Por Salvador Camarena
Sólo por si no lo recuerdan (no tendrían por qué, pero igual ahí va): el partido Acción Nacional gobernó Jalisco en tres sexenios seguidos… pero hoy es una débil segunda fuerza en el Congreso de ese estado y su presencia en las alcaldías de la zona conurbada de Guadalajara es nula.
Dicho de otro modo, el histórico PAN lleva un rato sufriendo derrotas, como las de Jalisco en 2012 y 2018 –cuando quedó en tercer y cuarto lugar, respectivamente–, la de Baja California en 2019 –donde perdió su bastión histórico– o estas del domingo en Coahuila e Hidalgo, que lo ponen en la antesala de la irrelevancia. De haber sido el gran dolor de cabeza para los priistas, ¿están en la ruta de no jugar de manera protagónica en la política mexicana?
Los comicios del domingo tienen varias lecturas. Una de ellas sería particularmente aleccionadora para los blanquiazules: los resultados hablan de que ganaron y avanzaron en esa fecha aquellos partidos que tienen estructuras de tierra, no los que sólo salen en spots o sólo se reparten en la onda grupal los puestos partidistas y las candidaturas.
El viejo PRI vive, y así lo ratificó en Hidalgo y en Coahuila. Pero en esos mismos estados hay que anotar, como lo ha apuntado adecuadamente el periodista Javier Garza al hablar en concreto sobre lo ocurrido en territorio coahuilense, que Morena avanzó como nunca en elecciones en donde AMLO no estaba en la boleta.
El reverso de esa moneda es que, para empezar, el PAN ya no puede vivir de la estrategia de ser el partido cachavotos de los decepcionados con los gobiernos del PRI. Ese puesto ahora lo comparte con los morenos. Pero más allá de eso: que sin trabajo de estructura serán más pronto que tarde una oposición testimonial, pues no renovaron en importantes municipios y distritos que tenían.
Porque los panistas perdieron por goliza en Pachuca, Torreón y Monclova, centros urbanos donde ahora les compiten no sólo los priistas sino los de Morena.
Si bien en 2018 el candidato presidencial del PAN tuvo mejor desempeño que los priistas, que se fueron a tercer lugar en los resultados presidenciales, desde esa fecha los de Acción Nacional no ven la suya: sólo han ganado convincentemente en las intermedias de Tamaulipas.
Y vale la pena recordar, también, que la racha perdedora panista tiene en el Edomex en 2017 un importante antecedente; esa fue la fecha en que el PRI ganó por muy poco a Morena en la gubernatura mexiquense, misma en que los azules no fueron competitivos.
Algunos explican que en Hidalgo la derrota del PAN tiene un componente extra. Rafael Moreno Valle era el dueño de las ilusiones, y los apoyos, que posibilitaban a Acción Nacional el tener capacidades para competir en varios estados de la República. Y la tragedia que cobró la vida de la gobernadora poblana Martha Erika Alonso y su esposo en la Navidad de 2018, dejó a los blaquiazules hidalguenses, entre otros, sin padrino y sin recursos.
El presidente nacional panista, Marko Cortés, no recuerda que luego de una importante derrota electoral, Germán Martínez puso su cabeza a disposición de la militancia. Seguro cree que Coahuila e Hidalgo no son representativos. Pero es que si se revisa bien, este PAN lleva rato en la ruta de la derrota.
El viejo PRI y el nuevo PRI, perdón, y Morena tienen motivos para ver los resultados del domingo con ilusión de cara a 2021. Para el PAN, en cambio, es la segunda llamada. La tercera será la final.
Fuente: El Financiero