Las causas que generaron la irrupción masiva de niños en la frontera de México y EU en 2014 no están resueltas
Por Jorge Cancino/ Univisión
La advertencia lanzada en marzo por la directora de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), de la alta posibilidad de que en el verano (entre junio y agosto) se registre una oleada migratoria en la frontera con México -como la sucedida en 2014-, activó alarmas en organizaciones que analizan de cerca un fenómeno que, dicen, no es nuevo sino que viene siendo monitoreado desde 2011.
La directora de ICE, Sarah Saldaña, dijo en marzo (durante una audiencia del Comité de Supervisión y Reforma Gubernamental de la Cámara de Representantes) que había informes de inteligencia que lo confirmaban. Pero los informes de ICE no se han visto, hasta ahora.
“Esa es la pregunta clave y no tenemos respuestas”, dijo a UnivisionNoticias.com Elizabeth Kennedy, profesora de la Universidad Estatal de San Diego y de la Universidad de California en Santa Bárbara, California, ante la pregunta si en verdad hubo una crisis a mediados del año pasado en la frontera entre Texas y México, y por qué podría repetirse.
Kennedy dice que la crisis en la frontera no existió y sostiene que “hubo divisiones” entre los funcionarios de los departamentos de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y de Salud y de Recursos Humanos (HHS), y también de funcionarios de la Casa Blanca sobre el tratamiento que le dieron al tema el año pasado.
El anuncio de la crisis
El 2 de junio del 2014 el presidente Barack Obama reconoció la existencia de una crisis en la frontera suroeste de Texas, fronterizo con México, tras el arresto por parte de la Patrulla Fronteriza -en lo que iba del año fiscal 2014- de poco más de 46 mil niños solos indocumentados cuando intentaban entrar sin papeles a Estados Unidos.
La mayoría de los menores arrestados eran procedentes de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador). El resto eran originarios de México.
En octubre la cifra sobrepasó los 66 mil. De ellos, más del 95 por ciento fue liberado y entregado a familiares en Estados Unidos con una orden de presentarse ante un juez de inmigración. El resto fue enviado a albergues del HHS.
La Ley de 2008
Tanto los liberados como los enviados a centros del HHS (inmigrantes no mexicanos) están protegidos por la Ley William Wilberforce de Reautorización para la Protección de Víctimas del Tráfico de Personas (TVPRA, en sus siglas en inglés), aprobada por el Congreso en 2008.
La TVPRA no permite que menores migrantes que viajen solos sean deportados de inmediato como ocurre con los mexicanos cuando son detenidos por la Patrulla Fronteriza, sino que deben ser entregados al HHS para ser procesados, y que un juez de inmigración decida sus futuros en Estados Unidos.
Los mexicanos, con excepción de unos pocos que pidieron asilo político, fueron deportados de inmediato.
Deportaciones aceleradas
Pero la mayoría de las familias y adultos mexicanos “fueron retornados en menos de 24 horas”, dijo Kennedy. “Algunos esperaron más tiempo hasta que hubiera un vuelo disponible. Entonces esperaron unos días y hasta un mes”.
En ciertos casos, dijo la investigadora, “hubo algunas excepciones con las familias, porque abogados que llegaron a los centros de detención para dar consejo y representación tomaron sus casos”.
“Eso impactó mucho en las oportunidades que ellos tienen para quedarse, esperar su audiencia en corte y ganar el asilo u otro tipo de visa para permanecer en Estados Unidos”, dijo.
La verdadera crisis
Sin embargo, las preocupaciones no se centran en la advertencia de Saldaña, sino en las causas que motivaron la crisis de 2014.
“Están en los países de donde viven los niños y las familias”, dijo Kennedy. “La gente, los adultos y las familias huyen por las mismas razones que los niños y las niñas: la inseguridad y la violencia, que incluye abuso doméstico, la pobreza extrema y la reunificación familiar”.
Entre 2013 y 2014 Kennedy, junto con investigadores de las universidades Estatal de San Diego y de California, realizaron más de 400 entrevistas a migrantes de El Salvador que querían llegar a Estados Unidos. “Se analizó los primeros 322 casos, y entre ellos el 60.1% dijo que huía por el miedo que tienen del crimen, las amenazas de las maras y la violencia”.
Agregó que 35% de los migrantes iban en busca de sus familias y que “ese número dice mucho, porque más del 90% tienen familiares en Estados Unidos, y de ellos más del 50% tienen su mamá, su papá o los dos padres allá”.
Sólo el 35% dio como razón la migración al norte, pero la mayoría argumentó el miedo y la reunificación familiar.
Otros hallazgos revelaron que 31.6% de los migrantes tenía planes de estudiar; más del 50% tenía más que una razón para migrar y que el estudio era una razón que casi nunca está sola: la acompañan el miedo, las maras y la violencia, la principal de todas las razones del éxodo
Las raíces del problema
“Hasta que no se traten las raíces del problema -las altas cifras de la violencia, la pobreza extrema y familias transnacionales- el éxodo va a seguir. Es importante que los políticos piensen a largo plazo en vista de que se trata de un problema complejo con soluciones complejas”, dijo Kennedy en esa oportunidad.
Un año y medio después de la primera advertencia, la investigadora puntualiza que esas raíces están “profundas y no pueden ser cambiadas en solo unos pocos meses”.
Agrega que los gobiernos (de Guatemala, El Salvador, Honduras y México) “han gastado la mayoría del dinero en campañas de prevención o de concientizar la gente sobre los riesgos de venir a Estados Unidos y con ello romper los vínculos con las redes criminales de tráfico humano y mejorar los centros de recepción, pero no están combatiendo la principal causa de la migración al norte, la violencia”.
“Se necesita que el enfoque sea puesto en reparar el tejido social, disminuir la inequidad, ofrecer trabajos con un salario digno y tener opciones legales para las familias transnacionales y que por ejemplo sus hijos puedan visitarles”, apuntó.
Tráfico y corrupción
Los problemas de seguridad en el trayecto entre El Salvador, Honduras y Guatemala y Estados Unidos, y entre México y Estados Unidos también es motivo de preocupaciones. “Los riesgos han aumentado en el último año. Los carteles y las maras tomaron más control de las rutas”, dice Kennedy. “Las rutas que las personas sin documentos usan son las mismas rutas que productos clandestinos -drogas, órganos, etc.- usan, y por eso que los migrantes son personas de alta vulnerabilidad por el contacto que tienen con esos elementos”.
Dijo que de acuerdo con investigaciones recientes que serán publicadas antes del verano, funcionarios estatales y federales mexicanos “también están involucrados en el abuso de los migrantes”, situación que agrava los problemas se seguridad en la frontera.
“Cada día se puede confiar en muy pocos y a veces en nadie”, dijo. “Para evitar la migración, el gobierno Mexicano ha aumentado la velocidad de los trenes (La Bestia, ferrocarril que cruza México entre Tapachula, fronterizo con Guatemala, y Texas), entonces es más peligroso y casi imposible de tomar”.
Señaló además que la presencia de federales en las rutas más conocidas “y seguras” ha aumentado, y con ello “se genera el efecto que los migrantes están tomando rutas cada vez más clandestinas y peligrosas, similar a la dinámica que vemos en Estados Unidos”.
El informe que prepara Kennedy también habla de los desaparecidos y muertos en la ruta entre Centroamérica y Estados Unidos. Pero puntualiza que “nadie sabe el número exacto. Sabemos de algunos casos, como el de la ecuatoriana Noemi y de algunos cuerpos hallados en la masacre de Tamaulipas que tenían menos de 18 años”.
Noemí Álvarez, una inmigrante indocumentada de 12 años, que partió desde Cañar, Ecuador, con destino a Estados Unidos para reencontrarse con sus padres en Nueva York, fue detectada por la policía mexicana y llevada a un albergue donde finalmente se suicidó.
El 8 de diciembre de 2014 el diario La Hora de Guatemala reportó que había 1,179 niños y niñas desaparecidas en el 2014, de acuerdo con datos del Sistema de Alerta Alba-Keneth. “El Salvador también reporta cifras altas”, dijo Kennedy, “pero no podemos saber si todos ellos intentaron migrar a Estados Unidos o fueron víctimas de homicidio en sus países de origen”.
El Salvador tiene una página en la red social Twitter con información actualizada sobre menores desaparecidos en la ruta hacia Estados unidos.
La Patrulla Fronteriza dijo que durante el año fiscal 2014 se registraron 307 muertes en la frontera con México, cifra inferior a las registradas en 23013 que fue de 445.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México han señalado que los cruces fronterizos no autorizados entre México y Estados Unidos también “son una crisis humanitaria internacional” y exigen a los gobiernos de ambos países responder con reformas que den prioridad a la vida humana.
La organización ‘No Más Muertes’ (‘No More Deaths’) cuenta incluso con una herramienta en español para buscar personas desaparecidas en la frontera.
Qué dice la Casa Blanca
La Casa Blanca no habla de crisis y tampoco refiere la advertencia de Saldaña. Con las medidas y los procedimientos empleados el verano pasado para enfrentar la crisis “la situación mejoró y el número de niños no acompañados en la frontera ha seguido disminuyendo”, dijo a UnivisionNoticias.com Katherine Vargas, directora de comunicaciones para medios hispanos. Agregó que las cifras actuales “son los más bajos que se registran en casi dos años”.
Dijo además que a pesar del progreso, “nos mantendremos vigilantes y seguimos trabajando agresivamente para interrumpir las operaciones de contrabando”, y que la Administración persiste en la solicitud de fondos adicionales para mantener una política de largo plazo que detenga el flujo de migrantes centroamericanos en la frontera, y aseguró que “no nos encontramos en una situación similar” a la registrada en el 2014.
Un reporte de la Patrulla Fronteriza revela que entre el 1 de octubre de 2014 y el 28 de febrero de 2015 (el primer cuatrimestre del año fiscal 2015), en la frontera entre Texas y México se detuvo a 12,509 niños migrantes indocumentados procedentes de Centroamérica, cifra inferior a la registrada en 2014 que fue de 21,043.
Entre las medidas que detuvieron el flujo migratorio en la frontera la Casa Blanca citó un aumento en el número de agentes de la Patrulla Fronteriza en la zona del Valle del Río Grande, Texas, el incremento de investigadores y fiscales para poner fin a las operaciones de contrabando, y los esfuerzos diplomáticos “para asegurarse de que todos los países de la región estén trabajando en conjunto para romper el flujo de migrantes”, citó.
Vargas también mencionó el lanzamiento de una campaña en Centroamérica con mensajes donde se advierte de los peligros del viaje a la frontera, y donde además se “corrige la información errónea” de los coyotes o traficantes de personas, quienes afirman que Estados Unidos otorga “permisos” a los que vienen de manera ilegal a los Estados Unidos. La directora dijo que eso no era cierto.
La Administración mencionó además los procesos que se llevan a cabo en las cortes de inmigración y el programa para refugiados lanzado en Guatemala, Honduras y El Salvador, “que permite a los padres que se encuentran legalmente en Estados Unidos pedir el reasentamiento de sus hijos”.
“Esto ayuda a proporcionar una alternativa segura, legal y ordenada para el peligroso viaje que algunos niños están llevando a cabo actualmente para unirse a los padres en Estados Unidos”, dijo Vargas.
La Casa Blanca también reconoció que “una solución sostenible” requiere de un enfoque integral en la región para abordar las causas que generan la migración, y dentro de los esfuerzos citó la solicitud del presidente Obama al Congreso de $1,000 millones en recursos para ayudar a los líderes de Centroamérica con las “difíciles reformas e inversiones necesarias” para hacer frente a los desafíos de seguridad y desafíos económicos.
Kennedy reiteró “las raíces del crisis son tan profundas” que es muy difícil que hayan sido cambiadas “en tan pocos meses”.
La espera en las cortes
Paralelo al problema de las futuras migraciones al norte está la espera de miles de casos que fueron enviados a las cortes de inmigracion de Estados Unidos.
“Son miles”, dijo a Univision Noticias.com la abogada Lilia Velásquez, profesora adjunta de la California Western School of Law de San Diego, dijo a Univision. “Pero como se trata de casos de menores de edad, la Oficina de Ciudadanía y Servicios de Inmigración (USCIS) tiene en sus manos la jurisdicción de asilo”.
Explicó que la USCIS toma cada caso y un agente lo revisa y luego cita al peticionario de asilo para una entrevista. “Como son miles los casos enviados, la capacidad de la agencia fue sobrepasada. Algunos deberán esperar meses, quizás más de un año en ser llamados”, dijo Velásquez.
Una vez que el funcionario de la USCIS revisa un caso y sostiene la entrevista con el peticionario de asilo (menor de edad), resuelve si condede o no la protección. Si la respuesta es negativa, entonces evacúa la petición a un juez xde inmigración quien tiene la última palabra.
“Es un camino muy largo de aquí hasta ese momento”, dijo la abogada. “Nosotros estimamos que, en muchos casos, los procesos no demorarán uno o dos años, sino hasta cinco debido a la enorme acumulación de casos en las Cortes de Inmigración. Hay que tener mucha paciencia”, concluyó.
Fuente: Univisión