“Las violaciones a los derechos humanos son inobjetables y abundan las evidencias que demuestran que las instituciones del Estado fueron utilizadas para ese efecto, por lo que se constituyó un crimen de Estado”, determinó hoy la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas respecto a la matanza de decenas de estudiantes hace 50 años en Tlatelolco.
La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) emitió hoy una resolución que reconoce violaciones a los derechos humanos durante el Movimiento estudiantil de 1968, que fue apagado por una represión militar que dejó entre 30 y 400 muertos.
La recomendación, divulgada este día durante un coloquio sobre el Movimiento de 1968, “constituye la primera reparación colectiva que reconoce una de las páginas más trágicas de la historia reciente de México”, señaló la Comisión en un comunicado.
El Movimiento del 68 es un “parteaguas” en la historia de la defensa y protección de los derechos humanos y su reparación colectiva “pretende detonar los procesos de verdad, justicia y memoria, dijo su titular, Jaime Rochín del Rincón.
La CEAV busca con este acto “dar un reconocimiento a las víctimas y trabajar en un proceso que reivindique su lucha y su dignidad”, apuntó Rochín.
Sostuvo que con la reparación, el Estado “hace un reconocimiento oficial de los hechos condenando así las violaciones a los derechos humanos y sentando las bases de medidas de no repetición”.
“Las violaciones a los derechos humanos son inobjetables y abundan las evidencias que demuestran que las instituciones del Estado fueron utilizadas para ese efecto, por lo que se constituyó un crimen de Estado”, apuntó.
El Movimiento estudiantil de 1968 fue reprimido por las Fuerzas Armadas de México la noche del 2 de octubre cuando se celebraba un mitin en la Plaza de la Tres Culturas de Tlatelolco, en la Ciudad de México, dejando entre entre 30 y 400 muertos, sin que hasta la fecha se sepa el número exacto.
La resolución de la Comisión reconoce que las acciones del gobierno mexicano impactaron el ámbito individual y colectivo al marcar a los manifestantes por su ideología, lo que generó que se diera una polarización social.
La Comisión aseguró la implementación de medidas de satisfacción de carácter colectivo mediante dos iniciativas que tienen como objetivo preservar y divulgar la memoria de los hechos a través del acceso a los documentos, fotografías que permitan la reconstrucción de los sucesos de 1968.
Una de ellas es una reparación “simbólica colectiva” que respalde la reflexión, la información y la memoria, a través de lo que denomina “Intervención Tlatelolco 68-18: Monumento a la ausencia”, un proyecto de la artista israelí Yael Bartana.
Con este proyecto, el piso del patio central del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, se volverá a hacer con cemento y se imprimirán 400 pares de huellas que “representan el punto más alto en las versiones sobre el número estimado de estudiantes asesinados en la masacre”.
La Comisión destacó que la resolución incorpora el reconocimiento de que estas medidas “no condicionan ni extinguen” el derecho de las víctimas a la reparación del daño a título individual y el derecho de la sociedad a conocer la verdad sobre el Movimiento de 1968.
Fuente: EFE