Hispanos e inmigrantes salieron el martes a las calles de Los Ángeles para apoyar a la comunidad en Ferguson, Missouri, que está enojada porque un jurado decidió no acusar a un policía blanco por la muerte de un joven negro.
La niña Ayelén González Rosas, de 3 años, marchó varias cuadras sobre el bulevar Martin Luther King. Iba de la mano de su madre, Claudia Vera, quien le estaba enseñando a levantar el brazo haciendo un puño.
“Ella todavía no entiende pero de todos modos le quiero enseñar que cuando ocurren cosas como estas, tenemos que tomar medidas, no sólo aceptar lo que nos dicen”, dijo la mexicana de 34 años. “Estoy aquí para protestar por la injusticia que se ha cometido. Necesitamos cambiar el sistema que está matando a nuestros jóvenes negros y latinos”.
Muchos hispanos se identifican con los afroamericanos porque dicen haber sido discriminados y abusado por las autoridades, especialmente por la policía. En ambas comunidades existe la percepción de que la policía los detiene más, sin motivo aparente, sólo por el color de su piel o su apariencia. A la vez, muchos hispanos y negros viven en las mismas comunidades, que muchas veces son para personas de bajos recursos.
La marcha concentró a más de 100 personas, la mayoría jóvenes negros y blancos, que portaron carteles como “Todas las vidas son importantes” y corearon consignas como “¡No disparen, manos arriba!” y “¡Sin justicia, no hay paz. No policías racistas!”. Las protestas comenzaron después de que un jurado de investigación resolvió el lunes en la noche que no había motivos para acusar al policía Darren Wilson por la muerte de Mike Brown, de 18 años.
La decisión enfureció a los manifestantes de Ferguson, que incendiaron coches y edificios y saquearon negocios en la zona donde el joven desarmado falleció en agosto. También hubo manifestaciones en otros lugares.
En Los Ángeles, el inmigrante Jorge Gutiérrez, de 30 años, dijo que participaba en la protesta porque los desafíos raciales de los negros eran similares a los de los inmigrantes hispanos.
“Exigimos justicia para los negros y latinos y para toda la gente que está siendo deportada y encarcelada y abusada”, manifestó Gutiérrez. “Es importante estar aquí, tomar las calles”.
Organizaciones pro inmigrantes también se solidarizaron con la comunidad negra.
“Nuestras familias, desde Arizona a Alabama, han enfrentado un sistema que criminaliza a nuestras madres y padres por el color de su piel, o el idioma que hablan, y como jóvenes inmigrantes apoyamos a la comunidad de Ferguson para decir `suficiente'”, expresó Felipe Sousa-Rodríguez, uno de los vicedirectores de United We Dream, que apoya a inmigrantes.
Por su parte, Marielena Hincapié, directora del Centro Nacional para Leyes Migratorias, pidió una evaluación a un sistema que “permite a la policía tomar la vida de personas como Mike Brown o a alguaciles locales categorizar racialmente a inmigrantes para colocarlos en procesos de deportación, o a agentes de la Patrulla Fronteriza matar a individuos desarmados sin rendir cuentas”.
Otros hispanos expresaron temor de que la decisión de no acusar a Wilson pueda provocar un problema racial en todo el país y darle impunidad a los agentes del orden frente a las minorías, incluyendo la latina, y manifestaron su solidaridad con la comunidad negra.
“Me parece que la policía tiene impunidad. Este país habla que es un país de leyes, pero cuando tienen que aplicarlas para nosotros pareciera que no (lo es)”, dijo María Bilbao, una argentina de 57 años que llegó a Estados Unidos en 2001 y no cuenta con permiso de residencia.
Sin embargo, no todos los hispanos expresaron temor por las repercusiones que pudiera tener el fallo en su comunidad. Algunos incluso dijeron que para ellos no tendría efectos.
El peruano Artidoro Mesones, un jubilado de 80 años que llegó al país en 1959, señaló que no teme que la policía pueda endurecer su proceder con los hispanos o detenerlos sin motivo aparente. “Si seguimos las reglas no. Jamás he tenido un problema con la policía acá en 54 años”, expresó.
Fuente: AP