Hallan altos niveles de benceno en aguas residuales del fracking

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La presencia de benceno en las aguas residuales del fracking en 700 veces más altos de lo que los estándares federales lo permiten, ha resultado alarmante en torno a los potenciales peligros que representaría para la salud pública, advierte Los Ángeles Times en una reportaje basada en investigaciones oficiales

Con la esperanza de entender mejor los efectos que tiene el fracking para la extracción del petróleo en la salud, en el 2013, el estado le ordenó a las compañías petroleras que examinaran las aguas residuales, cargadas de químicos, extraídas de los pozos.

Los datos seleccionados del primer año de dichos análisis arrojaron significativas concentraciones de benceno, un cancerígeno, en lo que se conoce como “fluido de reflujo”. En algunos casos, el líquido residual del fracking, el cual con frecuencia vuelve a ser inyectado a las aguas subterráneas, contenía niveles de benceno mil veces mayores de lo que el estado y las dependencias federales consideran que es seguro.

Los resultados de los análisis de cientos de pozos mostraron, en promedio, niveles de benceno 700 veces más altos de lo que los estándares federales lo permiten, de acuerdo a un análisis del Times de los datos arrojados por el estado.

La presencia de benceno en las aguas residuales del fracking ha resultado alarmante en torno a los potenciales peligros que representaría para la salud pública, al mismo tiempo que los reguladores estatales del gas y el petróleo han admitido que por años California, inadvertidamente, le permitió a las compañías inyectar reflujo del fracking hacia los mantos acuíferos bajo protección que contienen agua potable.

La Agencia federal para la Protección del Medio Ambiente (EPA) dijo que los errores cometidos por el estado eran “alarmantes”. El director regional de la agencia dijo que el programa de inyección de aguas residuales de los campos petroleros de California ha sido mal dirigido y no se apega a la Ley federal del Agua Potable y Segura.

Este descubrimiento agrega un rubro de urgencia a la creciente lista de problemas en la División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales del estado, la cual regula a la industria del gas y el petróleo.

Los funcionarios estatales atribuyen los errores de la agencia a un caótico manejo de archivos y una recopilación anticuada de datos. Y enfatizan que en las pruebas preliminares de nueve pozos de agua potable no se encontró benceno u otros contaminantes.

“El problema viene de raíz y es muy serio”, dijo Steven Bohlen, quien tomó las riendas de la problemática División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales hace siete meses.

El Times revisó los resultados de análisis reportados por la misma agencia que los operadores de pozos de petróleo entregaron al estado por primera vez en el 2014, en apego a las nuevas regulaciones del fracking que los legisladores aprobaron en el 2013. La ley les exige a los operadores de pozos hacer uso de las llamadas técnicas de estimulación tales como el fracking, inyección de vapor y la acidificación para reportar resultados de análisis del agua a una base de datos en línea. Esto se vino a dar como resultado de los temores en torno a los riesgos de salud  que trae consigo el uso de químicos en el fracking, una técnica en la que se inyecta una lechada de químicos en el subsuelo para abrir los depósitos de gas y petróleo.

Los datos en bruto, compilados por el Centro para la Diversidad Biológica, mostraron que un 98 por ciento de las muestras de aguas residuales tomadas de 329 pozos petroleros fracturados excedían las concentraciones de benceno permitidas por los estándares de calidad del agua del estado.

Los datos revelaron públicamente, por primera vez, los componentes de los fluidos para la producción del petróleo que las compañías desechan al pompearlos hacia los pozos subterráneos de desechos. Estos pozos ahora están sujetos a una revisión federal y estatal: La División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales del estado recientemente admitió que por décadas había errado al permitirle a las compañías petroleras desechar aguas residuales de la perforación a más de 170 pozos de desechos que fueron perforados en mantos acuíferos que contenían agua calificada como limpia por la ley federal.

La EPA sostiene que otros 279 pozos adicionales de desechos fueron perforados en mantos acuíferos que contenían agua que podía ser tratada para su consumo. Un adicional de 48 pozos de desechos se les permitió descargar sus residuos en mantos acuíferos que no habían recibido ningún tipo de clasificación de calidad, según los reguladores federales.

Se exige legalmente que los pozos de desechos estén situados en mantos acuíferos que contienen agua que está demasiado contaminada, por lo que no puede ser utilizada para el consumo humano o la agricultura.

Sin embargo, los datos que las compañías petroleras reportaron a los reguladores estatales probablemente no dan cuenta de la extensión total del benceno presente en el reflujo del fracking. Muchos operadores no cumplieron con los requisitos para hacer sus reportes. Y por lo menos 150 de estos reportaron algunos resultados pero ninguno de ellos hizo los análisis apropiados o no entregaron ningún tipo de información en torno a las concentraciones de benceno y una serie de otros tantos contaminantes peligrosos.

Los pozos petroleros de California por lo regular producen 10 o más galones de agua por cada galón de petróleo que es extraído del subsuelo. Los operadores desechan agua residual de la perforación ya sea inyectándola en un pozo de desechos o tirándola en un dique.

Bohlen dijo que las labores para determinar la extensión de la ubicación potencialmente ilegal de los pozos de desechos se han visto obstaculizadas por una desorganización que la agencia sufre en el manejo de sus archivos. Muchos archivos de la División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales, incluyendo documentos que arrojarían algo de información sobre dónde los pozos de desechos están operando, existen únicamente en papel, y cada oficina de distrito en el estado los organiza de manera diferente, dijo.

Jared Blumenfeld, administrador regional de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos, tuvo sus dudas al querer decir que el sistema de archivos del estado no funcionaba “debido a que no existe ningún tipo de sistema”.

Hollin Kretzmann, un abogado del Centro para la Diversidad Biológica, la cual monitorea el programa de inyección, dijo que la situación es “un desastre. La información sobre los mantos acuíferos es un completo desorden. Están intentando de remendarlo todos junto —en algunos casos han pasado décadas desde que este tipo de inyecciones comenzaron”.

La EPA tiene la autoridad para administrar las leyes federales del agua, pero un acuerdo de 1983 le dio a California la responsabilidad de monitorear la calidad del agua de su programa de pozos de inyección.

Al estado se le exige presentar reportes periódicamente a la EPA, pero la dependencia federal se ha quejado por mucho tiempo que los documentos son entregados demasiado tarde y llegan incompletos.

Una auditoría en el 2011 sacó a la luz una amplia serie de problemas sistemáticos y la EPA concluyó que la División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales había perdido el control de su sistema de pozos de inyección.

El reporte hacía mención de ciertas inquietudes, en las que se incluía el entrenamiento de los inspectores, la frecuencia con que se hacían las inspecciones y la falta de claridad sobre la ubicación de los recursos de agua potable. Bohlen dijo que algunos de los problemas ya han sido atendidos.

Dichos problemas son aún más severos debido a que los operadores petroleros están dando a conocer el contenido de los desechos y ahora las autoridades entienden mejor dónde estos van a parar.

En diciembre, la EPA le dio a la División del Petróleo, Gas y Recursos Geotermales un plazo que se cumplió la semana pasada para entregar un plan para salvaguardar el agua potable y dos años para que éste fuera implementado. El gobierno federal tiene la autoridad de revocarle a California el derecho al manejo del agua asociado a los operativos de gas y petróleo del estado. En una conferencia telefónica con los reporteros el lunes, Bohlen dio a conocer el plan y dijo que “nos estamos enfocando en las soluciones”.

Blumenfeld dijo que la EPA ha destinado 500 mil dólares para ayudar a California a establecer un punto estándar para la calidad del agua.

Grupos ambientalistas y algunos defensores de la salud pública están haciendo un llamado a las autoridades para que se haga un análisis de todos los mantos acuíferos afectados.

El benceno por lo regular es parte de un coctel químico —junto con arena y grandes cantidades de agua— que es inyectado en las formaciones rocosas de los depósitos petroleros, esto con el fin de romper las fisuras en el subsuelo para extraer el  gas y el petróleo. El benceno también se produce de manera natural en algunas áreas y podría dar cuenta de su presencia en las aguas residuales de los campos petroleros.

Sin importar cuál sea la fuente, el benceno es potencialmente peligroso para los humanos, según los expertos.

Timothy Krantz, un profesor de estudios ambientales de la Universidad de Redlands, dijo que cuando él vio por primera vez los niveles de benceno en los resultados de los análisis pensó que había un error en el reporte. “Son números excesivos”, dijo.

El fracking y otras técnicas de estimulación de pozos se han convertido en temas muy controvertidos en las comunidades de todo el país. Algunas ciudades han prohibido la práctica por completo, y otras han impuesto moratorias hasta que no haya más información sobre los efectos en la calidad y cantidad del agua y si estas inyecciones de alta presión estimulan cierta actividad sísmica de baja escala.

La industria dice que el fracking es seguro y que hay muy poca evidencia que apunte a que los suministros del agua potable hayan resultado contaminados.

Rock Zierman, jefe ejecutivo de la Asociación Petrolera Independiente de California, dijo que el asunto en torno al deshecho de fluidos residuales en los mantos acuíferos bajo protección de California es una cuestión de discrepancia sobre cuáles mantos acuíferos el estado y la EPA consideran que son apropiados para los pozos de desechos.

Zierman dijo que él se siente confiado de que las áreas donde los pozos de desechos en disputa están operando serán reclasificadas como aceptables.

Fuente: Los Ángeles Times

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