Joaquín Cosío en el paraíso

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Joaquín Cosío es uno de los mejores actores mexicanos en la actualidad. Se inició en el teatro, en Ciudad Juárez. Hasta que se decidió a dar el brinco al cine. Es El Cochiloco en El infierno, la voz de la víbora Jake en Rango y la del oso maloso en Ted; Rosalío en Salvando al soldado Pérez, o el General Medrano en 007: Quantum. En la siguiente entrevista, narra el caminio que siguió para trabajar con el célebre Oliver Stone en la película Savages, antes de iniciar la filmación de El Llanero Solitario, con Johny Depp.

Por Miguel Ángel Chávez Díaz de León

Partimos por carretera. Joaquín Cosío viene de copiloto, un amigo mutuo conduce, yo en el asiento trasero.

Salimos el caos de la zona metropolitana del valle de México, nos dirigimos a San Luis Potosí y a Zacatecas. Se va a presentar el nuevo libro del poeta Joaquín Cosío. Bala por mí el cordero que me olvida. Viajé desde Ciudad Juárez para presentar el libro, hablaré de la trayectoria de Cosío en la poesía mexicana.

José Joaquín Cosió nació en Tepic, Nayarit. Era octubre de 1962. Los tumbos de la vida lo llevaron a Ciudad Juárez, Chihuahua cuando cursaba el quinto año de primaria. El escolapio se pasó el cuarto grado en Mexicali, Baja California desde entonces ha sido errante.

Presume que es un indio Cora avecinado en Ciudad Juárez donde se formó como hombre, actor y escritor, y arraigado en el Distrito Federal desde el año 2000. Nadie lo duda, su fortaleza y gran talla nos lo dicen.

Fortaleza porque desde niño le gustaba la calle. Trabajó limpiando vidrios en unos locales comerciales cerca de su casa, vendió periódicos en medio de vehículos que diariamente usan uno de los puentes internacionales para cruzar a El Paso, Texas.

De jovenzuelo conoció la miseria humana, la putrefacción… pues consiguió empleo de exterminador de plagas. Asqueado de ese oficio tan demoledor, cambió de giro y se hizo ‘’corre y ve dile’’ de una agencia de publicidad, era ‘’chalán’’ y mensajero, de ahí empezó su gusto por el diseño gráfico y el arte de la mercadotecnia.

¿Teatro? ¿Actuación? ¿Escribir libros? Y, ¿trabajar en el cine? En esos años esas pasiones no formaban parte de su repertorio.

En la preparatoria le interesaban las muchachas, las calles de Juárez y cómo matar el tiempo. Es entonces que un amigo del salón lo convida a inscribirse en el club de teatro porque ahí estaban las chicas más atractivas de la escuela.

Y se inscribe para estar más cerca de las ‘’niñas’’ que ya se veían como primeras actrices de alguna pieza teatral y después dar el brinco a la farándula.

“Me metí al grupo de teatro de la prepa, no porque me interesara la actuación, nada más fue para cumplir un requisito escolar… y me dieron el papel de un apuntador, era una pequeña obra que trata del montaje y peripecias de un grupo de teatro que intenta representar todo lo que pasa tras del montaje de una pieza teatral”. Y entonces se le abre todo un paraíso a Cosió, se le abre el telón.

“Me matriculé en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de Chihuahua en la carrera de Ciencias de la Comunicación, aunque terminé en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, soy comunicólogo”.

Ahí en la facultad de la UACH en Ciudad Juárez conoce al director teatral Octavio Trías, quien le descubrirá el secreto y la ‘’magia’’ del teatro. Y participa en Verano Negro, su primera obra como actor ya en plan serio. Era el año de 1980, era Ciudad Juárez y era el nacimiento de un actor de gran talla.

Cuando recibe el Ariel, en mayo de este año, por la mejor coactuación masculina en la película El infierno, Cosió le da las gracias a Trías (ya difunto) en su breve discurso, al tener el Ariel en sus manos. Su maestro de teatro universitario en los inicios profesionales como actor.

En 2000, deja su ciudad, un buen trabajo, (director de la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez) a sus amigos y a los desvencijados teatreros de la ciudad donde actuó cientos de veces.

La primera oportunidad en el Distrito Federal, la tiene en la Compañía Nacional de Teatro y decide formar parte de la ciudad monstruosa.

En el DF se le abre, nada fácil, un abanico de oportunidades en teatro, en cine y en televisión.

Desde que apareció en la película El infierno –escrita y dirigida por Luis Estrada y estrenada en 2011– donde Cosió personifica al “El Cochiloco”, se ha vuelto más identificable.

Ahora donde quiera lo reconocen, su oleada de admiradores han puesto más de cien páginas en las redes sociales, especialmente en Faceboook, la mayoría con el nombre del Cochiloco, pero hay variedad: “Yo también Quiero que el Cochiloco Sea mi Papá”. “El Cochiloco es mi novio”, “Club de fans de El Cochiloco”, “El COCHILOCO DICE”.

Presentamos el libro de Joaquín en San Luis y Zacatecas con llenos totales. Muchos jóvenes curiosos por ver el lado oscuro de Cosió como poeta.

La vida secreta

Hace como veinticinco años estábamos en una de las playas de La Paz, Baja California, echados en la arena. Amanecía. Algunas personas empezaban el trajín del día.

La noche anterior Joaquín y yo, aun celebrábamos una de nuestras primeras lecturas de poesía fuera de Ciudad Juárez, habíamos tomado mucha cerveza. Celebramos sin dormir, porque también tomamos a La Paz por asalto con nuestros poemas.

Nos sentíamos satisfechos, porque nuestras intervenciones en aquel encuentro de jóvenes escritores de la frontera norte, fueron muy sonadas y comentadas por asistentes y participantes, casi todos escritores que apenas iniciábamos en este raro mundo de la poesía mexicana.

Recuerdo que esa mañana Joaquín, con su vozarrón, coqueteaba con una agente de la policía turística que amablemente nos invitaba a que volviéramos a nuestro hotel. Y que diéramos por terminada la fiesta. Éramos jóvenes poetas, y seguimos siendo poetas del norte…

Joaquín Cosió en Ciudad Juárez asistía al Taller Literario del Instituto Nacional de Bellas Artes, tenía 18 ó 19 años, universitario, que a veces llegaba tarde a las sesiones porque sus ensayos de teatro o alguna novia se le atravesaban.

Joaco ya se dedicaba al teatro, y era muy bueno el gran cabrón. Pero su poesía ha sido su arma secreta.

Cientos de veces nos enfrascamos en las discusiones de un taller literario que no daba concesiones. David Ojeda nos estaba formando cómo escritores.

Los textos poéticos que Joaquín llevaba al taller eran de una voz fuerte… eran nostálgicos y llenos de imágenes asombrosas. Tanto que en 1990 aparece Conversando otra voz en Joan Boldo I Climent Editores.

Veintiún años después, la poesía de Cosió vuelve a sorprenderme, y otra vez nos reunimos, ahora en Zacatecas, para hablar  de poesía.

Bala por mí el cordero que me olvida es el nuevo material que Cosío nos entrega a la secreta legión de seguidores de su poesía.

Casi 22 años después sus recientes poemas asombran, ahora tienen mucha más pasión y me siguen sorprendiendo, propuestas con sus mismos temas del poeta muchacho, nada más que hoy en día maduraron, pues se fueron cocinando bien con los brincos del tiempo.

Conversa otra vez con su amada ciudad destruida, conversa otra vez con la mujer que siempre está y que siempre se busca.

De nuevo conversa con el espíritu de su madre presente poco y ausente desde hace muchos años.

Pero en el último paquete de pomas, Mutis se llama, Sheila y yo concordamos en que son poemas que describen la preocupación de Cosío por dejar su voz en la poesía mexicana, y lo logra.

Son poemas con mucha carga, poemas de un corte muy personal, poemas que solo se terminan al leerlos en voz alta.

Dejemos pues el pasado, las playas de La Paz, la ruidosa Ciudad desquebrajada y escuchemos a Joaquín Cosío, el poeta, y sus secretos.

De tres en tres

Joaquín Cosío accedió a este juego-entrevista:

¿Cuáles son tus actores preferidos (muertos o vivos)?

Joaquín Pardavé. Raúl Julia. Marlon Brando.

Tus mejores juguetes de la infancia

Un camioncito de la Coca Cola. Un Santa Clos de tela.  La cabeza de un maniquí.

Mejores platillos o alimentos que disfrutas

Guacamole. Frijoles refritos. Pozole.

Personajes que te gustaría interpretar

Morelos. Casanova. Jimmy Hendrix (que me gustarÍa, no que pueda representarlos).

Pintores que te llaman la atención

Chagall. Emilio Carrasco. Toledo.

Tipos de lectura

Libros de poesía. Guiones. Periódicos.

Cosas de tu casa que más gozas

Mi sala. Mi aparato de música. Mi cocina.

Espacios urbanos de la Ciudad de México

Parque México. La calle de Orizaba. La plaza Río de Janeiro.

¿Qué extrañas de Ciudad Juárez?

Mis compas. El bar El Recreo. Los burritos.

Mujeres en tu vida hasta hoy

¡Ah! Chingao.

Noticias que te han cimbrado

El ataque a las Torres Gemelas. La primera familia acribillada por el ejército en un retén en Sinaloa. El fraude de Felipe Calderón.

Películas preferidas

The Midnigth Cowboy. Nosferatu. El infierno.

Bebidas que te entusiasman

El mezcal. El vino tinto. El tequila blanco.

Mentiras (pretextos) que más usas

El tráfico. Estoy confundido. ¡Ah mira… Qué casualidad!

Poetas (vivos o muertos) con los que te gustaría tomar una copa de vino

Ezra Pound. José Carlos Becerra. Omar Kayam.

Obras de teatro que siempre irías a ver

“El Mago de Oz”. “El Misterio Bufo” de Darío Fo. “De la Calle”, de González Dávila.

Animales que acariciarías o acaricias

Perro. Ballena. Tortuga.

Ciudades para vivir y morir

Barcelona. Londres. Zacatecas.

Regalos para ti

Un saco casual. Un sombrero. Una botella de excelente vino.

Oficios que te gustaría ejercer

Carpintero. Saltador de garrocha. Lechero.

Con Oliver Stone

Entre las recientes participaciones de Joaquín Cosío en cine se encuentra un filme del famoso director Oliver Stone. Actuó junto a Benicio del Toro, Uma Thurman y John Travola en Savages, basado en la novela homónima de Don Winsolw.

El actor, juarense por adopción y radicado en la Ciudad de México, ha participado ademá en los siguientes filmes, entre otros: Salvando al Soldado Pérez, Backyard, Arráncame la vida, (007: Quantum), La Sangre iluminada, Matando Cabos, El tigre de Santa Julia, Una de dos, El infierno y Te presento a Laura.

(Esta entrevista se publicó en la desaparecida revista Día Siete, en septiembre de 2011).

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