Impiden ingreso de escolta del Ejército al salón de Plenos

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Como no había ocurrido, el Ejército Mexicano envió a la Cámara de Diputados una escolta de bandera y una banda de guerra armados, como parte del ceremonial del inicio del periodo de sesiones ordinarias, pero la Mesa Directiva impidió que entraran al recinto y los honores a la bandera tuvieron que realizarse, por primera vez, en el vestíbulo.

Los militares se presentaron a la cámara en uniforme de campaña y con sus fusiles. Morena objetó que no solo el presidente de la cámara, Santiago Creel Miranda (PAN) tenía que evitar la entrada de soldados con armas al pleno, sino incluso al Palacio Legislativo.

La decisión del presidente del Congreso General, Santiago Creel Miranda (PAN), que respaldó la Mesa Directiva, desató un griterío entre las filas de Morena, que cantó el Himno Nacional y reclamó que los honores a la bandera no se llevaran a cabo en el salón de plenos.

Creel atajó que, como presidente de la Cámara, su responsabilidad y obligación es garantizar la inviolabilidad del recinto parlamentario, como prevén el artículo 61, párrafo 2 de la Constitución y el numeral 2 del artículo 12 de la Ley Orgánica del Congreso.

“¡Apátrida! ¡Traidor a la patria! ¡No eres rey!”, le reclamaban legisladores de Morena y PT.

No obstante, Creel se mantuvo firme.

Informó que los diputados decidieron salir al vestíbulo, donde se encontraba la escolta y la banda de guerra, del 104 Batallón de Infantería con sede la Ciudad de México.

“La escolta está armada y en este salón de sesiones no pueden entrar hombres armados. Convenimos con la Secretaría de la Defensa Nacional el protocolo para hacer los honores a la bandera”, dijo.

Cuando los legisladores de las bancadas y senadores de Morena terminaron de cantar el Himno, Creel reviró con un “¡Viva México!”

Luego, dijo que, si bien entendía los reclamos por las circunstancias para desahogar el protocolo, “como presidente de la Cámara yo no puedo permitir armas en este salón de sesiones, que es un parlamento, que es una soberanía, que es el Congreso de la Unión, al cual me debo”.

Enseguida, declaró la apertura del periodo de sesiones ordinarias y anunció que, con el presidente del Senado, Alejandro Armenta Mier, había acordado un diálogo permanente para definir las prioridades de ambas cámaras.

Creel trastabilló en su discurso ante la presión que se ejercía de las filas morenistas.

Todavía en medio del escándalo, pidió que se entonara el Himno Nacional, bajo el acompañamiento de la banda de música de la Armada y de la Fuerza Aérea, cuyos integrantes entraron solo en uniforme de campaña y sus instrumentos.

Tras el Himno, Creel, acompañado de los integrantes de la Mesa Directiva y de Armenta Mier, salieron al vestíbulo.

La escolta esperaba justo debajo del mural Las Constituciones de México, la obra que Adolfo Mexiac desarrolló en caoba entintada.

Hasta ahí se presentaron los integrantes de la Mesa Directiva. El corneta de la banda de guerra ordenó firmes, luego saludar y los militares levantaron sus armas. A su vez, los legisladores saludaron a la bandera con sus manos en el pecho, y la banda –cuyos integrantes llevaban terciados los fusiles en la espalda- interpretó el Toque de Bandera.

La escolta salió con la bandera hacia el Salón de Protocolo y detrás de ella, la banda de guerra.

Ya con los senadores y diputados de vuelta en el salón, el conflicto se avivó porque, también por vez primera, Morena se negó a aprobar el acta de la sesión de Congreso General. Según la diputada Cecilia Márquez (Morena), ello implica que se podía declarar instalado el periodo de sesiones.

“El acta no es un elemento constitutivo, sino el quórum y la declaratoria de instalación. Todo lo demás es un protocolo y los protocolos pueden cambiar, atajó Creel.

Con esa definición, levantó la sesión y citó para la primera sesión de carácter ordinario para mañana jueves 2 de febrero, a las 11 de la mañana.

Ante las críticas de senadores y diputados de Morena, Creel dijo en conferencia:

“Sin miramientos acepté cumplir y hacer cumplir la Constitución. No podía conducirme de otra manera. No hubo ningún integrante de la Mesa que me dijera que hiciera otra cosa. Seguí adelante, sin titubeos, porque siempre lo voy a hacer, así como presidente del Congreso. La ley es la ley y la Constitución es la Constitución y se va a aplicar, digan lo que digan quienes lo hagan. La Ley Orgánica del Congreso va por encima de cualquier opción política”.

Fuente: La Jornada

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