El Conaculta brindó un homenaje al dramaturgo y narrador Víctor Hugo Rascón Banda, en el Palacio de Bellas Artes del DF, con la participación de Eduardo Casar, Leonor Azcárate y Felipe Garrido; Alberto Estrella, Víctor Carpinteiro y Luisa Huertas leyeron textos del autor.
Un sorpresivo silencio interrumpió los aplausos que el público brindaba a los participantes en el homenaje que le rindieron amigos, colegas y especialistas a Víctor Hugo Rascón Banda (Uruachi, Chihuahua, 6 de agosto, 1948-Ciudad de México, 31 de julio, 2008) en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, cuando Carmen Cardenal, acompañada por el trío de Los Hermanos Corral subió al escenario cantando ¡Qué bonito es Chihuahua!
La sorpresa se transformó en espontáneo júbilo mientras que en el escenario se sumaban a los músicos, los actores invitados a la sesión, quienes iban vestidos a la usanza del norte del país: sombrero tejano, pantalón de mezclilla, hebilla ancha, chamarra de piel, tipo cazadora, bien pegada al cuerpo, camisa a cuadros y esa infaltable actitud eufórica y retadora que corona la sinceridad de la gente de por allá.
Roto el protocolo, los primeros acordes de las guitarras —totoloche incluido— y del acordeón, alertaron al personal de seguridad del Palacio de Bellas Artes, quienes primero tuvieron la intención de pedirle al público de la primera fila que dejara de bailar, pero pronto descubrieron que esa tarea sería inútil, pues en los pasillos el resto del público comenzó a hacer lo mismo.
Su rostro sorprendido cambió pronto. Era un festejo, poco usual en el recinto, pero era sólo eso. La expresión del público también fue distinta, en ella se podía leer una obligada pregunta para la ocasión: “¿Dónde está el tequila?” “Qué bonito es Shihuahua” continuó cantando Carmen Cardenal, quien ya en escena comenzó a juguetear con el lenguaje, a pronunciar la letra de la canción con ese acento tan particular de los norteños, del cual Víctor Hugo Rascón Banda estaba orgulloso, por ser de su tierra, y porque logró atraparlo en su literatura.
Sobre el muro del escenario se proyectaba una fotografía del dramaturgo, quien sonriente posaba frente a unos magueyes, vestido con ese estilo de su tierra, aunque en su caso, llevaba puesta una chamarra de mezclilla. Sonreía, su actitud era particularmente amable. En el homenaje se le recordó con particular cariño y reflexión.
Un autor aún por descubrir y reflexionar
Un par de horas antes de que Carmen Cardenal tomara el escenario, los especialistas invitados habían concluido con sus intervenciones. La mesa fue moderada por Braulio Peralta. En su oportunidad, Leonor Azcárate comentó que a pesar de que la obra de Rascón Banda está toda documentada “aún falta mucho por decir de él, pues sus textos contienen una profundidad particular, evocadora de una vida cotidiana llena de detalles profundos.
“Es importante resaltar la mirada tan particular que tenía, pues si bien se puede decir de sus obras que estas contienen detalles muy simples, fue su capacidad para verlos a profundidad lo que las vuelve algo distinto, reflexivas y llenas de significados aún vigentes, incluso adelantados a su época, una en la que en la vida diaria estaba ausente la violencia y el narcotráfico de algunas de sus historias.”
En su oportunidad, Felipe Garrido señaló que la obra de Víctor Hugo Rascón Banda destaca en la dramaturgia tanto como en la narrativa. “Lo hizo en lo que escribió y en su vida cotidiana, pues fue un hombre que luchó, de manera especial, por los derechos de los escritores porque los tuvo cerca, pero también defendió otros gremios y personas que se lo pidieron”.
Uno de los libros que fueron tomados como referencia tanto para que los actores invitados leyeran algunas de sus partes, como para que los comentaristas señalaran los aportes literarios de Víctor Hugo Rascón Banda, fue Volver a Santa Rosa, el cual contiene 13 cuentos que reflejan la forma de vida de ese poblado.
Eduardo Casar señaló que dicha publicación es una obra difícil de clasificar genéricamente, “es un libro completo que los expertos en hermenéutica definen con ese dominio del lenguaje que poseen como ‘una chulada de libro’, ya que podría ser una novela por la presencia constante de algunos personajes y del narrador.
”Lo que hace diferente a sus narraciones es el tono con que nos presenta una historia, esa es una capacidad necesaria incluso en las relaciones de pareja, pues decir las cosas de un modo u otro puede cambiar nuestras vidas. Cuando Víctor Hugo salió de su pueblo natal su padre le dijo: ‘ten valor mijo’ y su madre: ‘escribe’. Él le hizo caso a los dos. Esta es una manera de acercamos a la obra de un dramaturgo y escritor complejo en su temática, profundo en la visión de los hechos pero sobre todo, que fue una gran persona, un gran amigo que hoy festejamos de manera tan alegre”, concluyó Eduardo Casar.
Fuente: Conaculta