde quiera que se le mire, se ha extendido en funcionarios de diversos países, entre ellos el embajador estadounidense Ken Salazar, quien, en entrevista con varios medios de comunicación, les dijo a reporteros de varios medios de comunicación:
“El presidente López Obrador tiene razón de decir “vamos a hacer cambios para lo mejor del pueblo” y agregó a los periodistas “el comentario es que las leyes siempre necesitan reformarse, aprender de la experiencia. Yo fui uno de los autores de las leyes de energía y de energía renovable como Senador en 2005, 2006 y 2007 y hace muchos años esas leyes se tienen que revisar y reformar, porque en el tiempo, la experiencia nos da un aprendizaje grande”.
A los “expertos” opositores a la Reforma Energética que participan en el Parlamento Abierto, se les ha de haber parado los “pelos de punta”, el comentario que el embajador estadounidense Ken Salazar, difundió a los periodistas:
En cambio, el presidente de México, agradeció al embajador norteamericano su comentario, en la conferencia mañanera del viernes 4 de febrero al que recalcó “Muy bien, Ken” y reconoció:
“El fue legislador, él sabe que es necesario revisar el marco legal constantemente porque vivimos en un mundo cambiante, son nuevas las realidades; cuando se aprobó esa reforma energética, hace seis, ocho años, eran otras condiciones, se apostaba a que desapareciera la función pública, que no hubiera empresas públicas, ni bancos públicos, ni industria petrolera pública, industria eléctrica pública”.
Y agregó “No querían ni salud pública ni educación pública, lo que imperaba, lo que prevalecía, los que elevaron a rango supremo fue lo que se conoce coloquialmente como privatización, la transferencia, el traslado de bienes públicos a particulares, que todo fuera manejado por empresas privadas, que el Estado no interviniera en el desarrollo, incluso que incumpliera en su función social y que todo quedará en manos del Mercado”.
Todos se hicieron para beneficio de las minorías, la llamada reforma energética, la llamada reforma fiscal, la llamada reforma a la seguridad social, la llamada reforma educativa, todas llevaban ese propósito”.
¡Mas claro ni el agua!
Veremos y diremos si el pueblo avala la democracia participativa o el Congreso la representativa.