Los grupos de rastreadoras de cadáveres Nuestros Tesoros Perdidos y Una Luz de Esperanza han localizado durante los últimos seis días un total de 26 cuerpos humanos en fosas clandestinas ubicadas en las comunidades Miravalles y Palmillas, en la zona rural del municipio de Mazatlán.
El vicefiscal para la región sur del estado, Cruz Alejandro Flores Salazar, dio a conocer que los días 6, 7 y 8 de marzo, mediante el trabajo de personas que buscan a sus familiares desaparecidos, se extrajeron 18 cuerpos de fosas ilegales en Miravalles y Palmillas.
Para identificar a los restos, solicitó a personas con familiares desaparecidos o privados de la libertad que se practiquen pruebas genéticas, y de ser compatibles con los cadáveres, se les entregarán, comentó.
La agrupación Nuestros Tesoros Perdidos volvió a Miravalles el lunes pasado, con vigilancia de efectivos de la Policía Estatal Preventiva, y localizó otros cinco cuerpos, cuatro de ellos en un camino de terracería que conduce a la población rural El Tecomate de Siqueros. A continuación, notificó a la Vicefiscalía de Justicia para el sur de Sinaloa, para que peritos levantaran los despojos y los trasladaran al Servicio Médico Forense.
Ayer, las rastreadoras acudieron con picos y palas al poblado Palmillas, donde excavaron y ubicaron otros tres restos humanos a unos metros de las fosas donde durante la semana anterior descubrieron cadáveres, y advirtieron que en el lugar podría haber más personas muertas. Por ello, Nuestros Tesoros Perdidos pidió a la vicefiscalía que le proporcionaran una retroexcavadora para abrir las fosas clandestinas del lugar.
Oscar Loza Ochoa, presidente de la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos, explicó que Sinaloa y en general todo México se han convertido en una gran fosa común, como lo demuestran los hallazgos de personas enterradas masivamente en los municipios sinaloenses de Mazatlán, Los Mochis y Culiacán.
El activista consideró que ante el alto número de fosas clandestinas donde se están encontrando los cuerpos de personas desaparecidas, la población se halla “pasmada ante situaciones horribles para las que no está preparada psicológicamente” y no tiene recursos para realizar excavaciones por las cuales halle a sus muertos.
Fuente: La Jornada