La Haya prohíbe a Japón cazar ballenas

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Los jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya han dictaminado este lunes que la pesca de ballenas por parte de Japón no tiene fines científicos y han prohibido la concesión de nuevos permisos. Los jueces han decidido por 12 votos contra 4 revocar los permisos para la caza de estos cetáceos en aguas del océano Antártico en una decisión contra la que no cabe recurso.

“El tribunal concluye que los permisos especiales concedidos a Japón para matar, capturar y comerciar con ballenas en el marco del (acuerdo) JARPA II no tienen fines científicos”, señala el veredicto, firmado por el presidente del tribunal, Peter Tomka. Por ello, Japón debe cesar la caza de ballenas “con efecto inmediato” y revocar todas las licencias actuales, informan medios neozelandeses y japoneses.

El II Programa Japonés de Investigación sobre Ballenas en el Antártico bajo Permiso Especial (JARPA II, por sus siglas en inglés), habilitaba a los japoneses para realizar estudios sobre el ecosistema antártico y las poblaciones de ballenas, lo que permitía su caza.

Australia y Nueva Zelanda impulsaron la denuncia contra Japón en los tribunales internacionales porque consideraban que Tokio estaba explotando una laguna legal del JARPA II con la excusa de la investigación científica.

La denuncia fue interpuesta en 2010, cuando Australia y Nueva Zelanda denunciaron que el programa de caza de ballenas tenía únicamente fines comerciales. Japón, por su parte, cuestionaba la legitimidad del tribunal para decidir qué es y qué no es ciencia.

El ministro de Asuntos Exteriores neozelandés, Murray McCully, reconocía que se trataba de un caso complejo. “Lo importante para nosotros es si hay un camino para poner fin a la caza de ballenas en el océano del sur desde la perspectiva japonesa y eso es lo que esperamos que se recoja en la decisión judicial”, dijo antes de conocerse la sentencia en declaraciones a la televisión neozelandesa One News.

La caza de ballenas está prohibida a nivel internacional desde 1986, pero países como Noruega, Islandia y otros países continúan practicándola a pequeña escala, mientras que Japón se amparó en una normativa de la década de 1940 para seguir con esta actividad. En los últimos 20 años unas 10.000 ballenas han muerto a manos de los balleneros japoneses supuestamente para fomentar la investigación sobre estos cetáceos.

Con información de agencias

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